Kristin Tennebø Holslag llegó a España hace 17 años. De pequeña, sus padres le llevaban a la Península de vacaciones y se enamoró tanto del país que decidió estudiar español en Noruega. “Siempre ha sido mi ilusión vivir aquí”. A sus 36 años está casada y tiene tres hijos de nacionalidad española. Su mayor temor ahora es que no aprendan bien el castellano: “Mi filosofía es que si estamos en este país vamos a entregarnos a aprender el idioma”, mantiene en una entrevista con EL ESPAÑOL.
Kristin se ha movilizado contra el nuevo decreto educativo impulsado por el consejero de Educación, Vicent Marzà, desde febrero. Con el nuevo Programa Plurilingüe Dinámico (PPD) puesto en marcha por el gobierno de Ximo Puig, su hija, a punto de entrar en la escuela infantil, daría tan sólo cuatro horas de castellano durante toda la semana. "Mi hija habla poco y si sólo se le va a dar clase en valenciano no va a aprender bien el castellano", se queja.
Esta madre afincada en Alfàs del Pi (Alicante) forma parte de Idioma y Educación y Hablamos Español, dos asociaciones en defensa del español en la educación e instituciones públicas.
Tres colegios públicos, todos en valenciano
Kristin vive con su marido, holandés de nacimiento, y sus tres hijos, Dani (8 años) Lucas (6) y Malin (2), en uno de los municipios más multiculturales de España. En el pueblo de Alfàs del Pi hay tres colegios públicos y en todos se aplicará el nivel Avanzado 1 del nuevo plan educativo, a través del cual la mayoría de las clases serán en valenciano. “Mi hija, por ejemplo, va a entrar en Infantil. Cursará 21 horas a la semana en valenciano y 4 en castellano. Esto no es plurilingüismo, es una imposición.”
Para sortear la nueva ley, otros padres han optado por matricular a sus descendientes en uno de los cuatro colegios privados que hay en Alfàs del Pi. Sin embargo, Kristin ni quiere ni puede permitirse llevar a sus vástagos a una escuela privada. “Quiero que vayan a un colegio en español, pero es que tampoco podría pagar un colegio privado para mis tres hijos. Me costaría mi nómina entera”.
Problemas para ayudar a sus hijos
El conflicto con el idioma traspasa esas aulas. Kristin asegura que su hijo mayor, que empezará el próximo mes de septiembre 4º de primaria, ya da un 44% de sus clases en lengua valenciana, a pesar de estar matriculado en castellano. “Una de las asignaturas troncales, ciencias naturales, ya la dan en valenciano”, añade.
No poder estudiar en lengua española se convierte en un problema a la hora de ayudar al aprendizaje en casa: “Un día le pregunté a mi hijo mayor cómo se decía hígado en castellano y me contestó fetge, que es su significado en valenciano. Nunca lo va a aprender en español y eso no es algo que se enseñe fuera del aula. Ningún padre va y le dice a su hijo: vamos a hacer un repaso de los órganos y de los huesos”.
La movilización de Kristin en defensa de la enseñanza en español empezó tras aprobarse el decreto el 27 de enero. “Quiero que aprendan bien el español, pero también que sepan valenciano, que también es importante. Lo que no pueden hacer es quitarnos el derecho a elegir", reflexiona.
Un sistema basado en el de Finlandia
El consejero de Educación valenciano ha asegurado en varias ocasiones que la nueva normativa se ha elaborado estudiando otros modelos como el de Finlandia, país al que viajó junto con Puig, para "aprender" de su sistema educativo.
Kristin asegura categóricamente que el consejero miente. “No ha aplicado nada de lo que tiene que ver con Finlandia. Allí sí tienen el derecho de elegir entre las dos lenguas oficiales: el sueco y finés”.
En su país de origen también hay dos lenguas oficiales, el noruego y el saami, una lengua de Laponia que sólo la habla menos de un 1% de la población. “Este nuevo decreto sería igual que imponer en mi país la lengua saami y no dejar estudiar en noruego”, compara Kristin.
Un decreto suspendido por la justicia
El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana tumbó el decreto de Marzà el pasado 24 de mayo al considerar que podía producir “graves daños y perjuicios de reparación imposible o difícil para los intereses y derechos” de los estudiantes.
La consejería de Educación ya ha recurrido la suspensión. En el colegio al que van los hijos de Kristin seguirán con el nuevo sistema de plurilingüismo hasta que no haya una resolución final. La indignación de esta madre se extiende entre los demás padres de alumnos que, según Kristin, “están flipando". Además, esta madre adelantar que para el curso que viene no habrá ningún matriculado de países escandinavos en el colegio al que lleva a sus hijos.
Su deseo ahora es sólo que se restablezca el decreto anterior. “Estoy desesperada, si los propios políticos no respetan la ley o la justicia, ¿qué ejemplo está dando a todos los ciudadanos?”. De momento, ya ha pedido que matriculen a su hija en la línea en castellano y hacer caso omiso al nuevo decreto.