105 días pasó en la cárcel José Barrionuevo, exministro de Interior socialista, tras una condena en el caso de los GAL. Esa cantidad de días ya la han superado Oriol Junqueras y Joaquim Forn, que duermen en Estremera desde hace 106 noches.
En su caso, se trata de una prisión provisional sin fianza, como apuntan medios independentistas, lo cual difiere de la condena de Barrionuevo, que era en firme. Él y Rafael Vera, exsecretario de Estado para la Seguridad, fueron condenados en 1998 por el secuestro de Segundo Marey y malversación de caudales públicos, a diez años de prisión y doce de inhabilitación.
Un indulto parcial redujo a un tercio su condena y una modalidad especial de tercer grado penitenciario le eximió de pernoctar en prisión, sometiéndose a controles periódicos.
Por tanto, pasaron tres meses durmiendo en la cárcel tras la suspensión provisional de la condena. Aquella vez el Gobierno de José María Aznar cursó la propuesta del Tribunal Supremo. El PSOE, partido en el que militaban, ya no estaba en el poder cuando se tramitó el indulto.
La llegada a prisión de ambos fue el 10 de septiembre del 98, un día después de la orden del TS, acompañados de 7.000 militantes que les apoyaban y de Felipe González.
El PSOE criticó que el indulto no fuera total, aunque ellos ni siquiera lo habían pedido. "No pediré ni un gramo de indulgencia a aquellos que han contribuido a que esté en esta situación injusta", declaró Vera.
Roldán y Puigdemont: 195 días de diferencia
Carles Puigdemont lleva desde el pasado 30 de octubre huido en Bruselas tras la declaración unilateral de independencia. Eso, a día de hoy, viernes 16 de febrero, hace un total de 109 días.
Una estancia fuera del territorio español que se queda corta comparada con el tiempo que estuvo Luis Roldán, exdirector general de la Guardia Civil. 304 días, desde el 29 de abril de 1994, y fue detenido el 27 de febrero de 1995 en Bangkok. Por los delitos de cohecho, fraude fiscal, estafa y malversación de fondos públicos fue condenado a 28 años de cárcel por la Audiencia de Madrid.
A Roldán se le acusó de corrupción, por lo que tuvo que dimitir a finales de 1993, además de acumular denuncias por guerra sucia contra ETA mediante el GAL.