Mariano Rajoy sorprendió a propios y extraños disolviendo el Parlamento autonómico y convocando elecciones autonómicas en Cataluña apenas unas horas después de que se proclamara la República Catalana. Hasta este mismo viernes, el presidente del Gobierno siempre ligó la futura convocatoria electoral a la restitución de la normalidad en la autonomía. Pero tras una jornada de infarto y recibir el beneplácito del Senado para actuar, el jefe del Ejecutivo optó por cambiar el guion y convocar de forma inmediata elecciones, dando a Carles Puigdemont y sus socios la oportunidad de volver a presentar su proyecto ante los catalanes.
La disolución de la Cámara autonómica y la convocatoria electoral no estaba en ninguna de las quinielas que hacía el Ejecutivo cuando se hablaba de cómo intervenir Cataluña. Cuando tomó la decisión en el Consejo de Ministros que se celebró a las seis de la tarde de este viernes, Rajoy llamó personalmente a los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, y de Ciudadanos, Albert Rivera, para informarles de su decisión final. Ninguno de los dos la esperaban, pero respaldaron sin fisuras la decisión del presidente del Gobierno. Los partidos constitucionalistas manejan encuestas internas que vaticinan que este bloque se impondría en unas elecciones a los independentistas, por lo que los tres partidos están de acuerdo en colocar urnas democráticas lo antes posible para que todos los catalanes puedan votar de forma legal.
El partido naranja que en Cataluña lidera Inés Arrimadas es la formación que buscaba esta cita electoral cuanto antes. Pero Rajoy siempre se resistió a hacerlo de forma inmediata y, aunque en un principio pactó con Cs y PSOE dejar las elecciones para finales de enero, el sábado pasado optó por pedir al Senado que le autorizara un plazo de seis meses para decidir cuándo era el mejor momento para hacerlo. En el Gobierno se deslizó la idea de que incluso se podría prorrogar si el sentimiento independentista seguía impregnando las calles. Pero Rajoy decidió cambiar de guion en cuanto tuvo licencia del Senado para intervenir la autonomía. Una medida que se aplica por primera vez en la Historia.
Las "garantías" que irritaron a Rajoy
La jornada en la que Puigdemont pidió "garantías" al Gobierno a cambio de disolver él mismo el Parlament y no proclamar la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) fue decisiva para este cambio de rumbo en la mente de un presidente del Gobierno acostumbrado a no hacer nada. Rajoy no pudo asumir el chantaje al que el president quería someter al Gobierno a cambio de frenar la independencia. Descartada la convocatoria de elecciones por el jefe del Ejecutivo autonómico, el único que hasta este viernes tenía potestad para disolver el Parlamento catalán, ha sido el presidente del Gobierno quien ha decidido hacerlo ipso facto y entrar de lleno en una campaña electoral.
Rajoy es consciente de que la unión del bloque constitucionalista ha llegado intacta hasta la aplicación el artículo 155 y confía en la desintegración de los independentistas ahora que las elecciones les ha cogido con el pie cambiado. Si se presentan a esta cita con las urnas, indican fuentes gubernamentales, "estarán reconociendo la legalidad constitucional de la que tanto reniegan ahora". Ese es, a juicio de las mismas fuentes, el laberinto sin salida al que ahora se enfrentan los independentistas. De momento, solo la actuación rápida de la Justicia para inhabilitar a los miembros del Govern permitiría que, por ejemplo, Oriol Junqueras no se presentara de candidato por ERC.
"Devolver la voz a los ciudadanos"
PP, PSOE y Ciudadanos confían en que, tras lo sucedido en el Parlament este jueves, los catalanes salgan en masa a votar el 21 de diciembre como repulsa al golpe cometido este jueves en el Parlament y al falso referéndum del 1 de octubre. Rajoy asume el riesgo que supone citar a los catalanes dentro de 54 días con sentimientos tan encontrados. El resultado puede quedar muy similar al actual, lo que supondría la derrota del jefe del Ejecutivo.
"Creemos que es urgente devolver la voz a los ciudadanos catalanes para que nadie pueda cometer ilegalidades en su nombre. Son las urnas, las de verdad, las que tienen ley, controles y garantías, las que pueden sentar las bases de la necesaria recuperación de la convivencia entre españoles", zanjó el presidente durante su declaración institucional pasadas las ocho de la tarde. Qué pasará el 21 de diciembre y cómo llegará Cataluña hasta ese día vuelve a ser una incógnita que nadie se atreve a aún a despejar.