El pasado 18 de abril se conoció que Mariano Rajoy deberá declarar como testigo en el caso Gürtel. Con su declaración del próximo miércoles se convertirá en el primer presidente en la historia de España en tener que testificar ante un juez. El Partido Popular intentó sin éxito que declarara por plasma. El vicesecretario general de Organización, Fernando Martínez Maíllo, dice ahora que la declaración de Rajoy está "dentro de la normalidad democrática". "No es el único caso en Europa en el que un presidente del Gobierno va a declarar a un tribunal".
Sin embargo, los altos cargos europeos que han tenido que testificar ante un juez vieron el declive de su carrera política. EL ESPAÑOL recopila la lista de presidentes europeos que truncaron su carrera tras tener que declarar ante un juez.
Fillon, el caso más reciente
El caso más reciente ocurrió en Francia. El líder del partido Los Republicanos hasta el pasado mes de junio, François Fillon, lideraba la carrera al Palacio del Elíseo con un 32% de los apoyos en las encuestas antes de estallar el Penelopegate. En enero se filtró que pagó 831.000 euros a su mujer como asesora parlamentaria entre 1998 y 2013 -sus años como diputado-, además de contratar a sus dos hijos.
A pesar de ser legal contratar a familiares, los sueldos que cobraron duplicaban la media de ingresos de un asistente parlamentario. No sólo eso, también sobrepasaban el 50% de las asignaciones a un parlamentario para colaboradores, lo cual sí incumplía la ley. Fillon fue imputado el 14 de marzo de este año y tuvo que declarar al día siguiente.
El líder conservador no dimitió, pero el electorado le castigó en junio dejando a Los Republicanos fuera de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales por primera vez en la Quinta República. Fillon, con un 20% de los votos, admitió su fracaso y decidió no concurrir a las elecciones al Parlamento. Eso marcó su declive político. Ahora no es ni diputado.
Sarkozy y Chirac, también tocados
El caso de Fillon no es el único en Francia en el que un expresidente fue denostado tras declarar. Nicolas Sarkozy pasó 15 horas en detención provisional en 2014, siendo el primer expresidente de la Quinta República que tuvo que declarar en condición de detenido. Tras su testimonio fue imputado por corrupción activa, tráfico de influencias y violación del secreto de instrucción.
Intentó volver a la primera línea política con su candidatura al liderazgo de Los Republicanos. Sin embargo, en febrero de 2016 volvió a ser imputado tras 11 horas de interrogatorio por la presunta financiación ilegal de su campaña en 2012. El 20 de noviembre del año pasado los votantes conservadores le castigaron, dejándole en última posición en las primarias con tan sólo un 23,7% de apoyo, 20 puntos menos que un Fillon por entonces en la cresta de la ola, meses antes de ser acusado. Sarkozy fue citado en febrero a declarar por el caso de financiación irregular, por lo que se volverá a sentar en el banquillo.
Los escándalos de corrupción también acabaron con la imagen del expresidente Jacques Chirac. En 2001, durante su etapa presidencial, se libró de testificar ante el juez por los casos de corrupción que protagonizó durante su periodo como alcalde de París amparándose en su inmunidad como presidente de la República. Diez años después, ya retirado de la vida política, fue condenado a dos años de cárcel tras confirmarse que ayudó a crear empleos ficticios para la financiación ilegal de su partido en los 90. Chirac ni declaró ni entró en la cárcel alegando motivos de salud, pero su trayectoria política quedó manchada para siempre. Desde entonces no ha vuelto a ocupar ningún cargo.
Kohl, el líder denostado por su partido
La "normalidad democrática" de la que habló Fernández Maíllo acabó también con la carrera política del expresidente de Alemania, Christian Wulff, y ennegreció el pasado político del líder de la reunificación alemana, Helmut Kohl.
Wulff dimitió en 2012 por un caso de tráfico de influencias. Un año después, por primera vez en la historia de Alemania, un expresidente de la República Federal comparecía ante un juez. En 2014 le declararon inocente de todos los cargos, pero por entonces ya era un cadáver político. Wulff trabaja ahora como abogado en el sector privado, alejado de los focos de la política alemana.
El canciller que consiguió la unidad de Europa, el recientemente fallecido Helmut Kohl, también tuvo que declarar ante el juez. En 1999, tan solo un año después de dejar el Gobierno, admitió que aceptó donaciones de hasta dos millones de marcos entre 1993 y 1998. En el año 2000 Kohl compareció ante la comisión parlamentaria y Merkel acabó con su carrera con una columna en el Frankfurter Allgemeine pidiendo a su partido “emanciparse del patriarca”. Cinco años después se sentó ante un juez como testigo en el proceso contra el que fue su secretario de Estado de Defensa, Ludwig-Holger Pfahls, que estaba acusado de soborno y evasión fiscal, y considerado una pieza clave en la financiación ilegal del CDU.
Sólo el primer ministro de Malta salió indemne
Otro destacado político que vio truncada su carrera tras declarar ante un juez fue el exprimer ministro irlandés, Bertie Ahern. Bajo su mandato consiguió finalizar el proceso de paz que acabó con el grupo terrorista IRA en Irlanda del Norte. En 2006 y 2007 tuvo que declarar ante un juez anticorrupción por haber aceptado dinero de empresarios en los años 90. A pesar de salir reelegido, al año siguiente se vio forzado a dimitir como primer ministro acuciado por la corrupción.
En 2012 el juez absolvió a Ahern al no poder probar que recibiera dinero a cambio de favores políticos, pero le acusó de no decir la verdad sobre la procedencia de los 60.000 euros de empresarios que el irlandés había admitido recibir entre 1993 y 1994. Antes de ser expulsado, dimitió como presidente y abandonó su partido, el Fianna Fáil.
Quizá Maíllo se refería a la experiencia de Joseph Muscat, el primer ministro de Malta que tuvo que declarar como testigo el pasado mes de abril por el supuesto vínculo de su mujer con una empresa offshore que aparecía en los Papeles de Panamá. Muscat es el único político que ha reforzado su poder tras declarar ante un juez. Este año convocó elecciones anticipadas y ganó en junio, reeditando su mandato de 2013.
Rajoy no será el primer presidente europeo que tenga que declarar ante un juez, pero los que lo hicieron antes se enfrentaron a su declive político. Está por ver cómo afecta al presidente español su testimonio, si corre la suerte del francés Fillon o la del maltés Muscat.