El pacto en CLM acerca más a Sánchez e Iglesias y aísla a Susana Díaz en el PSOE
El líder socialista y el jefe de Podemos se reúnen este lunes en el Congreso para estrechar su colaboración.
17 julio, 2017 03:26Noticias relacionadas
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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se reúnen este lunes en el Congreso de los Diputados en un clima de colaboración sin precedentes. Fuentes de la dirección socialista han explicado a este diario que el objetivo de la reunión es "abordar la declaración de Barcelona, la corrupción del PP y medidas sociales para rescatar a los jóvenes, una renta mínima para mayores de 50 y la subida salarial". No obstante, el encuentro viene marcado por un hecho concreto que puede marcar un punto de inflexión en las relación entre ambos partidos.
De hecho, el acuerdo entre PSOE y Podemos para construir un gobierno conjunto en Castilla-La Mancha abona el terreno para un mayor entendimiento en otras comunidades autónomas y, de paso, aísla la estrategia de Susana Díaz, que ve cómo uno de los barones más cercanos a ella se alinea en las tesis del sanchismo y se queda sola en su acuerdo con Ciudadanos.
Durante su última reunión, Sánchez e Iglesias acordaron crear unos equipos de negociadores que se empezarían a reunir de forma periódica para explorar políticas conjuntas y, en último término, intentar derrocar a Mariano Rajoy. La promesa era iniciar esos trabajos en julio. Dicho y hecho. Este lunes se produce la primera reunión entre PSOE y Podemos, pero la novedad es que sus máximos dirigentes acudirán al encuentro.
Irene Montero y Margarita Robles acordaron y anunciaron la fecha de la primera reunión de los equipos del PSOE y Unidos Podemos el pasado viernes. Solo unas horas después de que se conociera que en Castilla-La Mancha los barones Emilano García-Page y José García Molina habían llegado a un acuerdo para que Podemos entrase a formar parte del ejecutivo regional junto al PSOE.
Un pacto que todos negaban
Este acuerdo, que ahora tienen que refrendar las bases del partido morado, fue impulsado por el propio Sánchez y ya ha sido defendido por Iglesias frente a las críticas al mismo del sector de Podemos más a la izquierda. Tanto desde el PSOE como desde Podemos se han afanado por negar que el pacto en Castilla-La Mancha sea una suerte de campo de pruebas extensible a otras comunidades. Insisten en que se trata de un caso aislado y no de un ensayo para caminar hacia La Moncloa juntos.
Sin embargo, los números y la oportunidad política mandan. Y hay otras regiones como Asturias, Aragón o Extremadura donde existen opciones para pactos similares. A priori, los barones socialistas como Javier Lambán y Guillermo Fernández-Vara abominan de llegar a este tipo de acuerdos de gobierno con Podemos. Pero también abominaba Page y ahora gobernará con los morados.
En el caso de Podemos, también hay una clara rectificación. Iglesias había definido una estrategia política que negaba taxativamente la opción de ejecutivos comunes con el PSOE -de ahí el enfado de los anticapitalistas, socios de Iglesias en Vistalegre II-, pero aquí está ya el caso de Castilla-La Mancha.
Sánchez e Iglesias... ¿y Susana Díaz?
Pese a todas esas posiciones previas que parecían inamovibles, lo cierto es que el clima de entendimiento entre Sánchez e Iglesias crece y crece hasta el punto de este sorpresivo acuerdo en Castilla-La Mancha. Es pronto para saber si lo mismo ocurrirá en el Congreso de los Diputados para articular una moción de censura contra Rajoy. Pero desde el punto de vista estratégico hay una evidencia: la soledad de Susana Díaz.
Los susanistas miran con resignación el nuevo rumbo del PSOE. Pusieron sus líneas rojas en el tema de Cataluña, sí, pero no tienen mucha capacidad de maniobra. Hasta la secretaria provincial del PSOE en Sevilla, Verónica Pérez, decía este viernes que la decisión de Page era "correcta y adecuada". Pura resignación.
Frente a la tónica de todo el PSOE, Susana Díaz sigue gobernando gracias a Ciudadanos y no le pasa por la cabeza acercarse a Podemos. Curiosamente su archirrival de los morados en Andalucía, Teresa Rodríguez, coincide en oponerse -y lo dice claramente- al pacto en Castilla-La Mancha. Pero a ambas les ocurre lo mismo: están en franca minoría y tienen que soportar lo que deciden las direcciones nacionales de sus partidos.