Carles Puigdemont no quiere que sus excompañeros de Govern acaten el 155. Y por ello, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, el expresidente catalán ha enviado a un emisario de su confianza para que traslade a los exconsejeros un mensaje claro: es necesario aguantar en prisión, al menos hasta que lleguen las elecciones del 21 de diciembre. Nada de acudir al juzgado y acatar las decisiones del gobierno de Mariano Rajoy. Aunque eso suponga quedar en libertad por ausencia de riesgo en la reiteración delictiva.
Según confirman a este diario fuentes cercanas a Junts pel Sí, el reconocimientos de la aplicación del 155 en los juzgados ha abierto una guerra entre los ocho exconsellers que están en prisión preventiva en distintas cárceles madrileñas. Por un lado y según las mismas fuentes, los cuatro exconsejeros de Esquerra Republicana, con el ex vicepresidente Oriol Junqueras a la cabeza, se decantan por mantener su postura y no acatar la aplicación del 155.
Por otro lado, son los cuatro exconsejeros del PDeCAT, el partido del propio Puigdemont, quienes valoran desde hace dos semanas solicitar una declaración voluntaria ante la Justicia para acatar las medidas del Gobierno central y eliminar por tanto el riesgo de reiteración delictiva.
Es aquí, según confirman a EL ESPAÑOL fuentes políticas, donde se abre una batalla entre distintos miembros del PDeCAT: entre quienes piensan que los exconsejeros tienen más valor en prisión mientras transcurre la campaña electoral, y quienes consideran que el papel de los exmiembros del Govern es más necesario en la calle. Una guerra donde los abogados de quienes duermen entre rejas también tienen mucho que decir.
La aceptación como estrategia en la calle
Sobre esta segunda opción, preocupa el efecto que pudiera tener en el electorado independentistal el hecho de "dar un paso atrás" en la estrategia de confrontación y acatar el 155. Algo que se compensaría según los defensores de esta opción, con una beligerancia mucho mayor en las calles, una vez que los exconsejeros consigan la libertad y estén amparados por actos de campaña.
En una muestra clara de esta dicotomía, el pasado 20 de noviembre el abogado de los exconsejeros del PDeCAT Jordi Rull y Josep Turull envió un escrito a la Audiencia Nacional donde ambos decían reconocer “expresamente” las medidas en aplicación del artículo 155 y pedían su puesta en libertad. Algo que hizo también pocos días después su compañero de partido Joaquim Forn. El documento enviado por Rull y Turull citaba de forma textual el compromiso de ambos para no ejercer ninguna oposición a las medidas aplicadas por el Gobierno de Rajoy.
Sin embargo, un día después un mensaje apareció en las cuentas de Twitter de ambos exconsejeros. Una frase que decía “Desde la prisión continuamos estando en desacuerdo con que la aplicación del Artículo 155. Y el día 21 desde las urnas lo derrocaremos democráticamente”.
Por su lado, Oriol Junqueras ha pedido también su puesta en libertad de una forma distintas. En lugar de trasladar a la Audiencia Nacional un documento con un reconocimiento expreso del 155 o de solicitar una declaración voluntaria, la defensa de Junqueras ha aludido en sus escritos a la falta de capacidad de su defendido para continuar la vía de la independencia unilateral al no ostentar “cargo ejecutivo alguno”, pero sin reconocer textualmente la legitimidad del artículo 155. Así lo hicieron también el pasado 6 de noviembre sus tres compañeros de partido encarcelados.
Así, Puigdemont y Junqueras apuestan por la misma vía, pero desde polos opuestos. La distancia entre ambos se hizo casi insalvable cuando el expresidente anunció una rueda de prensa para convocar elecciones. A pesar incluso de que luego Puigdemont reculara y optara por la Declaración Unilateral de Independencia. Ahora, la dureza de Esquerra a la hora de afirmar la ilegalidad del 155 va en sintonía con la intención de Puigdemont de negar su aplicación también en los tribunales belgas. Y por eso, la salida de sus compañeros de prisión acatando la decisión del Gobierno español le restaría argumentos desde Bruselas.
La firmeza de Junqueras a la hora de defender la independencia le ha granjeado simpatías incluso dentro del ala más dura del PDeCAT con el proceso soberanista. Algunos consideran dentro de las filas de Puigdemont que debería haber sido Junqueras el candidato de una lista unitaria independentistas, recordando las declaraciones del expresidente el cinco de enero de este año, en las que anunciaba que no se presentaría a una nueva reelección ya que no tenía "vocación" de liderar la Generalitat.
Por otro lado, quienes se inclinan por que los exconsellers pidan declarar de forma voluntaria ante la Justicia y acaten la aplicación del 155, recuerdan que pese a la postura más dura defendida por Esquerra, Junqueras lleva como número cuatro en sus listas por Barcelona a Carme Forcadell, expresidenta del Parlament y una de las primeras figuras públicas del independentismo en acatar judicialmente la decisión del Gobierno central, junto a exconseller Santi Vila. De hecho, Vila renunció a ir en la lista de Junts per Cataluña encabezada por Puigdemont. Una candidatura en la que sí figuran el exconsejeros Rull, Turull y Forn.