El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, considera que una eventual orden para que los cuerpos policiales retiren las urnas el 1-O sería "un inmenso error", por lo que defiende que es un supuesto impensable.
"No pueden retirar más de 6.000 urnas. Vaya, si lo hicieran, ese día sería fiesta mayor para los delincuentes porque tendrían que destinar a todos los policías a retirar urnas y no a vigilar el tráfico ni a prevenir el delito", ha argumentado en una entrevista a El Punt Avui.
Sobre si se podrá votar en Barcelona dado que la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, ha expresado que no pondrá en riesgo a los funcionarios permitiendo el referéndum en dependencias municipales, Puigdemont ha expuesto que se está buscando una solución.
"Si un ayuntamiento directamente no puede ponerse ante la solución, pero acepta no formar parte del problema, hay un margen para trabajar", ha argumentado, y ha añadido que el deber del Govern es garantizar que se pueda votar.
"Hay unas lecturas que no son correctas, decir que ya definitivamente en Barcelona no se podrá votar. He leído a dirigentes del Ayuntamiento de Barcelona que tienen ganas de ir a votar, por lo tanto, veo muy difícil que toda esta voluntad no se pueda concretar con una solución práctica", afirma.
"Nueva legalidad"
El presidente catalán estima que el Tribunal Constitucional (TC) no puede suspender la Ley del Referéndum aprobada en el Parlament esta semana porque "hay una nueva legalidad catalana amparada en las elecciones del 2015, en los derechos humanos y el derecho a la autodeterminación de los pueblos", en referencia a la Ley de Transitoriedad Jurídica y Fundacional de la República.
Ha afirmado que el Parlament ha aprobado una ley que "no puede ser impugnada por el sistema político español" porque emana de la soberanía de la cámara catalana.
Puigdemont ha criticado que se utilizara el último pleno del Parlament, en el que se aprobaron esas leyes, "deliberadamente sólo para ensuciar y crear una sensación de crispación para ver si se traslada a la sociedad", y ha lamentado que se faltara el respeto a la presidenta, Carme Forcadell, según él.
"La oposición buscó una provocación"
"Dio toda la impresión de que había un grupo de la oposición, no sé si todos, que buscaba eso: una provocación", ha valorado, y lo ha achacado a una operación para avinagrar, ha dicho, el proceso independentista.
Ha recordado que el Govern quería pactar un referéndum con el Estado pero ha considerado irrenunciable el derecho de los catalanes a votar, por lo que niega que el Ejecutivo catalán se vaya a echar atrás en la celebración del 1-O, aunque sea una consulta unilateral: "Es la única solución posible".