Una imagen de recuerdo, tomada por una persona que paseaba junto a una amiga por el paraje, fue la pieza clave que sirvió para identificar y colocar sobre el escenarios de los hechos al presunto asesino del Pantano de Susqueda (Girona), el hombre acusado de terminar con la vida de los jóvenes Paula Mas y Marc Hernández el 24 de agosto del año pasado cuando pretendían dar un paseo en kayak. Una fotografía que mostraba el coche del presunto asesino aparcado en los aledaños del paraje de La Rierica, donde los investigadores centran los hechos, y que fue tomada minutos antes de que, según los forenses, se produjeran los asesinato.
Al fondo de la foto, tomada 40 minutos antes de las 11.20 de la mañana, los agentes de los Mossos d'Esquadra identificaron la furgoneta blanca Jordi Magenti. El Land Rober blanco que sirvió para trasladar al acusado a la zona. Y que fue la clave para identificarle tras semanas con el caso sin resolver.
Desde el primer momento, el esfuerzo de los investigadores se centró en identificar a las personas que pudieron estar en el pantano en el momento de los hechos. Los informes de la policía autonómica definen la zona como un paraje sin apenas población, por lo que la estadística jugaba a su favor.
La piedra de una casa en ruinas
Los agentes pronto identificaron a los cuatro habitantes de un pequeño inmueble llamado Mas Llomà, y sus testimonios fueron fundamentales para poner nombres y apellidos al principal acusado. Los tres declararon que escucharon tres disparos y luego un cuarto. Algo que coincide al completo con los tres tiros encontrados en el cuerpo de Marc y el identificado en el cadáver de Paula. Además, dos de las testigos sirvieron con su testimonio para datar de forma aproximada la hora del ataque. El GPS de sus teléfonos acreditó su posicionamiento en el momento de los disparos. Como ya reveló EL ESPAÑOL, un peritaje de sonido realizado por la policía autonómica sirvió para ubicar también el paraje del presunto asesinato.
Pero hubo todavía un dato más concreto: la piedra que los agentes encontraron en el acelerador del coche cuando fue tirado al pantano. No era un guijarro común. un canto rodado, sino que tenía una morfología distinta. Había una explicación: la piedra fue extraída por el asesino de una construcción en ruinas. La única cercana estaba en el paraje de La Rierica, donde ya se centraban las pesquisas, y donde el principal acusado reconoció después su estancia esta mañana. La mujer del acusado aportó también imágenes que confirmaron ese día la presencia del coche.
Esos dos parámetros, sirvieron para identificar a la única persona que pudo estar en el lugar de los hechos, una vez descartados tanto los habitantes de la casa de campo cercana como las dos personas que ese día practicaban senderismo frente al pantano. El 29 de agosto, el principal acusado compraba de forma sorpresiva un billete para que su mujer saliera del país y fijara su nueva residencia en Colombia. El pasaje se compró un día después de que apareciera el coche de las víctimas, hundido hasta entonces en el pantano. En ese momento, los Mossos ya seguían la pista de Magenti, condenado en 1997 por otro asesinato.