¡Capitán, mande firmes!
Cuando Carme Chacón, flamante Ministra de Defensa, dio esa orden en su toma de posesión tras pasar revista a la tropa formada en el patio delantero del Ministerio, sentí una fuerte emoción.
Ver a Carme caminar segura, pese a su evidente embarazo de casi ocho meses, ante el Estado Mayor del Ejército, soldados, jefes y oficiales, tenía una fuerza simbólica muy poderosa: era la imagen de una España joven, democrática, que aceptaba, y alentaba, el acceso de la mujer a los más altos puestos de responsabilidad. Representaba una sociedad preñada de futuro.
Ver a Carme caminar segura, pese a su evidente embarazo de casi ocho meses, ante el Estado Mayor del Ejército, tenía una fuerza simbólica muy poderosa
Ese día, el calendario marcaba el 14 de abril. Acaba de publicarse el último tomo de la Historia de España dirigida por Josep Fontana, España en democracia, 1975-2011, y la portada escogida es una foto de Carme embarazada pasando revista a la tropa. Todo un símbolo.
Aún no la conocía cuando Clementina, mi mujer, que coincidía con ella en el Congreso, me dijo, antes de que comenzara su ascenso político, “he conocido a una catalana que tendrá un futuro brillante”.
Yo empecé a saber de ella a través de mi amigo Miguel, enamorado de Carme como un adolescente. Enseguida congeniamos y se convirtió en una de nuestras mejores amigas y siguió siéndolo hasta que “temprano levantó la muerte el vuelo”.
En el congreso Federal del PSOE del año 2000 estuvimos en lados distintos: ella apoyó a Zapatero y nosotros a Bono. Conocido es el desenlace. Desde entontes, empezó a asumir importantes responsabilidades: Ejecutiva Federal, Vicepresidenta del Congreso, Ministra de Vivienda y de Defensa.
No todo fue un camino de rosas en su trayectoria. Cuando por responsabilidad, con el apoyo de amigos y compañeros, optó a la Secretaría General del PSOE, se encontró con puños y espinas de quienes no se atrevieron a que dirigiera el Partido una mujer joven y catalana. Algunos sintieron vértigo de perder el control de una organización que creían que era suya.
Competitiva pero deportista, encajó la derrota con entereza e hizo una inflexión en sus prioridades vitales.
Como historiador sé muy bien que los futuribles no tienen sentido: “que hubiera pasado si….” Pero a veces me he preguntado cómo estaríamos, también en Cataluña, si una catalana, reformista y transformadora, hubiese sido Secretaria General del PSOE y, tal vez, Presidenta del Gobierno.
El otro día, viendo la gran manifestación de la Societat Civil Catalana, la intervención de Borrell, con quien sí coincidía, y la presencia de dirigentes del PSC en la misma, recordé la incomprensión que sufrió cuando en 2014 acudió a celebrar La Diada en Tarragona con esa misma Societat Civil reivindicando que “la senyera es de todos” y defendiendo que habría que contribuir a “romper la espiral del silencio a la que jugaba el nacionalismo. O piensas como ellos o eres extranjero en tu tierra”. Pero con algunos dirigentes de su partido le ocurrió lo que a Casandra con los troyanos: no creyeron sus pronósticos.
Carme padecía una cardiopatía congénita pero no se comportaba como una persona enferma, débil o temerosa; al contrario, vivió con pasión y una energía desbordante. Era lo opuesto a una persona hipocondriaca e hizo lo que teóricamente le estaba vedado.
Padecía una cardiopatía congénita pero no se comportaba como una persona enferma, al contrario, vivió con pasión
Asumió una vida trepidante que a cualquier otra persona le hubiera ocasionado un estrés insufrible. Jugó a baloncesto, hizo estancias en el extranjero, dio clase de Derecho Constitucional, se quedó embarazada, hizo viajes peligrosos como ministra en ese estado, dio a luz…. Tolo lo que le desaconsejaba su cardiólogo, pero le recomendaba su deseo de ser madre, su responsabilidad política y las ganas de vivir plenamente.
Siempre me gustó de Carme su espíritu combativo y rebelde y su instinto de superación. Como los héroes clásicos, no pensaba en la muerte, ni la temía.
Hace unos días murió Manolo Marín, con quién tanto queríamos. Carme fue Vicepresidenta en el Congreso cuando él lo presidió. Se valoraban y estimaban recíprocamente. Recuerdo ahora el viaje que hicimos mi mujer y yo con él y la suya a su casa de la playa en Vera. Durante el trayecto hablamos mucho de La Mancha compartida y de los momentos difíciles por los que atravesaba el PSOE. El plan era acompañar a Carme al día siguiente en Olula, el pueblo de Almería donde Carme/Carmen tenía sus orígenes por vía paterna.
Allíiba a anunciar su candidatura a la Secretaría General del Partido con un programa de mayor apertura a la sociedad, la celebración de primarias abiertas para elegir al candidato a la Presidencia del Gobierno, una política económica y fiscal más a la izquierda y el mantenimiento de la coherencia entre las palabras y los actos: “¡si decimos izquierda, hacemos izquierda!”.
A los dos nos gustaba el fútbol y, por supuesto, no nos perdíamos ningún partido de su Barça
Quisimos compartir con ella ese momento. Veintidós votos impidieron llevar a cabo aquella renovación ilusionante, pero ella no se hundió: reorientó su vida académica y profesional y disfrutó cada vez más de su logro más valioso: su hijo Miquel. Aprovechó para ensanchar su experiencia y sus conocimientos como profesora en el Miami Dade. Allí tuve ocasión de comprobar lo que la valoraba su Rector y lo que la querían los estudiantes.
En esa etapa en la que iba y venía de Madrid a Miami éramos vecinos, por lo que coincidíamos a diario. A los dos nos gustaba el fútbol y, por supuesto, no nos perdíamos ningún partido de su Barça, comentando las jugadas de nuestros favoritos Messi e Iniesta y brindando con Cava, le gustaba casi congelado, para celebrar las victorias.
Como teníamos el veneno dentro, era habitual que habláramos de política, con frecuencia con las canciones de Serrat de fondo
Como teníamos el veneno dentro, era habitual que habláramos de política, con frecuencia con las canciones de Serrat de fondo (su Mediterráneo y el de Carme) y entonces recordaba el mar de Almería y unos versos de Espriu:
A la vora del mar. Tenía
una casa, el meu somni,
a la vora del mar.
Hasta que en el pasado mes de abril, cuando se abría la primavera, recibí la llamada desolada de un Miguel inconsolable: “Ha muerto Carme”. Lo hizo prematuramente, como los héroes clásicos, para permanecer eternamente joven.
*** José María Barreda presidió la Junta de Castilla-La Mancha entre 2004 y 2011