Dos cifras marcarán la negociación entre el Gobierno y el PNV. Por un lado, están las 34 transferencias que reclama el Ejecutivo vasco. Y, por otro, están los 200 presos de ETA que también estarán sobre la mesa. La reunión secreta entre Mariano Rajoy e Íñigo Urkullu de hace unos días ha sido el pistoletazo de salida para un diálogo que comenzará después de las vacaciones de verano.
Esta semana la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, habló con el consejero vasco de Gobernanza Pública y Autogobierno, Josu Erkoreka. Ambos se emplazaron a iniciar en septiembre las negociaciones sobre las transferencias pendientes de traspaso al País Vasco. El Gobierno de Urkullu y su partido, el PNV, socio de referencia del PP en el Congreso, incluye entre sus reinvindicaciones la búsqueda de una solución para los más de 200 presos etarras que están en cárceles de toda España.
¿El final de la dispersión?
No por casualidad, el lehendakari, Íñigo Urkullu, remitió una carta a Rajoy días antes de reunirse en la que, entre otras cosas, reclamaba que haya una solución para los presos de ETA. Una petición que justifica porque ellos y sus familias "también tienen sus derechos", como ha expresado el propio Urkullu en varias entrevistas.
EL ESPAÑOL ya publicó el pasado marzo que el Gobierno y el PNV se planteaban pactar el traslado de presos de ETA a cárceles vascas. En las mismas fechas trascendió que había una oferta del Ejecutivo de Urkullu al Gobierno para un acercamiento de reclusos a cárceles que no estén a más de 250 kilómetros del País Vasco. En todo caso, el final de la política de dispersión de los reclusos de la banda terrorista ya no es un obstáculo insalvable. Pero, eso sí, parece evidente que el final de la dispersión no será posible hasta que la propia ETA no anuncie su desaparición definitiva.
Las 34 transferencias, primer paso
Las relaciones entre los gobiernos vasco y central pasan por sus mejores momentos en muchos años. El apoyo del PNV a los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso se acordó al mismo tiempo que el desbloqueo del Cupo vasco. Un intercambio de cromos que allana el camino para más acuerdos en el futuro.
Tanto el citado Erkoreka como el portavoz parlamentario del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, mantienen buenas relaciones con el PP y, en especial, con Soraya Sáenz de Santamaría. En la reunión secreta de Urkullu y Rajoy se habló sobre todo de las competencias que recoge el Estatuto de Gernika y que todavía no se han transferido.
En su acuerdo de investidura en el País Vasco, el propio PNV y el PSE fijaron 34 competencias pendientes. De ellas, las principales son, como ya ha informado este diario, las relativas a Prisiones y a la Seguridad Social. Los socialistas vascos aseguran que su propuesta no supone romper la caja única de las pensiones. Una parte del PNV quiere ir más allá y crear un sistema propio de pensiones. Y el Gobierno, a priori contrario a ceder en esta materia, dice por ahora que habrá que esperar a las negociaciones de septiembre. La negociación no será fácil.