El coronel Baños: "Cataluña va camino de convertirse en un campo de batalla entre EEUU y Rusia"
"No conseguimos nada provocando a Rusia" / "A mí me preocupa mucho más el extremismo político dentro del Islam que el propio terrorismo" / "La Defensa común europea es una utopía".
27 enero, 2018 02:18Noticias relacionadas
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"El mundo cambia completamente", saluda el coronel del Ejército de Tierra y diplomado de Estado Mayor, Pedro Baños, en una cafetería próxima a la calle Goya de Madrid. Acusa los últimos días de fatiga en una incesante ruta para la presentación de su libro, Así se domina el mundo (Ariel). Habla desde la experiencia propia, de la que se ha embadurnado tras tres décadas en el Ejército.
Curtido en misiones en Bosnia-Herzegovina y con cargos de la máxima responsabilidad en Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo en Estrasburgo, apunta las claves de la geopolítica: las pasadas, las inmediatas y las presentes. Y en su análisis -le cuesta centrarse sólo en España, puesto que mantiene una visión holística de la geopolítica mundial- apunta a los últimos movimientos que nos golpean a cada uno de nosotros, como ciudadanos de a pie. Porque la geopolítica es precisamente eso, la inercia de los poderes existentes de extenderse, aunque sea a costa de la propia población.
Ahora, en su situación de reserva, repite dos palabras significativas en su discurso: "Terrorismo" y "Rusia". Del primer término asegura que no se trata de una amenaza existencial; quizá es más relevante mirar a quién lo sostiene, "especialmente en el mundo salafista". Sobre el segundo, mira con temor los últimos movimientos entre Washington y Moscú, en una tensión creciente que termina por salpicar a terceros países. Entre ellos,España. Los últimos acontecimientos con la crisis catalana -y el cruce de acusaciones sobre una supuesta injerencia rusa- son la prueba de ello.
Su libro, en ocasiones, ofrece una visión desesperanzada del individuo, que poco tiene que hacer ante las guerras de poder de los principales actores.
Se trata de un libro denuncia. La gente tiene que saber qué nos está pasando. Pero también abordo la esperanza de adoptar medidas que nos corresponden a todos. Tenemos que ejercer el control sobre la geopolítica, que no nos arrastren a guerras como la de Siria, que es una salvajada. Y que no nos arrastren a países que estamos muy tranquilos.
Se refiere a España. ¿A qué escenario de conflicto nos podemos ver arrastrados?
Es importante que España y Cataluña no se conviertan en un campo de batalla entre Estados Unidos y Rusia. Es el camino que se está tomando. Tenemos que ser lo suficientemente inteligentes para entenderlo. El problema lo tienen ellos [en referencia a Washington y Moscú]. Leo declaraciones que me ponen el pelo de punta. Hay quienes aparecen con una solvencia absoluta hablando sobre Rusia. Nos estamos creando una enemistad con ellos de la que no tenemos ninguna necesidad. A nosotros sólo nos ha servido para perder unos 3.000 millones de euros de dejar de vender frutas, verduras y hortalizas a Rusia. ¡No tenemos nada contra los rusos, como no lo tenemos contra nadie! De ninguna raza, de ninguna cultura, de ninguna religión.
Rusia, ¿enemiga o aliada?
Como mínimo, neutral. Y ojalá Rusia fuera un gran aliado de Europa. Tenemos muchos problemas a los que no se les da la suficiente importancia, como el cambio climático. Estos días pasados, en Valencia, han llegado a estar a 27 grados en mitad de enero. Y sigue sin llover o nevar en abundancia. Los pantanos del norte de España están vacíos. Como tengamos otro año igual, lo vamos a pasar fatal. Todos esos problemas están asociados a movimientos migratorios, a luchas por el agua… pero, ¿qué país tiene de todo lo que carecemos nosotros? Lo tiene Rusia.
No conseguimos nada provocando a Rusia. ¿Que Rusia quiere tener su área de influencia? Por supuesto. Como lo quieren Estados Unidos o China. También quiere tener sus mercados y países afines alrededor. Pero de ahí a que vaya a atacar a toda Europa… dista muchísimo.
Después de todo esto es inevitable preguntar: ¿hay lugar para la ética en la geopolítica?
No la hay. Es el mundo de la hipocresía absoluta. No hay ni buenos ni malos, pero cada uno busca sus intereses. Las alianzas cada vez son más efímeras. Ahora Turquía está bombardeando a los kurdos. ¿Y? ¿Eso qué significa? Hoy [por este jueves] me llegaba una noticia: parece que han muerto varios asesores americanos de los kurdos. Que les habían matado los militares turcos. ¡La que se puede liar en cualquier momento! Estamos hablando de dos países de la OTAN: Turquía y EEUU. ¿Qué va a pasar mañana con ellos? No lo sabemos. Pero es que ahora tenemos una alianza que parece contra natura, que es Israel con Arabia Saudí, para hacer frente a Irán.
La gente no es consciente en absoluto de las amenazas. Con el libro las he intentado explicar de una forma popular y que todo el mundo lo entienda. Es importante que la gente esté alertada, sobre todo la gente joven.
Habla en su libro y bastante a menudo de las "armas de comunicación masiva". En manos de quién son más peligrosas, ¿de los actuales poderes o de aquellas amenazas que quieren derrocarlos? Se me ocurre pensar en el terrorismo yihadista.
Me siguen preocupando más los Estados. Ahora mismo, en la estrategia de Defensa de EEUU, el terrorismo yihadista casi está en última línea. Rusia, China, Corea del Norte, e Irán son sus enemigos. Es verdad que los yihadistas lo han empleado muy bien y con mucho acierto. Nosotros, por el contrario, muy mal. Pero sobre todo preocupa la manipulación de los Estados y la institucional. Se dice mucho que Rusia quiere acabar con la democracia, que quiere minarla. ¡Pero si los que la han minado han sido nuestros políticos, son los que la han corrompido y pervertido!
Ahora vienen elecciones en Italia y, de antemano, pronostico que van a emplear como arma política a las 200.000 personas que han llegado allí procedentes de Libia. ¿También le van a echar la culpa a Rusia de haber destruido Libia cuando hemos sido nosotros los que lo hemos hecho? Al final da la impresión de que siempre hay que acusar de todo a alguien, y en esta ocasión hemos encontrado a Rusia.
Libia. Hay una expresión militar muy estadounidense que dice boots on the ground. O lo que es lo mismo, poner las botas sobre el terreno. Se ha hablado de hacerlo en Libia. ¿Sería acertado?
Hay que pensar que quien se mete en Libia se mete en un avispero absoluto. Allí hay cientos de grupos que combaten por su parcela de poder. España hasta ahora no ha participado en ninguna misión de combate. Otra cosa es que dentro de esas misiones no haya habido que combatir. Y no ha habido el reconocimiento debido por cuestiones políticas. Se oye mucho que España combate contra el yihadismo, y no es verdad. En Bagdad se adiestra a las tropas iraquíes, lo mismo que se hace en Mali. Entrar en un escenario de combate es muy delicado.
Quizá una misión militar en esos términos en Libia...
Se ha hablado del empleo de fuerzas de operaciones especiales. Emplear las fuerzas convencionales… hay que preguntarse ¿para qué? En el Ejército, siempre nos enseñan que, al hacer los planeamientos estratégicos, hay que plantear la finalidad.
¿Y una misión de adiestramiento o asesoramiento?
¿A quién? Allí hay tres gobiernos ahora mismo y multitud de grupos insurgentes, cada uno con sus objetivos. Esa es la cuestión. Hay que ser muy sensatos.
No es fácil hacer un diagnóstico en el escenario árabe.
Ahora mismo se está demonizando a Irán, que es chií. Por otro lado, estamos entrenando al Ejército de Bagdad que básicamente es chií. Cabe la posibilidad de que en algún momento, las fuerzas de la OTAN que entrenan a los iraquíes tengan que enfrentarse a sus propios instruidos si los chiíes terminan aliándose. Eso ha pasado con los soldados adiestrados en Somalia o Afganistán, que han terminando en el otro bando. Puede que el planteamiento no sea el acertado.
Hablando de alianzas, ¿es posible una Defensa común europea?
Es una utopía. ¡Llevo tanto tiempo oyendo hablar de la Defensa común europea! Al final, la Defensa es uno de los pilares de la soberanía nacional. Y nosotros, los europeos, no somos un supraestado. Para tener una organización realmente unida y militar deberíamos tener una percepción de amenaza común. Ya vemos que algunos países están mirando a Rusia. Para que España reconozca a Rusia como un problema, ¡Rusia debería haber conquistado toda Europa y haber llegado por lo menos a los Pirineos! Pero además de eso, los del norte no entienden nuestro problema con el terrorismo islamista.
Además de esto hay que pensar en las disparidades militares. Habría una opción: crear una Europa de la Defensa de dos velocidades. Una de cinco países fuertes y otra, el resto. ¿Van a tener Malta y Luxemburgo la misma capacidad de decisión que Francia? Obviamente, no. ¿Y el presupuesto? ¿Quién lo va a poner? Eso puede suponer que los que pongan más dinero terminen tomando decisiones que tienen que seguir los demás. ¿Por qué nosotros intervenimos en Afganistán o en Irak? Porque le había pasado el desastre a EEUU [en referencia a los atentados del 11-S].
Del 1 al 10, ¿hasta qué punto representa el terrorismo yihadista una amenaza para España?
Todo es un estado de comparación. Hoy en día el terrorismo yihadista es una amenaza, pero no una amenaza existencial. A mí me preocupa mucho más el extremismo político dentro del Islam que el propio terrorismo yihadista. Porque el Islam es mucho más que una religión, es una ideología política, que tiene una corriente -la salafista- que es fundamentalista y extremista. Si sigue avanzando en el escenario demográfico europeo, puede significar que el día de mañana lleguen a tener la capacidad de cambiar las leyes. El terrorismo es visible y puedes hacerle frente, pero esto está penetrando y no nos damos cuenta.
El salafismo procede principalmente de Arabia Saudí, gran socio económico de España…
Claro, eso es muy acertado. El terrorismo es una herramienta, no un fin. Hay que buscar quién lo utiliza para conseguir un objetivo. Hay que buscar quién quiere utilizarlo. Es verdad que el terrorismo es muy mediático, porque esa imagen les viene muy bien a los medios de comunicación, que por cierto hay veces que hacen de agencia de publicidad de los grupos terroristas. ¿Es una amenaza? Sí. ¿Es una amenaza psicológica? Por supuesto. ¿Va a acabar con nosotros? Ni mucho menos. Pero a mí me preocupa más el extremismo que puede estar penetrando.
La eficacia y la profesionalidad [de la lucha antiterrorista en España] son máximas. Quizá sólo nos faltan los medios.
Volvamos a España con un capítulo que menciona en el libro: “Despreciar las religiones y ofender a sus fieles”. ¿Ocurre eso aquí?
No. Si hay un país tolerante, que acepte la diversidad, que haya reaccionado perfectamente al terrorismo yihadista, es España. Yo admiro al pueblo español. Aquí no se han quemado mezquitas o atacado musulmanes. Cuando ha habido grandes atentados en Europa, se han cancelado partidos; pero cuando ocurrió el ataque en la sala Bataclán, aquí se celebró un Real Madrid-Barcelona. Ese es el ejemplo que damos. A pesar de esa leyenda negra que nos crearon y que nosotros interiorizamos, somos el país más tolerante de toda Europa.
España ha adaptado sus mecanismos de lucha antiterrorista tras la triste experiencia de combatir a ETA. ¿Qué papel juega la inteligencia en España contra el yihadismo?
El trabajo es excelente y muy eficaz. El terrorismo es muy diferente, porque no sólo es ideológico -como antes-, también es religioso. Nos faltan medios, quizá. Pero hay voluntad absoluta, moral altísima y trabajo 24 horas al día y siete días a la semana. También tenemos muy buenas relaciones bilaterales con Marruecos, que demuestra una máxima preocupación por este fenómeno. La eficacia y la profesionalidad son máximas. Quizá sólo nos faltan los medios.
“Este libro está dedicado a todas las personas que todos los días se esfuerzan por construir un mundo más justo, libre y seguro”, dice en su libro. ¿Quiénes son esas personas?
Pues hay muchas a pesar de todo. En España hay muchas personas que lo intentan, pero están todas desunidas. Cuando la gente habla de honradez política, de reformar la democracia (que necesita ser reformada)… pues hay mucha gente de buen corazón, pero no hay unión.