Torrent mantiene el pleno de Sànchez para desgastar más a Llarena tras la bofetada alemana
El president del Parlament recuerda a Llarena el acuse de recibo de un comité de la ONU para presionarlo.
10 abril, 2018 02:52Noticias relacionadas
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Roger Torrent no cree que Jordi Sànchez vaya a ser investido president de la Generalitat de Cataluña. Tampoco lo creen Junts per Catalunya, su grupo político, ni ERC, el otro partido que lo apoya. La CUP ya ha anunciado que se abstendrá y que el pleno de investidura es una "pérdida de tiempo", según su portavoz, Carles Riera.
Por no tener, el expresidente de la Asamblea Nacional Catalana y número dos de Carles Puigdemont en la lista electoral no tiene ni los votos necesarios, ya que sólo cuenta con 65 a favor, los mismos que en contra.
En el rosario de jugadas estratégicas de los partidos independentistas, la investidura de Sànchez es el conocido como el "plan B", que sucedió al intento de investir a Puigdemont (plan A) y que precedió al de Jordi Turull (plan C), el único candidato que se ha sometido, sin éxito por la abstención de la CUP, a un debate de investidura en el hemiciclo.
Todo el mundo piensa en el "plan D", un candidato de Junts per Catalunya que no esté en la cárcel y que pueda formar un Gobierno efectivo. Es lo que reclama ERC, la mayoría del PDeCAT, partido del propio Puigdemont, y la asociación Òmnium Cultural. Pero hasta el 22 de mayo queda mucho tiempo y el entorno de Carles Puigdemont se resiste a que el Parlament y Cataluña pasen página, algo que los situaría probablemente en un segundo plano.
Carta a Llarena
En ese sentido, Sànchez es un déjà vu, una vuelta atrás de dos casillas. La convocatoria de Torrent va acompañada de un escrito remitido al Tribunal Supremo en el que se recuerda que el Comité de Derechos Humanos de la ONU ha emitido un comunicado en el que pide a España como país que garantice los derechos políticos de Sànchez.
En realidad, el escrito del comité de la ONU no es más que un acuse de recibo sin trascendencia jurídica, aunque ha sido presentado por los partidos independentistas como un triunfo internacional sin precedentes. Un breve repaso al documento es suficiente para concluirlo.
En el texto se informa de que la solicitud de la ONU ha sido "registrada". Es decir, que ha llegado a su destinatario y ha entrado en su sistema con un número de referencia. Después, se indica que España debe "garantizar que Sánchez puede ejercer sus derechos políticos", sin mencionar en ningún momento la investidura.
Una última frase deja claro la trascendencia del asunto. Sànchez pidió al comité de la ONU que se pronunciase para que pudiese ser investido. Ese era el fin de su demanda. "Esta petición [al Estado español] no implica que se haya llegado a ninguna decisión sobre el fondo del asunto", dice la respuesta. En otras palabras: Sànchez pidió que la ONU garantizase la investidura, un comité hizo acuse de recibo y aclaró de que no ha habido ninguna decisión al respecto.
La interpretación de Torrent
Pese a eso, Torrent argumenta en su carta al Supremo que "la concesión de las medidas cautelares por parte del Comité de Derechos Humanos de la ONU implica una obligación de resultado a todos los poderes del Estado y exige que se habiliten los mecanismos necesarios para que el diputado Jordi Sànchez pueda someterse al debate de investidura".
"En caso de que el Tribunal Supremo no diese cumplimiento a la resolución, se estaría produciendo un daño irreparable a los derechos políticos del diputado", dice Torrent, aunque la CUP considera una "pérdida de tiempo" el pleno.
Según explican fuentes independentistas, la intención esta semana es presionar a Llarena y continuar con el desgaste, especialmente tras la excarcelación de Puigdemont en Alemania, algo no previsto por el magistrado del Tribunal Supremo. La defensa de Jordi Sànchez cree que puede utilizar la previsible decisión de Llarena de no dejar ir a Sànchez al debate de investidura, algo que sería la segunda vez que pasa, en los juicios internacionales que planteará en los próximos meses o años.
Mientras, a los partidos independentistas les sirve para seguir incidiendo en la opinión pública contra un Estado que, según ellos, incumple sus obligaciones internacionales. Pero, a pesar de este intento de investidura, todos en Cataluña piensan en el "plan D" y si, esta vez, logrará dar a Cataluña un Gobierno que evite la repetición electoral.