Ni a favor del referéndum del 1 de octubre ni en contra ni todo lo contrario. La Conferencia Episcopal publicaba este miércoles un comunicado sobre la crisis política que se vive en Cataluña. Los obispos, dirigidos por Ricardo Blázquez, defendían a los prelados catalanes, pedían "diálogo desde la verdad" y ofrecían su "colaboración sincera" para "la verdadera solución del conflicto".
Con rictus serio, el presidente de la Conferencia Episcopal leía ante los medios una declaración acordada por la Comisión Permanente de la Iglesia española. El mensaje, que puede leerse íntegro en su web, era tan abierto a interpretación que no sentaba bien a nadie. La verdad es que el manifiesto no gustó en el Ministerio de Asuntos Exteriores porque no habló de la unidad de España pero tampoco supuso un espaldarazo a la Generalitat y sus pretensiones separatistas.
Parece a favor
Al inicio de su discurso, Blázquez decía que, "ante la grave situación que se vive Cataluña", los obispos "queremos en primer lugar hacer nuestros los deseos y sentimientos manifestados recientemente de forma conjunta por los obispos con sede en el territorio de Cataluña, auténticos representantes de sus diócesis".
¿A qué "deseos y sentimientos" se refieren los prelados? La respuesta está en el comunicado que emitió la pasada semana la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET), organización que agrupa a todos los obispos catalanes. En dicho texto, los prelados de la comunidad autónoma pedían rezar por Cataluña, porque "vive un momento delicado de su historia", y por "todas las personas que tienen la responsabilidad en el gobierno de las diferentes administraciones públicas", además de ofrecerse para mediar y "avanzar en el camino del diálogo y el entendimiento".
Son los mismos obispos catalanes que el pasado mayo decían que "conviene que sean escuchadas las legítimas aspiraciones del pueblo catalán, para que sea estimada y valorada su singularidad nacional". Ahora, volviendo al comunicado de este miércoles, la Conferencia Episcopal respalda a estos prelados, les cita en su punto segundo y no entra en polémica sobre el referéndum 1 de octubre.
Elude abordar las polémicas recientes
Este texto es relevante por lo que dice, pero también por lo que ni menciona. Y es que los obispos de la Conferencia Episcopal que preside Blázquez nada comentaban este miércoles sobre lo ocurrido en los últimos días: primero, más de 300 sacerdotes y diáconos catalanes firmaron un manifiesto de apoyo a la independencia; después, más de 400 religiosos catalanes remitieron una carta al papa Francisco en la que le solicitaban que medie ante el Gobierno de España para que permita realizar el referéndum del 1 de octubre.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores expresan a EL ESPAÑOL su disgusto por este comunicado. Sobre todo después de que, como informó Efe, esta semana el embajador de España ante el Vaticano, Gerardo Bugallo, transmitiera una nota verbal de protesta a la Santa Sede en nombre del Gobierno por los citados comunicados. El Ejecutivo de Mariano Rajoy esperaba que el Vaticano reconviniese a estos religiosos. Pero los obispos españoles obviaron el asunto.
Parece en contra
Sin embargo, en su nota de este miércoles la Conferencia Episcopal también parecía distanciarse de la intención de los independentistas de celebrar el referéndum a toda costa. Por boca de Blázquez, los obispos decían en el punto cuarto que "es necesario que, tanto las autoridades de las administraciones públicas como los partidos políticos y otras organizaciones, así como los ciudadanos, eviten decisiones y actuaciones irreversibles y de graves consecuencias, que los sitúe al margen de la práctica democrática amparada por las legítimas leyes que garantizan nuestra convivencia pacífica y origine fracturas familiares, sociales y eclesiales".
Además, en el punto quinto, los obispos parecían equiparar lo que está sucediendo en Cataluña con el golpe de Estado del 23-F. En concreto, los obispos se referían a lo que dijeron "en otra ocasión también difícil para nuestra convivencia democrática y pacífica" y citaban así un comunicado de la Conferencia Episcopal del 28 de febrero de 1981, cinco días después de la asonada: "Es de todo punto necesario recuperar la conciencia ciudadana y la confianza en las instituciones, todo ello en el respeto de los cauces y principios que el pueblo ha sancionado en la Constitución".
Parece todo lo contrario
La Conferencia Episcopal parecía ponerse de perfil, con genéricas apelaciones al diálogo y la fraternidad, en dos puntos del comunicado leído por Blázquez este miércoles. Más en concreto, en el punto tercero de su texto los prelados decían que "la verdadera solución del conflicto pasa por el recurso al diálogo desde la verdad y la búsqueda del bien común de todos".
Para colmo del entuerto, en el sexto y último punto del manifiesto, los prelados afirmaban también que "ofrecemos nuestra colaboración sincera al diálogo en favor de una pacífica y libre convivencia entre todos".
En suma, un comunicado que puede interpretarse tanto a favor como en contra del referéndum del 1 de octubre. Una ambigüedad perfecta que dista mucho del logro que vendió el Gobierno meses atrás, cuando el Vaticano dijo que "todos los españoles deben decidir". Parece, solo lo parece, que la Conferencia Episcopal española no opina lo mismo.
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