La red criminal había extendido sus lazos por buena parte del país. A través de un entramado de empresas lograron desviar 25 millones de euros en el impago de IVA sobre bebidas alcohólicas. En la operación explotada por la Guardia Civil en colaboración con la Agencia Tributaria han sido detenidas 43 personas y se han intervenido bebidas por valor de más de 4 millones de euros.
La operación Espíritu se ha llevado a cabo en las provincias de Madrid, Zamora, Badajoz, Castellón, Valencia, Barcelona, Gerona, Sevilla, Cádiz, Málaga, Lérida y Guadalajara. Los delitos que se imputan a los miembros de esta organización delictiva son contra la Hacienda Pública, blanqueo de capitales, pertenencia a organización criminal, contra el mercado y los consumidores y falsedad documental.
Inicialmente, la investigación se centró en la actividad real de un Depósito Fiscal ubicado en la provincia de Castellón, con el fin de corroborar la hipótesis planteada sobre la existencia de un presunto delito contra la Hacienda Pública. Pero a lo largo de la misma se fue detectando un entramado societario que se extendía por varias provincias del territorio nacional, formado por más de 60 empresas.
Este entramado de empresas estaba perfectamente diseñado para enmascarar esta actividad delictiva, en la que cada sociedad desempeñaba diferentes roles.
Modus operandi
La adquisición de la mercancía, bebidas alcohólicas se realizaba por un grupo de empresas denominadas “introductoras”, las cuales dirigían el producto al Depósito Fiscal. Seguidamente, las bebidas espirituosas eran transportadas hasta los centros de distribución, que poseían la capacidad de comercializarlas a precios muy por debajo de los de mercado. Este bajo precio se lograba porque la organización criminal eludía pagar el impuesto del IVA.
Aunque la mercancía era trasladada realmente a los referidos centros de distribución, la organización la hacía pasar en su documentación por distintas sociedades, entre las que se distinguían dos clases: por un lado, las pantallas que únicamente intentan difuminar el seguimiento de la mercancía y alejar la acción fraudulenta de los responsables criminales; por otro, las denominadas truchas o missing traders, al frente de las cuales la organización criminal situaba testaferros.
Este fraude millonario se perfeccionaba, ya que estas últimas eran las que la organización destinaba a no pagar el IVA correspondiente, de tal modo que cuando la Administración les exigía esta compensación, nadie respondía a la misma, llegando a alcanzar un fraude que habría superado los 25 millones de euros en este concepto.
De este modo, la organización criminal se aseguraba la colocación de todas las bebidas alcohólicas que pudiera adquirir distribuyéndolas por las provincias afectadas y consiguiendo prácticamente una monopolización del mercado.
Además de las detenciones practicadas, la operación se ha saldado con el bloqueo de varios centenares de productos financieros, 47 inmuebles de distinta naturaleza y 59 vehículos.
En la misma han participado distintas unidades pertenecientes a las Comandancias de la Guardia Civil de las provincias afectadas, así como unidades caninas detectoras de papel moneda y drogas. Igualmente, han participado inspectores de diferentes dependencias regionales de inspección de la Agencia Tributaria y la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF).