"La Ingobernable" cuatro meses después: okupar sale gratis en Madrid
Carmena no ha pedido al juez que desaloje este palacio municipal de 3.000 metros cuadrados.
20 septiembre, 2017 02:22Noticias relacionadas
Han pasado cuatro meses. El escudo de "La Ingobernable" luce intacto a orillas del Paseo del Prado. Un palacio municipal de más de 3.000 metros cuadrados okupado en el centro de Madrid. Su propietario, el Ayuntamiento, no exige el desalojo y el colectivo ha enraizado hasta el punto de convertirse en un centro social a todo gas, con actividades de lunes a domingo: desde talleres de poesía a clases de inglés pasando por el "sábado rojo".
El polvo, las grietas y el vacío se han convertido en aulas con pizarra, baños acondicionados, "cafeta" -así la llaman- y lugares acondicionados incluso para el taekwondo. La patada en la puerta tuvo lugar a primeros de mayo. Entonces, la alcaldesa capitalina, Manuela Carmena, rechazó el desalojo "en caliente" que ofrece la ley. Dijo que lo estudiaría. Tres meses antes aseveró en la tribuna del hotel Ritz que no quería "un Madrid tercermundista de okupación". El calendario ha corrido hasta septiembre y Carmena no se ha pronunciado al respecto. Si el Ejecutivo consistorial no lo pide, la okupación podría seguir adelante sin coste o perjuicio.
Hace unos días, idealista.com anunció que el precio del suelo se ha disparado un 12% en las grandes ciudades. "Genial, gracias", respondió "La Ingobernable" vía Twitter.
Según explican fuentes de la Delegación del Gobierno a este periódico, los desalojos siguen una mecánica muy concreta. El propietario se dirige al juez y éste, a continuación, ordena la puesta en marcha del dispositivo. En este caso, el propietario es Manuela Carmena y si no lo requiere, "La Ingobernable" disfrutará del palacio sine díe.
"El órdago es brutal"
"Esta vez el órdago es brutal" relataba a EL ESPAÑOL un portavoz de Ganemos, la corriente más a la izquierda de las que integran Ahora Madrid, el día de la okupación. Hasta entonces, el colectivo no ponía en un brete a la alcaldesa porque los edificios elegidos eran de propiedad privada. "La Ingobernable", en cambio, la obliga a posicionarse.
"Existe un expediente administrativo abierto, como siempre ocurre en estos casos", contestan fuentes del Ejecutivo de Cibeles.
El palacio también supone una victoria simbólica. En el atardecer de su legislatura, Ana Botella lo cedió al arquitecto Emilio Ambasz. Gratis y por 75 años. Se proyectó un museo, pero el edificio se consumía vacío y sin visos de obra. Carmena logró rescindir el convenio gracias a los votos de PSOE y Ciudadanos. "El fin es restituir el edificio al patrimonio público para, posteriormente, destinarlo a servicios o equipamientos públicos", cuenta un portavoz del Gobierno de Carmena.
En ese caso, Ahora Madrid debería exigir el desalojo, a no ser que, finalmente, se plegara a las exigencias de los okupas y les cediera el espacio gracias a algún tipo de acuerdo.
En clave interna
El paso del tiempo y el envite catalán, que todo lo cubre, ha alejado "La Ingobernable" de las primeras páginas de la agenda mediática. Ni Gobierno ni oposición lo han comentado en los últimos meses. En su día, PP y Ciudadanos pusieron el grito en el cielo: "¿Cómo puede haber un palacio okupado en el centro de Madrid? ¿Cómo puede la alcaldesa quedarse de brazos cruzados?".
Las palabras de Carmena en el Ritz contra el movimiento okupa soliviantaron a los impulsores de "La Ingobernable", secundados por una parte del Gobierno de Ahora Madrid. El silencio de estos tres últimos meses ha apagado el incendio, pero la regidora tendrá que tomar una decisión tarde o temprano: pedir su desalojo o cederles el edificio. De momento, ya son cuatro meses de okupación gratuita.
¿Qué es "La Ingobernable"?
Se define como un espacio "feminista, ecologista, solidario y mestizo". Mestizo porque se juntan "animales de todos los pelajes para construir en común".
Este lugar, libre de "fascismo", "racismo" y "homofobia" acoge a todos aquellos vecinos que quieren formar parte del proyecto a coste cero. Las aulas se facilitan a cualquier actividad que la Asamblea considere procedente; una calificación confeccionada mediante los parámetros citados.