Cientos de miles de personas volvieron a salir este domingo a la calle en Barcelona en defensa de la unidad de España y de la Constitución y en contra del independentismo. El acto se convirtió, de facto, en el punto de partida de la campaña electoral del 21 de diciembre.
Tanto las consignas que brotaban desde la multitud como los discursos de los oradores tuvieron la mirada puesta en esa cita con las urnas. “¡Fuerza!, porque nos quedan 53 días de mucho trabajo”, advirtió Josep Borrell para cerrar sus palabras sobre el escenario.
El ambiente era de serenidad y alegría, sin la tensión que se respiró en la manifestación del 8 de octubre. Como si los catalanes constitucionalistas se hubieran quitado un peso de encima. Encabezados por representantes de Cs, PP y PSC, las calles de Barcelona volvieron a llenarse igual que lo hicieron 21 días antes. Los socialistas catalanes tuvieron de nuevo peso y protagonismo en este tipo de concentraciones con su líder, Miquel Iceta, al frente.
Borrell recordó a la gente por qué estaban allí: “Ustedes han salido a la calle hoy porque otras veces abdicaron de su derecho ciudadano a votar”. Por eso espoleó a los presentes para que nadie se quede en casa el día 21. Borrell tuvo un lapsus y se refirió a Junqueras como vicepresidente de la Generalitat y le corrigió rápidamente la gente: "¡Era!, ¡Era!".
Críticas a Colau y Podemos
Como ya sucedió en la manifestación de hace tres semanas, el expresidente del Parlamento europeo fue interrumpido varias veces en su discurso por los gritos de "Puigdemont a prisión," uno de los más coreados durante la jornada junto al de "¡votarem!". “Ya estamos otra vez. No os pongáis a su altura”, respondió el veterano socialista.
Su discurso también incluyó dardos contra “esa izquierda siempre tan comprensiva con el nacionalismo” y se dirigió en concreto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a la que describió como la "emperadora de la ambigüedad". A ella le recordó que el artículo 155 es “el instrumento para imponer la legalidad cuando alguien la incumple”.
Los discursos tuvieron esta vez un tono más mitinero y en esas lides hizo valer sus tablas de veterano comunista Francisco Frutos, ex secretario general del PCE. “Yo soy un botifler (traidor) al racismo identitario”, gritaba desde el atril desatando los aplausos de algunos de sus rivales políticos históricos, presentes entre el público. Frutos también cargó contra el universo Podemos “cómplice del nacionalismo” para reivindicar “la izquierda no nacionalista” y “la convivencia, el respeto entre todos y la lucha política”.
Un abarrotado Paseo de Gracia, atestado desde primera hora de la mañana por gente que portaba banderas españolas, catalanas y europeas fue el escenario en el que la parte no nacionalista de Cataluña se conjuró para certificar con votos el 21 de diciembre su condición de mayoría silenciosa dispuesta a “cambiar la historia”. Así lo proclamaron los organizadores de Societat Civil Catalana que calcularon en 1,3 millones de personas la asistencia.
300.000 frente a 17.000
La Guardia Urbana rebajó luego esa cifra a 300.000. A diferencia de la manifestación del pasado 8 de octubre, en esta ocasión no se movilizó tanta gente de otras partes de España. En el capítulo de la guerra de cifras, la misma Guardia Urbana calculó en 17.000 los independentistas congregados el pasado viernes en la Plaza de Sant Jaume para celebrar la proclamación de la República Catalana.
“Ahora sí, vamos a votar” o “votarem” era lo que gritaban los manifestantes y acompañaban los líderes políticos desde la cabecera de la manifestación, especialmente la líder de la oposición en Cataluña y la responsable de Ciudadanos en esa comunidad, Inés Arrimadas, que fue recibida con algunos gritos de “presidenta, presidenta”. A su lado estaba el líder nacional del partido, Albert Rivera, también el responsable del PP en Cataluña, Xavier García Albiol, y la plana mayor del PSC.
Por parte del Gobierno estaba la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, el jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, Jorge Moragas, y figuras como el ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Llegó algo tarde y entre aplausos Álvaro de Marichalar, con su chaqueta verde, una brecha en la ceja y una bandera de la UE y de España. “He llegado tarde porque he tenido que hacer un papeleo con el médico, un lío”, se disculpaba.
Tanto el exministro de Aznar, Josep Piqué, como Francesc de Carreras, uno de los fundadores de Ciudadanos, participaron por medio de sendos vídeos. El segundo apeló a la herencia de la tradición del pensamiento ilustrado, liberal y demócrata. “Hoy es un gran día y lo va a ser dentro de unas semanas”, zanjó también con la mirada puesta en el 21 de diciembre.
“Tenemos que ganar al secesionismo en las urnas. ¿No querían votar?, pues que voten, hay que trabajar por ganarles en las urnas a pesar de que no tenemos la seguridad de la neutralidad de las instituciones, todavía en manos sectarias. Es preciso que toda la ciudadanía se implique. Tenemos la razón y la Ley”, añadió contundente la catedrática de Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona Teresa Freixes. El acto se cerró con el himno de Europa y de España. Cuando finalizaron un grito prevalecía sobre los demás: “¡Votarem!".
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