El día de la resaca del referéndum fue la jornada en la que todos se preguntaban qué va a hacer Mariano Rajoy para evitar que Carles Puigdemont declare la independencia de Cataluña. El presidente del Gobierno optó una vez más por no actuar en caliente y dejar que el 1 de octubre se repose. Por la mañana se reunió con su núcleo duro de colaboradores en Génova. Ya por la tarde se entrevistó con los líderes de los partidos constitucionalistas, Pedro Sánchez (PSOE) y Albert Rivera (Ciudadanos). A todos les pidió "mantener el consenso para hacer frente al grave reto planteado a nuestro sistema democrático".
Tras la jornada del domingo en Cataluña, el nerviosismo se ha instalado en el seno de todas las formaciones políticas hasta tal punto que una parte del PP y del Gobierno coinciden con el diagnóstico de Ciudadanos: "Rajoy debe aplicar el 155 para convocar elecciones en Cataluña y votar de verdad". El entorno del presidente reconoce que está "preocupado" por los acontecimientos y hay quien va mucho más allá y duda incluso "de que tenga algún plan".
El líder del PP ha optado por trabajar en estos momentos para mantener intacto el apoyo de las demás fuerzas que defienden la Constitución y actuar juntos para frenar el secesionismo. Sin embargo, la sensación que transmite a una parte de los suyos y a los partidos de la oposición es que está "bloqueado", incapaz de dar una respuesta contundente a los secesionistas. De hecho, ya hay una parte del Ejecutivo que apuesta por un adelanto electoral a la primavera de 2018 como fórmula para resolver, al menos a corto plazo, el conflicto.
El presidente es consciente de lo frágil que es el bloque PP-PSOE-Ciudadanos. Po eso Moncloa restó toda la importancia que pudo a los encuentros entre líderes. El Gobierno cree que este desafío es un asunto de Estado que "hay que abordar juntos" y quiere hacer partícipe a los socialistas y a Ciudadanos de cualquier decisión que haya que tomar. En la nota que el Gobierno distribuyó a última hora del día a los medios, mostró su disposición a "estudiar" con "responsabilidad" y "lealtad" las propuestas que el resto de fuerzas políticas le formularon. Pero eso solo fue la teoría porque ni Rajoy va a restablecer el diálogo con Puigdemont, como le pidió Sánchez, ni tiene claro que convocar elecciones sea la mejor salida para Cataluña, como quiere Rivera.
Elecciones
El Gobierno cuenta con el apoyo incondicional de Ciudadanos, que llegó a la reunión con el presidente pidiéndole urgencia en su actuación para que los independentistas no consuman su objetivo. "Solo se puede parar este golpe a la democracia con elecciones", pidió Rivera, que se fue de Moncloa sin saber si el Ejecutivo moverá ficha antes de que lo haga Puigdemont.
Parte del PP critica las "ansias" de Rivera por unas elecciones y le recuerda que "es muy fácil proponer y muy difícil gobernar". No obstante, el presidente trató con mimo a su socio de investidura y se comprometió a estudiar su propuesta. Sin embargo, las dudas que todavía dividen al PP es si Puigdemont será capaz de declarar la independencia unilateralmente. De hecho, los miembros del comité de dirección que este lunes se reunieron con el presidente hubo una gran división de opiniones. En un lado se situaban los que están convencidos de que el desafío desembocará en esa declaración y los que creen que los independentistas no lo harán.
Lo más difícil en este momento para Rajoy es mantener intacto el respaldo del PSOE, que tiene muchas dudas sobre cómo debe apoyar a Moncloa en un momento tan deliado. El presidente del Gobierno sabe que para Pedro Sánchez no es fácil dar su apoyo y por eso, de momento, agradece que no rompa la unidad a cambio de sacar más rédito electoral a su oposición frontal al Gobierno de Mariano Rajoy. El líder de los socialistas pidió al presidente que reabra el diálogo con Puigdemont, pero el presidente no está dispuesto a cruzar ese puente. Otra de las vías que los socialistas contemplan es que el Gobierno siga recurriendo al Tribunal Constitucional para neutralizar a los independentistas.
Qué hacer y cuándo
La templanza de Rajoy noquea a todas las formaciones políticas, incluso la suya, que le piden casi a gritos que actúe inmediatamente. Sin embargo, colaboradores cercanos a Rajoy confesaban este lunes que "sabe perfectamente lo que tiene que hacer" y "cuándo". La única sorpresa que se llevó de todo lo que sucedió el 1 de octubre en Cataluña fue, según las mismas fuentes, "el grado de organización" de los independentistas. "Eran una guerrilla en términos políticos que ha funcionado".
El secreto mejor guardado en Moncloa es la hoja de ruta que guiará al Gobierno para no permitir que Puigdemont y su equipo ejecuten sus planes. La sensación más extendida es que Rajoy actuará una vez que el Govern haya declarado de forma unilateral la independencia y pierde fuerza la teoría de que el presidente podría intervenir Cataluña antes de que eso suceda. Mientras tanto, va apuntando las sensaciones de los demás líderes constitucionalistas para intentar por fin un bloque unido que pueda hacer frente al mayor desafío al que se enfrenta España desde 1978.