Una notaría alemana enviaba fondos de jeques a España para controlar mezquitas
El dinero partía desde Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos para proyectos que superaban los siete millones de euros.
11 diciembre, 2017 03:11La lucha por el control del mensaje dentro del Islam es también una cuestión de dinero. Y por eso, muchos jeques han dedicado durante años parte de sus petrodólares a reformar templos en España y controlar así el discurso difundido en las mezquitas.
Para ello y según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, millonarios de Arabia Saudí y Emiratos Árabes utilizaron varias entidades sin ánimo de lucro que remitían sus fondos a una cuenta corriente gestionada desde una notaría en Múnich (Alemania).
Desde allí, el dinero era diseminado en distintos proyectos y llegaba a España, bien en metálico o bien en distintas transferencias a nombre de empresas en Alicante. Este colectivo pensaba comprar un edificio en Torrent (Valencia) y levantar una gran mezquita en Leizpig (Alemania), sus dos proyectos más ambiciosos para los que contaba con un presupuesto de siete millones de euros.
Preocupa la radicalización
La llegada de dinero desde “hermanos del gobierno de Dubai”, Emiratos Árabes y Arabia Saudí a España para controlar las mezquitas aparece reflejada en la investigación que la Policía Nacional sigue contra el ciudadano árabe de origen alemán Hesham Shashaa, un imán vinculado a varias organizaciones dedicadas a la desradicalización de yihadistas en Europa, pero a quien la Audiencia Nacional mantiene preso en España acusado de todo lo contrario.
Según reveló EL ESPAÑOL, Shashaa tiene precio puesto a su cabeza por parte del Estado islámico, además de mantener –según ha revelado él mismo al juez- reuniones periódicas con el servicio secreto español desde que fijó su residencia en la Costa Blanca.
Fuentes de la lucha antiterrorista explican que no es ilegal trasladar dinero a España para controlar o condicionar el mensaje en los templos de culto, siempre que se haga por los cauces reglamentarios. Pero sí es un elemento clave a vigilar para evitar la radicalización de ese mensaje en suelo europeo.
Doscientas mezquitas bajo control
Desde ese punto de vista, preocupa especialmente el salafismo, la principal corriente yihadista derivada de la rama suní. Sin embargo, los especialistas en terrorismo islámico siguen con especial cautela también la evolución en Europa de la corriente wahabita, muy rigorista y que se profesa de forma mayoritaria en Arabia Saudí y otras monarquías del Golfo que tienen los bolsillos cargados de petrodólares.
En cualquier caso, las investigaciones sobre Hesham le colocan en el centro de una red para invertir fuertes cantidades de dinero y controlar así el discurso en las mezquintas españolas. “Hasta 200”, según reconoce el propio investigado en las escuchas telefónicas, en una afirmación que los agentes encargados del caso consideran excesiva.
Según esos mismos pinchazos, uno de los principales donantes de Shashaa es “el hermano Abou Mhamed Ghane”, miembro del gobierno dubaití. “Te doy la alegría de que compramos casi 10 mezquitas por Abou Mhamed”, comentaba el nivestigado con una de sus personas de confianza en Alemania.
Dinero a una fundación en Alemania
En una primera fase, los fondos eran enviados por sendas fundaciones árabes, llamadas El Foro y Al Makmotum Foundation. La segunda fue creada por el gobierno de Emiratos Ärabes Unidos y dotada con fondos milmillonarios para difundir el Islam por el mundo.
Según el sumario del caso, desde allí el dinero para “comprar” mezquitas en España llegaba a una cuenta corriente en Alemania, controlada por la notaría de Klaus Fritz Nitzsche en Múnich y abierta a nombre de una nueva fundación, llamada Darul Quram. La misma notaría controlaba además una cuenta a nombre de una de las mujeres de Shashaa, también conocido como Abou Adam.
“Es un proyecto de 10 millones de euros por lo menos. Que Abou Houssein me mandó 200.000 que no son nada”, explica Shashaa en otra una de las intervenciones telefónicas. “En el centro de Leizpig he encontrado un edificio al lado del ayuntamiento. Cada planta es de 1.500 metros cuadrados, son cinco plantas, limpio y perfecto. Que son 4 millones de euros […] El otro edificio lo terminamos como centro comercial para todos los musulmanes en toda Europa, podemos hacer 200 o 300 tiendas” prosigue.
En esa misma conversación, su interlocutor reconoce que ha podido recaudar además 30.000 euros por medio de donaciones de Qatar y Arabia Saudita. El dinero será transportado en metálico a Alicante, donde reside el investigado. Es entonces cuando Shashaa habla por ejemplo de comprar un edificio en la localidad de Torrent, en Valencia. Una compra con la condición de que el edificio no se pueda vender posteriormente sin su autorización: “Quiero el control de la mezquita”.
Una cuenta en Cajamar
A partir de aquí, la versión del investigado y de la Policía difieren. Parece claro a la luz de las pruebas que parte de los fondos eran enviados en pequeñas partidas en metálico a sociedades limitadas para no llamar la atención de Hacienda. La Policía considera que estas maniobras respondían a la necesidad de ocultación de fondos para preparar actividades ilícitas en suelo español, como la publicación de libros prohibidos; sin embargo el imán detenido mantiene que su única voluntad era que el dinero fuera realmente destinado al fin prometido a los donantes: el desarrollo del Islam en suelo europeo.
En plena investigación, la Policía Nacional analizó con autorización judicial las cuentas que el investigado tenía en Banco Santander y Cajamar. La segunda estaba en realidad a nombre de una de sus mujeres, Gina Shashaa, en la que el imán estaba como autorizado. Ese depósito recibió en menos de un año 1,1 millones de euros, que salieron después para sufragar la reforma de mezquitas y el mantenimiento de personas retornadas de Siria.
Aquí aparece otra divergencia entre la versión policial y la del imán. Mientras los agentes consideran que el dinero se invertía en mantener a radicales retornados, el detenido explica al juez que su trabajo se centraba en reinsertarlos dentro de varios programas de desradicalización.
En el Banco Santander, Hesham Shashaa recibió también en menos de un año otros 366.853 euros. Los fondos salieron en pequeñas cantidades a terceras personas en Alemania. “Estamos muy especializados en el campo de la desradicacilización, los que se desmarcan de la escena islámica, los retornados de Siria. Estoy siempre en ese trabajo y la resocialización y una de esas etapas es sacar a la gente de Alemania y llevarles conmigo al extranjero […]. Les llevo a muchos sitios, por ejemplo a Francia, a Italia, a España, a Noruega. Se necesitan unos 1.000 euros mensuales u 800 euros para cada persona”, explicaba Shashaa en las intervenciones telefónicas sobre estas transferencias.
Esa misma cuenta recibió en menos de un año 169.990 euros desde la notaría que gestionaba sus donaciones en Alemania y otros 51.498 euros directamente de la Al Maktoum Foundation. Los informes de la Policía española hacen referencia a un artículo de la prensa estadounidense fechado en 2008 que vincula esta entidad con el Consejo de Relaciones Islamico-Americanas (CAIR), una entidad vetada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos por canalizar “más de 12 millones de dólares hacia los terroristas suicidas de Hamas y sus familias”. Sin embargo, a día de hoy no hay sanción o anotación de prevención alguna sobre Al Maktoum Foundation por parte del Gobierno de EE.UU. ni por parte de la Unión Europea.
Un segundo camino con una empresa en Alicante
Según el sumario del caso, los fondos enviados desde Arabia Saudí no eran siempre remitidos a Alemania. En otras ocasiones, el dinero era enviado directamente a una empresa abierta en Alicante para ser remitido en una segunda fase a cuentas en Alemania. La sociedad en cuestión es Palme de Moraira, también en la Costa Blanca y controlada por Shahsaa. De allí, el dinero era remitido a una nueva asociación alemana, llamada Berrached Mohamed para la Comunicación y el Diálogo, que se encargaría luego de gastar los petrodólares sobre el terreno.
Es entonces cuando aparece la mayoría de las conversaciones sobre la preocupación del investigado frente a la Hacienda Española. "Otra solución es que venga uno de los tuyos (de España) y se lleve el dinero consigo, porque no puedo hacer una transferencia legal", explicaba el imán en otra de las intervenciones.
Fue entonces cuando el investigado decidió estudiar un tercer método para mover los fondos. Uno que nunca desarrolló al ser detenido antes: la apertura de una cuenta en un "banco islámico". "Es que ellos quieren saber el origen del dinero, tienen miedo del terrorismo y la evasión de capitales, nada más", explica por teléfono al conocer la documentación que debe enviar para abrir el depósito.