Granados niega el chivatazo y usa su declaración para atacar a Marjaliza
El exconsejero dice que le dio más importancia a los temores que le trasladó el empresario que a los comentarios de los otros dos acusados.
15 noviembre, 2017 14:10El que fuera consejero de Presidencia del PP de Madrid, Francisco Granados, ha declarado este miércoles en la Audiencia Nacional donde ha negado haber recibido un chivatazo de dos guardias civiles para advertirle de que estaba siendo investigado por el caso Púnica del que es el presunto cabecilla. En sus respuestas ante el tribunal que le juzga ha optado por atacar a su ex hombre de confianza, el empresario David Marjaliza, y ha llegado a decir que se enteró de que estaba siendo investigado meses antes de ser detenido, cuando se puso al descubierto en la prensa la existencia de una cuenta suya en Suiza.
“Marjaliza me dijo que sabía que le estaban investigando y que desde 2013 había tomado medidas, que había regularizado sus cuentas en Suiza, que se había quitado de todas las sociedades, que había procedido a mandar a España parte de su patrimonio y puesto a salvo sus discos duros y que sabía que tenía los teléfonos pinchados por la Audiencia Nacional”, ha manifestado al tribunal. Granados y el empresario mantienen desde hace años versiones distintas en los tribunales en el marco de estas investigaciones.
granados se ha remitido al sumario del caso para añadir que Marjaliza envió al esposo de su secretaria "que es guardia civil" para gestionar el alquiler de un almacén en Suiza para ocultar parte de su patrimonio. “Se fue incluso a una pitonisa para ver si esto de la Audiencia Nacional le iba a salir bien”, ha remachado. Fuentes del entorno de Marjaliza han negado a este periódico que el empresario enviase a un agente en activo a Suiza para estas cuestiones, sino a un trabajador de una de sus empresas con la única función de abonar los servicios ya contratados.
De este modo Granados ha tratado de justificar en la segunda sesión del juicio por el presunto chivatazo que uno de sus hombres más cercanos y con el que realizaba la mayoría de operaciones investigadas en Púnica, ya le había hecho saber de la existencia de una investigación “meses antes” de sus conversaciones con los agentes del Instituto Armado José Manuel Rodríguez Talamino y José Manuel Caro Vinagre. El primero estaba destinado en la UCO en Valdemoro (Madrid), el segundo estaba retirado y ejercía como asesor de Granados.
Tres años de cárcel
La Fiscalía pide para los tres una pena de tres años de cárcel por violación de secretos. Se trata de la primera causa que llega a juicio relacionada con la operación Púnica, en la que se desarticuló una trama de corrupción en 2014 que operaba en distintos municipios de la Comunidad de Madrid. Granados ha exculpado a sus compañeros de banquillo defendiendo que los comentarios sobre investigaciones de la Guardia Civil en Valdemoro fueron genéricos y que no le afectaban.
Sobre su relación con Talamino reconoció haber tenido con él un contacto de “cuatro minutos”: “Él me hizo el comentario de que había compañeros suyos trabajando en Valdemoro y creo que en Pinto, creo recordar, por lo que he visto luego, creo que me dijo en Pinto por unas oficinas y que ya no más”. Después de aquello ha confirmado que habló con su asesor Caro Vinagre, persona de su confianza y amigo también de Talamino, para plantearle “la inquietud” que le había generado el comentario. Su asesor le dijo que eso le extrañaba mucho y que sería que Talamino “estaba borracho”.
¿La UCO? la Universidad de Córdoba
Al día siguiente le volvió a preguntar a Talamino por lo que le había dicho y este le insistió en que no se preocupara: “Yo no sé nada de ninguna investigación. Este señor (Talamino) no me dice que haya abierta una investigación sobre mí y nada concreto”. “Lo único que me dice es que está viendo trabajar a compañeros suyos en Valdemoro en alguna operación, no me concreta, un centro comercial, unas oficinas en Pinto..”, ha reiterado al tiempo que ha llegado a decir que consultó en Internet qué era la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) donde trabajaba su amigo Talamino y le salió la Universidad de Córdoba.
Tras insistir en que lo que le llegó fue un simple “comentario inocuo”, se ha referido a otras conversaciones previas con periodistas de investigación a los que ha acusado directamente de avisarle de la apertura de una investigación de la Guardia Civil en relación a su dinero en Suiza. “Yo creo que es el 17 de febrero de 2014 hay dos periodistas que me citan en un hotel Santo Mauro para decirme que la Guardia Civil me ha abierto una investigación por mi cuenta en Suiza, por mi tarea en Valdemoro”, ha explicado.
Se refiere a los periodistas del diario El Mundo Esteban Urreiztieta y Eduardo Inda, que desvelaron la existencia de una cuenta de Granados en Suiza y que declararán este jueves como testigos. Tal y como el exconsejero ha reconocido, esta noticia le obligó a dimitir de la política a pesar de que este miércoles ha defendido la legalidad de sus fondos en el país helvético. “La única medida que tomé tras el aviso de los periodistas de El Mundo, lo único que hice fue dimitir y volver a mi banco. Yo no he ocultado nada ni tengo nada que ocultar”, ha sentenciado.
Durante esta sesión también han declarado en calidad de testigos varios guardias civiles que participaron en la investigación del caso Púnica. Un capitán del Instituto Armado la Guardia Civil a descrito como "un circo" el dispositivo que montaron para alejar de la investigación al miembro de la Unidad Central Operativa (UCO) acusado del 'chivatazo', José Manuel Rodríguez Talamino: "Montamos una historia para seguir con la investigación y confundirle con el verdadero propósito de la misma", ha corroborado otro agente ante el tribunal que juzga la pieza de la trama Púnica.
Este último, responsable del atestado del procedimiento, ha explicado que este soplo que dio Talamino al agente José Luis Caro y luego al político madrileño, tuvo consecuencias en la investigación a Marjaliza ya que, al enterarse de que se habían colocado cámaras de viodevigilancia en la sede donde tenía sus negocios, extremaron precauciones.
Cuentas bancarias bajo el colchón
Un comandante del Instituto Armado se ha referido también a los registros practicados en la sede de negocios de Marjaliza, en el edificio Éboli de Pinto y en el domicilio de su secretaria Ana María Ramírez, lugar este último que les permitió encontrar "documentación muy relevante" que ésta había extraído de la sede ante el temor de un posible registro.
"Marjaliza dispone de una habitación cerrada con huella digital en su despacho y nos dio la sensación de que ahí faltaban cosas. De hecho, la documentación que estábamos buscando no se encontró, pero lo que más nos llamó la atención es que en casa de Ramírez se halló debajo de su colchón las cuentas bancarias de Marjaliza, documentación relativa a compra de obras de arte y vinculada a operaciones de blanqueo de capitales", ha relatado.
"Con un fago en los bolsillos"
Además ha precisado que por el despacho de Marjaliza desfilaron otros políticos como "un exalcalde de Valdemoro y diputado regional" en referencia a José Miguel Moreno de quien ha dicho que, gracias a las cámaras instaladas, pudieron comprobar cómo entraba y salía del edificio "a veces con una bolsa y otras con un fajo en uno de los bolsillos de la americana bastante evidente", ha indicado a preguntas de las fiscales del caso Carmen García y Teresa Gálvez.
El tribunal que preside la magistrada Manuela Fernández Prado ha suspendido la sesión de este miércoles y reanudará la vista oral mañana con las declaraciones de más testigos citados en la causa, entre ellos David Marjaliza.