Los cuatro etarras juzgados en apelación en Francia por su implicación en los hechos en los que se produjo el último asesinato de la banda, el de un policía francés en marzo de 2010, fueron condenados hoy a penas de entre 25 y 14 años de cárcel.
El Tribunal de lo Criminal de París les impuso las mismas penas que en el proceso celebrado en primera instancia hace dos años, y en el que también hubo otros dos terroristas condenados -que no recurrieron-, en particular el exdirigente de la organización terrorista Mikel Carrera Sarobe, "Ata".
La pena más elevada dictada, de 25 años, fue de nuevo para Arkaitz Aguirregabiria del Barrio (34 años), por el papel que tuvo como lugarteniente de "Ata", que era entonces el jefe del aparato logístico-militar, y por intento de asesinato de un policía al hacer uso de su arma.
Los jueces sentenciaron a 16 años a Josu Urbieta Alcorta (39 años) -también utilizó su pistola pero no ha quedado demostrado que tirara a matar- y a 14 años tanto a Izaskun Lesaka Argüelles (42) como a Xabier Goienetxea Iragorri (37).
Lesaka y Goienetxea estaban encausados en este proceso por el robo de un concesionario de coches que luego dio lugar a un enfrentamiento momentos después con la policía, pero no por el tiroteo con los agentes en el que murió uno de ellos.
En diciembre de 2015, junto a estos cuatro habían sido condenados Joseba Fernández Aspurz, a 16 años, y Carrera Sarobe, a la pena más dura, la de cadena perpetua.
Este último por ser uno de los dos miembros del comando (en total formado por nuevo o diez personas) que disparó mortalmente contra el brigadier jefe Jean-Serge Nérin el 16 de marzo de 2010 tras robar poco antes varios vehículos en un concesionario de Villiers en Bière, a una cincuentena de kilómetros al sur de París.
Sin embargo, el segundo tirador todavía no ha podido ser identificado.
La fiscal, Maryvonne Caillibotte, había pedido el pasado lunes que se dictaran las mismas penas que en 2015 contra los cuatro que las habían recurrido, entre otras cosas porque alegó que no hubo cambios en la actitud de los etarras.
Luego añadió en su requisitoria la solicitud para que se les obligara a cumplir de forma efectiva entre rejas al menos dos tercios de sus respectivas penas antes de poder solicitar beneficios penitenciarios (la libertad condicional).