Al menos 11 urnas escondidas o transportadas en coches camuflados, 46 pruebas de datos que se falsearon para no evidenciar la colaboración con el procès, medio centenar de agentes procesados por entorpecer o impedir la labor de los antidisturbios, mentiras evidentes en los partes de intervención, y hasta la identificación de un mosso de paisano entre la turba que apedreó a una patrulla de la Guardia Civil en la localidad tarraconense de San Carlos de la Rápita. Esta es la batería de pruebas sobre la traición de la policía autonómica catalana frente al resto de los cuerpos de seguridad y a la propia Justicia durante el referéndum ilegal del 1 de octubre. Un decálogo de delitos que aparece reflejado en el último informe que la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior ha enviado a la Justicia.
Según refleja el documento, los Mossos d'Esquadra recibieron la orden expresa de precintar más de mil locales en Cataluña antes de la celebración del referéndum ilegal, además de incautar los efectos e instrumentos necesarios para facilitar esa votación. Sin embargo y lejos de cumplir ese papel, la policía autonómica catalana jugó un rol diametralmente contrario. Una traición de la que el Ministerio del Interior responsabiliza en su informe a la entonces cúpula del Cuerpo.
1) Mentiras en los días previos
El documento, que centró la comparecencia del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos frente al Tribunal Supremo, relata cómo los mossos manipularon los datos de sus actuaciones durante los días previos para fingir una contundencia inexistente frente al referéndum. De hecho, los mandos del cuerpo comunicaron que gracias a sus dispositivos 297 centros ni siquiera llegaron a abrir sus puertas el 1 de octubre.
Sin embargo, el informe de Interior descarta esa cifra y explica que "los organizadores del referéndum realizaron el 27 de septiembre un cambio en la lista de puntos de votación" que afectó a 46 colegios que se eliminaron de la lista. Sin embargo aparecen en los números aportados por los Mossos. Además, "los días previos y fruto de la actuación de la Fiscalía y de los llamamientos institucionales a cumplir la legalidad vigente" muchos de los responsables de ayuntamientos no cooperantes se negaron a abrir sus dependencias para la consulta ilegal. También aparecen en los datos aportados por la policía autonómica. "Paralelamente, el mismo día 1 de octubre aparecieron carteles en varios centros de votación que anunciaban el cierre del centro y el traslado del punto de votación a otros lugares de la misma localidad".
2) Más mentiras durante el 1-0
Esa jornada, los d’Esquadra aseguraron que gracias a su trabajo se evitó el voto en 99 colegios electorales. Sin embargo tampoco es verdad. "Se trata en su gran mayoría de puntos de votación en localidades pequeñas, en las que solo existía uno o dos puntos de votación. Se da la circunstancia significativa que en la mayoría de los casos, existiendo un único punto de votación designado en esa localidad (o dos puntos y ambos desactivados) el Govern de la Generalitat ofreció resultados de la votación en esas localidades". Es decir: que o la Generalitat o los Mossos mintieron. "No solo eso sino que en la gran mayoría de esos municipios los votos contabilizados se aproximan o incluso superan el número total de censados".
3) Inacción evidente
Las dotaciones de la Guardia Civil y Policía Nacional tenían agentes de paisano sobre el terreno para conocer de primera mano la situación en los colegios. En el caso de la policía, sus reportes arrojan al menos 40 casos de "efectivos de Mossos d’Escuadra en actitud pasiva" y en 3 intervenciones "ocurrieron incidentes directos con agentes de los mossos que entorpecieron o dificultaron las actuaciones policiales". La Guardia Civil reportó otros 30 casos de agentes de los Mossos en actitud absolutamente pasiva "incluso cuando se produjeron agresiones a los agentes actuantes". Además de 6 intervenciones donde los agentes ni siquiera estaban y otras ocho donde "entorpecieron o dificultaron" las actuaciones policiales.
Según el documento, en la Escola Mediterránea de Barcelona, "los efectivos presientes de los Mossos d’Esquadra profirieron insultos contra los agentes", mientras que el Serveis Centrals del Departament D’Ensenyament se identifica entre las personas que ofrecen resistencia a Clara Ponsatí, que se encontraba junto a "otra persona que llevaba un arma y que resultó ser su escolta", que era también miembro de los Mossos. En el Instituto Pau Claros de Barcelona, fue un mando del Cuerpo catalán el que según el informe del Ministerio del Interior entorpeció el trabajo policial.
4) Urnas decomisadas después de los recuentos
Los Mossos d’Escuadra trataron de argumentar su efectividad durante el referéndum ilegal presentando como decomisadas una serie de urnas. Sin embargo, el informe confirma que parte de ellas son (al menos en 11 de las intervenciones) una artimaña para inflar los números, ya que los agentes no las decomisaron, sino que se las llevaron a la comisaría cuando los organizadores terminaron de hacer el recuento ilegal de los votos.
Así sucedió en la Escola Práctiques UB, en el Instituto Domeneq i Muntaner, en el Ruiz Picasso, en el Valldemosa -donde se trasladan las urnas en coches camuflados-, en la Escola Superior de Diseny -donde solo se precintan las urnas una vez que el resultado de la votación es anunciada de viva voz-, o en el CEIP Pit Roig -donde un miembro de los Mossos es quien sostiene la urna mientras “las personas congregadas sostienen las papeletas”-.
5) Mossos como chivatos
En algunos casos, el papel de los mossos pasó de la inacción a la colaboración evidente con la consulta ilegal. Es el caso de la intervención ocurrida en el CEIP Gayarre, donde un miembro de la policía autonómica "alertó de la intervención de la Policía Nacional a las personas que se hallaban a las puertas del punto de votación". En Escola L'Arenal de Llevant, es otro agente del mismo cuerpo el que informa a la prensa de que se está produciendo ya el recuento de los votos y que, por tanto, no van a decomisar las urnas. En el CEIP Provençals, un coche camuflado de los Mossos es el que realiza las contravigilancias para prevenir la llegada de los agentes de la Policía o Guardia Civil. El informe de Interior asegura que los policías autonómicos que realizaron estas tareas fueron después vitoreados por los organizadores.
6) Llamamiento hacia el tumulto
Los Mossos d'Esquadra requirieron en 233 puntos la presencia de la Guardia Civil y la Policía para apoyar su presencia sobre el terreno y hacer cumplir los mandatos judiciales. Sobre las seis de la mañana, comienzan a llegar las primeras patrullas de los Mossos, que constatan la aglomeración de gente en los colegios electorales. Sin embargo, las peticiones se realizaron a las 8:53 y 9:11 horas del 1 de octubre. En los 83 puntos que corresponden a Barcelona había ya congregadas entre 200 y 800 personas en cada uno de ellos, "bloqueando las puertas de acceso".
Los partes de los 12 operativos lanzados por la Guardia Civil en esos puntos reflejan que tuvieron que enfrentarse a actitudes hostiles y violentas pese a que los agentes de la policía autonómica reflejan una actitud "pacífica" en la información enviada a la coordinación del dispositivo. En cuatro de esos puntos ni siquiera había dotaciones de mossos, cuando se suponía que la presencia policial respondía a una llamada de apoyo para su actuación.
Así, el informe de Interior decribe la actuación de los mossos durante el referéndum ilegal como "cuando menos" inoperativa e ineficaz, ya que estuvo orientado a "mantener la seguridad ciudadana al modo de unas elecciones legalmente convocadas". Por ello, el documento de la Secretaría de Estado de Seguridad destaca que "las concretas instrucciones dictadas desde la prefectura de los Mosos d'Esquadra hicieron que cumplir el mandato judicial fuera tarea inasumible".