Manuela Carmena se aferró al PSOE consciente de que sin su apoyo no podría derribar la vieja Operación Chamartín, mucho más gruesa y rentable para el BBVA que la recién aprobada. Con el voto a favor del socialismo, la izquierda celebró en Cibeles "el fin del pelotazo urbanístico". Salvado el obstáculo, el Gobierno de Ahora Madrid abandonó a su socio para casi todo y no le informó de los avances.
Según ha sabido este periódico, el acuerdo suscrito fue "una sorpresa" en el seno del grupo municipal socialista. Del todo a la nada. De condicionar los planos de la operación urbanística más importante de Europa a ser ninguneado. "Después de haber anulado el viejo Chamartín ya no éramos necesarios. Se nos puso al corriente de las dos primeras reuniones, luego no volvimos a saber nada", relatan fuentes socialistas.
Acuerdo PP-Ahora Madrid
A partir de ahí, Carmena se sentó a la mesa con el ministerio de Fomento y la empresa constructora. Hubo altibajos, pero el resultado se tornó satisfactorio a finales de la semana pasada. A lo largo del proceso, según explican varios concejales, se requirió información al Gobierno tanto en público como en privado, siempre con la misma respuesta: "El tema se ha estancado". Y de repente, el acuerdo.
A pesar del golpe bajo, la portavoz del PSOE, Purificación Causapié, no aireó lo sucedido tras la presentación del proyecto. Una muestra de la fractura que sufre su grupo, dividido entre los concejales que critican la gestión de Carmena y aquellos que se muestran complacientes.
Un "agradecimiento especial"
Es más, la regidora tuvo un "agradecimiento especial" para el PSOE en su discurso. "Hombre, es que lo tenía que hacer. Si no llega a ser por nosotros...", narra un concejal socialista crítico con Ahora Madrid.
Dos factores pueden haber influido en esta ruptura. El primero, y el más notable, es la tensa relación que mantiene el delegado de Urbanismo, José Manuel Calvo, con la edil del PSOE al frente de esta disciplina: Mercedes González. En el último pleno, el primero ironizaba sobre la segunda: "A usted deberíamos darle la medalla a la revolucionaria del año". Hay concejales que perciben una causa más pragmática: "Ya no les hacíamos falta y una negociación a tres bandas es mucho más fácil que a cuatro". Curiosamente, la mesa ha unido a PP -Fomento- con Carmena, dejando de lado al PSOE.
La 'vendeta' que podría cobrarse el PSOE
Los socialistas, si quisieran, podrían poner un alto precio a la traición. Los cambios en el Plan de Ordenación Urbana y otros tantos trámites volverán a llevar la Operación Chamartín al pleno del Ayuntamiento de Madrid. "Vamos a exigir", reta uno de los concejales críticos.
En un eterno retorno, el acuerdo podría convertirse en papel mojado, como lo ha venido siendo hasta ahora, y enquistar una vez más todo lo que tiene que ver con el desarrollo norte de la ciudad.
Carmena tendrá el control del proyecto, pero a cambio deberá afrontar gastos que en un primer momento se ofreció a cubrir DCN, la mayoría relacionados con nudos viarios e infraestructuras. El desembolso de las arcas públicas será mucho mayor de lo que consensuó Ana Botella. La actual alcaldesa, de momento, ha logrado que el boceto lleve su sello: un 20% menos de edificabilidad, prioridad para el peatón, la bicicleta y el transporte público, y un 37% de viviendas de protección oficial. Si quiere mantener ese dominio sobre la evolución de Chamartín, deberá remar de la mano del PSOE.