Barcelona

El expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, quiso hacer de las elecciones del 21 de diciembre un plebiscito entre él, el "presidente legítimo", según él, y Mariano Rajoy, impuesto por el 155. El candidato del PSC, Miquel Iceta, se agarró a una encuesta que pronosticaba un empate a cuatro de Ciudadanos, ERC, Junts per Catalunya y los socialistas, para asegurar que todo podía ocurrir y que también él podía ganar las elecciones.

Fin de campaña electoral en Cataluña

Sin embargo, el cierre de campaña perfila una lucha por el primer puesto entre Oriol Junqueras e Inés Arrimadas. La mayoría de encuestas señalan una enconada lucha por el primer puesto que podría arrojar un resultado paradójico: que Ciudadanos sea el partido más votado pero que la ley electoral acabe dando más escaños a ERC. 

La encuesta difundida por El Periódico este martes (gracias a su socio en Andorra, ya que en España no se pueden publicar ya sondeos) sitúa a Arrimadas y a Junqueras empatados en porcentaje de votos, pero a los republicanos cinco escaños por encima. La hecha pública por Elnacional.cat a través de The National apunta a que Ciudadanos sacará más de dos puntos de ventaja en votos y al menos un diputado más que los independentistas. 

Llegados a este punto, a unas horas de la cita con las urnas, las encuestas del día tienen ya un valor muy limitado, entre otros motivos por los indecisos, pero su recorrido a lo largo de toda la campaña sí ha servido para definir, cuando no condicionar, la tendencia de unos y otros. 

Ciudadanos puede ganar las elecciones

Por primera vez, Ciudadanos podría ganar unas elecciones en número de votos. Que sean las catalanas y en un momento de máxima tensión como este, haría de su victoria un antes y un después para Cataluña y la propia formación política.

Tendría también hondas repercusiones en la política española, en la que PP y PSOE ven con un gran recelo el auge del partido naranja. Los socialistas ven con pavor que el impulso catalán coloque a Cs como alternativa al PP, que salvo sorpresa ocupará el sexto o séptimo lugar, antes o después de la CUP. Por su parte, los populares temen una fuga del voto liberal, de centro y, sobre todo, en defensa de la idea de España. 

La campaña de Ciudadanos ha ido de menos a más, se ha basado en un nítido mensaje anti independentista sin complejos y, lo más importante, no ha cometido más errores que el inicial de la candidata, que en un programa de televisión no recordó la tasa del paro, como su contrincante, Marta Rovira (ERC).

La posible amarga victoria de ERC

Entre los partidos independentistas, ERC comenzó la campaña como clara ganadora y pronto vio cómo Puigdemont conseguía reagruparse y atacar, bajo el único argumento de que él es el "presidente legítimo", algo que reforzó por plasma en mítines y entrevistas mientras Junqueras permanecía en un silencio obligado y carcelario. 

La sensación en ERC es agridulce. El partido de Oriol Junqueras puede ganar las elecciones, pero la pujanza de Puigdemont y la buena campaña de Ciudadanos han empañado sus expectativas. Una cosa parece clara: a Puigdemont le ha faltado un empujón más para colocarse en cabeza en las encuestas.

Muchos, incluso dentro de su equipo, especulaban con una prematura vuelta a España, siempre desmentida oficialmente. Sería detenido en cuanto pusiera un pie en Cataluña, pero eso podría suponer un revulsivo electoral. Las encuestas de este martes colocan a Junts per Catalunya entre tres y 10 escaños por debajo de sus socios. 

Los pactos, clave

El ganador de estas elecciones no será el que más votos tenga sino el que sepa contar a 68. Esa es la cifra mágica de los escaños de la mayoría absoluta que abrirán el Palau de la Generalitat. 

Los distintos sondeos prevén dos escenarios. El primero es que los tres partidos independentistas (Junts per Catalunya, ERC y CUP) sumen 68 aunque sea por la mínima. El segundo es que le falten algunos escaños, entre uno y cinco, abriendo la puerta a todo tipo de posibilidades.

Ninguna encuesta da mayoría a los tres constitucionalistas (Ciudadanos, PSC y PP), por lo que Xavier Domènech y Catalunya En Comú Podem se convertirían en árbitros. Bien para completar la mayoría independentista, bien para permitir un Govern encabezado por Arrimadas o Iceta. Las otras opciones, como una Generalitat con un núcleo duro de ERC y Catalunya en Comú (y otros pacto según las políticas), parecen remotas por su complejidad y fragilidad. Pero estamos hablando de Cataluña.