La Policía Nacional ha desarticulado una organización que traficó con centenares de ciudadanos subsaharianos en pateras con destino a Canarias en una operación conjunta con la Gendarmería de Marruecos, que ha culminado con la detención de sus dos máximos responsables en territorio marroquí.
El resto de los miembros de la trama, treinta personas arrestadas con anterioridad en España que ya han sido condenadas y han ingresado en prisión, eran "pateristas" contratados por los ahora arrestados para patronear las embarcaciones.
Esta operación supone la desarticulación de la organización más importante en la actualidad dedicada al favorecimiento de la inmigración ilegal con destino a Canarias, informa la Dirección General de la Policía.
Los dos últimos arrestos han tenido lugar en virtud de una orden internacional de detención dictada por el Juzgado de Instrucción número 3 de Telde (Las Palmas).
Además de un delito de favorecimiento a la inmigración ilegal a los detenidos se les imputan ocho delitos de homicidio imprudente por el fallecimiento de varias personas en una de las travesías.
Las investigaciones comenzaron en 2014 cuando los agentes detectaron la implantación en el Aaiún (Marruecos) de una organización que poco a poco se fue haciendo con la exclusividad del tráfico ilegal de inmigrantes hasta Canarias.
Con más de 1.500 inmigrantes ilegales entrevistados los agentes fueron recopilando datos que, unidos a otras informaciones, permitieron componer un puzzle que les llevó hasta un ciudadano senegalés.
Este hombre, aprovechando sus numerosos contactos en el ámbito administrativo y policial en el Aaiún, estaba absorbiendo al resto de redes que operaban en la zona pasando a controlar el negocio de manera casi exclusiva.
En marzo de 2015 fue rescatada a pocas millas al suroeste de Gran Canaria una patera ocupada por trece inmigrantes de origen subsahariano que habían permanecido a la deriva durante cinco días sin alimentos ni agua y con el motor averiado.
Tras las primeras entrevistas con los supervivientes se concluyó que habrían fallecido al menos ocho personas, cuyos cadáveres tuvieron que ser arrojados por la borda.
Estas declaraciones confirmaban que el hombre de origen senegalés investigado con anterioridad había organizado dicha patera.
Los avances en la investigación permitieron a la Policía identificar a los miembros más destacados de la organización, especificar sus funciones, localizar pisos francos y vehículos usados y conocer los precios pagados por los inmigrantes, que oscilaban entre los 500 y los 3.000 euros por el viaje ilegal.
Además se pudo establecer contacto con las personas que viajaban a bordo de pateras y se logró ponerles a salvo en coordinación con Salvamento Marítimo.
En otros casos el rescate no fue posible y una de las pateras sufrió un accidente cerca de la costa marroquí y varios inmigrantes se ahogaron, algunos de ellos niños.
De la misma forma se tiene constancia de al menos cuatro pateras tripuladas por miembros de esta organización que sufrieron accidentes con casi 150 desaparecidos, entre ellos también menores.
En sus inicios la organización convivió con otros grupos dedicados a la misma actividad delictiva aunque estos apenas lograron hacer llegar inmigrantes a Canarias, unas veces por la actuación de las autoridades marroquíes y otras por ajustes de cuentas entre las propias bandas organizadas.
La efectividad de la organización desarticulada les permitió adquirir tal fama que acabó por anular a sus competidoras, con lo que monopolizó el negocio del tráfico ilegal de inmigrantes en la zona.
Los miembros de la organización llegaron a captar incluso inmigrantes subsaharianos que viajaban desde el norte de Marruecos hasta el Aaiún que habían fracasado en anteriores intentos de alcanzar las costas andaluzas o saltar la valla de Melilla, y trasladaban también a víctimas de trata de seres humanos.