"Los de Comisiones Obreras creían que les iba a salir de puta madre, pero se han quedado solos", cuenta un agente que prefiere no revelar su nombre. "Pensaban que la denuncia de su delegado y las amenazas que ha recibido por destapar los mensajes contra Carmena iban a poner a la gente de su parte, pero no ha sido así". Este y otros policías consultados se expresan en términos de "lealtad entre compañeros" cuando desgranan el caso de los whatsapps.
La guerra entre los seis sindicatos de la policía madrileña se ha recrudecido en las últimas semanas. Pocos se miran con confianza y la desbandada en algunos de los chats va precedida de un "me voy, que aquí hay chivatos". La firmeza del Consistorio, que ha retirado la placa y el arma a los autores de los insultos, ha soliviantado a muchos. La denuncia de un policía a varios colegas no es un hecho concreto, "viene de lejos" e ilustra las cuitas pendientes entre los implicados.
"Algún día se sabrá lo que hay detrás"
"Algún día se sabrá todo lo que hay detrás, el chat es lo de menos", ahonda un agente. La mayoría confiesa la existencia de una "lucha sindical", de unos "rifirrafes" entre denunciantes y denunciados que han llenado las redes de amenazas. "No sólo hay un acosado, aquellos que escribieron los mensajes del odio también se están viendo intimidados por grupos de extrema izquierda y otros compañeros", expresa un afiliado de larga trayectoria sindical. A día de hoy, "existen bajas médicas por ambas partes". El hombre que destapó los comentarios contra la alcaldesa ha pasado de escolta a escoltado. Veinticuatro horas de vigilancia.
6.000 agentes y seis sindicatos
En Madrid hay alrededor de 6.000 policías municipales, la mayoría de ellos afiliados a algún sindicato. El reparto de delegados es el siguiente: CPPM (12), CITAM-UPM (8), CSIT-UP (6), UGT (3), CC.OO (2) y CSIF (2). "Todos nos adscribimos a alguno por la cobertura jurídica que podemos obtener en futuras complicaciones", explican fuentes policiales.
Javier -así llamamos al azar al denunciante- es un policía al borde de la jubilación, delegado de Comisiones Obreras y uno de los agentes más activos en redes durante los últimos años. "Aquí todos nos conocemos. Es un tipo que se había buscado muchos enemigos. Era administrador de uno de los foros más utilizados en el cuerpo y restringía la participación de aquellos que no pensaban como él. Yo no justifico las amenazas que ha recibido después, pero creo que es importante destacarlo para entender lo que ha pasado", relata uno de los espectadores del grupo de Whatsapp.
Otro, que carga más las tintas, le acusa de haber generado "un todo de la nada" y de haber "desprestigiado" la imagen de la Policía "para vengarse de cinco chavales que le habían dejado en ridículo". "Yo creo que ni siquiera fue él quien lo filtró, iba a ajustar cuentas de manera interna, pero se le fue de las manos".
Así se gestó el chat
10 años y turno de noche reunió a su inicio cerca de doscientos policías. El chat respondía, sin ser de carácter oficial, a la necesidad de una reivindicación concreta, pero sobrevivió a ella y se tornó una especie de "lugar para casi todo", donde se hablaba de "fútbol", "política", "viajes"...
"Yo, por ejemplo, me fui cuando ya no respondía al objetivo con el que se creó. Es cierto que está fuera de lugar lo que se dijo, pero eran bromas pesadas, no opiniones reales. Si nos sacaran a todos lo que decimos en privado..." , se queja otro de los actuales integrantes. Javier "provocaba": "Repito, en ningún caso justifico, ni mucho menos, lo que está sufriendo, pero él fue alimentando el caldo de cultivo para que se dieran ese tipo de comentarios y los fue recopilando". Otro agente retoma la etapa de Javier como administrador del foro: "Allí permitió muchos insultos contra determinados sindicatos y éstos ahora le han dado la espalda".
"Después de esto, ¿cómo te sientas con ellos?"
La lucha sindical es intensa, aguerrida. Hasta el punto de que las últimas elecciones, en 2016, tuvieron que repetirse por una candidatura dejada fuera que, en última instancia, recibió el plácet judicial. En esa segunda ronda, se jugaban "mucho". Un sindicato llegó a ofrecer artilugios electrónicos a aquellos afiliados que se movilizaran.
El caso de los whatsapp ha abierto un abismo entre los sindicatos. "Muchos se han borrado de los grupos compartidos diciendo: 'Me voy, que aquí hay chivatos'. Lo hacen en clara referencia a los de Comisiones. Después de esto, ¿cómo te sientas con ellos?", dice un afiliado a un sindicato de otro signo.
"Ahora, cada uno trata de sacar partido a lo ocurrido o mermar los daños en relación a su sindicato. Es así", coinciden varios agentes. La gran mayoría concluye: "Y lo peor de todo... La mala imagen que se está trasladando de la Policía municipal. En ese grupo sólo había cien personas, y de esas cien muy pocas escribieron barbaridades. Hablamos de un porcentaje minúsculo. ¿Quién gana con todo esto?".