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Hace más de año y medio que José Blanco (Palas de Rey, Lugo, 1962) no concede una entrevista a un medio escrito de ámbito nacional. No ha dejado de tener una opinión sobre la situación del PSOE, la estrategia y los mensajes que más le convienen a la organización. Esa fue su responsabilidad durante los 12 años que fue secretario de Organización y número dos del partido con José Luis Rodríguez Zapatero en una época en la que el PSOE gobernó sus últimas dos legislaturas.
"Tenía que pasar algún tiempo", explica. Como la mayor parte de los dirigentes socialistas, en las últimas primarias por el liderazgo apoyó con firmeza a Susana Díaz frente a Pedro Sánchez. Perdió y se volcó en su labor como eurodiputado, que le ha llevado a ser el ponente de la institución para una directiva sobre energías renovables seguida con mucho interés por el sector privado. Pero el Parlamento Europeo, que se renovará en 2019 con unas elecciones que coincidirán en España con las municipales y autonómicas, es noticia menos a menudo que la política nacional que Blanco sigue escudriñando, aunque sea a distancia.
Algunos lo ven como un candidato ideal para recuperar la Xunta de Galicia tras tres legislaturas de Alberto Núñez Feijóo, pero él, cercano al actual líder de los socialistas gallegos, niega tener esa ambición. Otros creen que sus planteamientos deberían ser más escuchados, pero en Ferraz hay otros equipos y prioridades. Sin despejar su futuro, lo que Blanco asegura querer ser es eurodiputado, aunque sea lejos de los focos. "Cuando la dirección del partido me pregunte sobre mi disposición para ser de nuevo candidato, si me lo pregunta, será a ellos a quien en primer lugar les dé una respuesta", dice.
¿Se arrepiente de la decisión de apoyar a Susana Díaz?
Hubo un proceso de primarias y soy una persona que me comprometo. En aquel momento entendí que era una buena opción. Lo que pienso del resultado lo dejé escrito la noche de las primarias: la victoria de Pedro Sánchez es inapelable. A partir de ahí, tenemos que trabajar todos juntos para construir primero la unidad del partido y después un proyecto ganador. Mantengo una tesis que comparten muchos compañeros. Si no acabamos con la división, la división acabará con el PSOE. Mi actitud y cada vez la de más compañeros es contribuir a la serenidad interna. Hoy el PSOE ha ganado mucho en tranquilidad, en proyecto político y está en mejores condiciones de competir. El PSOE está mejor y Pedro Sánchez está en condiciones de ganar y de convertir al partido en la primera fuerza política de España.
En la última Escuela de Buen Gobierno hubo plantones sonados como el de Díaz o Felipe González. Ferraz vetó a Elena Valenciano para aspirar a liderar a los socialistas en la Eurocámara. ¿Dónde está el problema, en los que no integran a los que perdieron o en los perdedores que no se quieren integrar?
Hubo un problema al reconocer el resultado y a su vez un ejercicio de ciertas cautelas en relación con quien perdió. Se está superando y quien no lo haga deberá saber que no está contribuyendo al objetivo común. Eso es algo que también le puede condicionar en su territorio o en su ambición. Es más necesario que nunca presentar un proyecto ganador. Se lo debemos a los ciudadanos españoles tras largo tiempo de Gobierno del PP. Hay que visualizar una alternativa de cambio y para eso tenemos que remar todos en la misma dirección. Para ganar fuera hay que sumar dentro.
La única opción que puede ser un cambio de partido y de políticas es el PSOE. Ciudadanos se quedaría en la mitad del camino, pero eso no sería un cambio sino un recambio
Ningún sondeo de referencia, ni el CIS, ni SocioMétrica, ni Metroscopia ni Sigma Dos, indican que el PSOE está mejor ahora que en las últimas elecciones generales, cuando cosechó el peor resultado de su historia. ¿Por qué el PSOE no tira?
El PSOE acaba de salir de un proceso muy desgarrador y necesita un poco de tiempo. Pero lo que dicen las encuestas es que hay un deseo de cambio como no se conocía desde hace tiempo por un desgaste acusado del partido del Gobierno. La herencia de Rajoy se puede resumir en la mayor brecha social que nunca había habido en España en igualdad o precariedad, pero también la mayor brecha territorial, que es el mayor problema que tiene España. En los datos demoscópicos vemos que la mayoría quiere un cambio de partido, pero también de políticas. La única opción que puede ser un cambio de partido y de políticas es el PSOE. Hay otras alternativas, pero se quedarían en la mitad del camino, con un cambio de partido y no de políticas. Y eso no sería un cambio sino un recambio, que es lo que representa Ciudadanos.
De la "espuma morada" a la naranja
Y, sin embargo, los deseos de cambio los está capitalizando Albert Rivera.
De momento no sabemos quién lo va a capitalizar porque no ha habido elecciones. En 2015 había una espuma morada. Ahora, en 2018, hay una espuma naranja. Cuando pase el oleaje, la única alternativa firme y segura al Gobierno del PP en descomposición será el PSOE. Ciudadanos aparece como una expectativa de cambio pero, ¿en qué consiste? No vaya a ser que al final sea un recambio para hacer esas políticas de las que la sociedad se está alejando, que son las que ha protagonizado el PP.
¿Está empuñando el PSOE las banderas correctas o de referencia de la socialdemocracia? Me refiero al feminismo, a la lucha contra la precariedad, ¿cree que se entiende la posición del PSOE sobre la prisión permanente?
Otros, como Ciudadanos, están sólo en una bandera, que es ejercer de látigo, como por ejemplo en Cataluña, donde no resolverá nada. A medio o largo plazo le va a ser muy gravoso. Levantando muros no se construyen puentes ni se favorece la convivencia necesaria en Cataluña. En un debate de brochazo gordo, probablemente las propuestas socialistas tardan en ser visualizadas, pero somos el partido de la igualdad, de la cohesión social y de los derechos. Lo hicimos cuando tuvimos responsabilidades de Gobierno y lo volveremos a hacer.
Cada vez que escucho al señor Rivera (que habla muy bien, pero es todo márketing) referirse a la cohesión territorial y social, me pregunto: ¿se puede construir desde Presupuestos del Estado menguantes?
¿Cree que el éxito de Rivera en Cataluña abona un buen resultado en el conjunto de España?
En Cataluña la gente se está preguntando ya cuál fue la utilidad de votar a Ciudadanos si seguimos igual, bloqueados y sin esperanza. Cada vez que escucho al señor Rivera, que habla muy bien, pero es todo márketing, referirse a la cohesión territorial y social, me pregunto: ¿se puede construir desde Presupuestos del Estado menguantes, con una inversión y gasto públicos cada vez menores? La cohesión social no vive de las palabras sino de los hechos. Para la sanidad, la educación o la dependencia, de la que nunca habla Rivera, son necesarios recursos públicos. Lo supe bien cuando impulsé el AVE a Galicia, mi tierra, y hubo quien decía que eran inversiones improductivas. Si hablamos de la cohesión territorial, desde el látigo no se van a garantizar las infraestructuras que vertebren España, que son fundamentales.
Para Ciudadanos, la crisis con económica que marcó el final del mandato de Zapatero les deslegitima.
Hay que dejar la demagogia a un lado. Hubo una crisis que desgraciadamente tuvimos que afrontar los socialistas desde el Gobierno, pero no fue por las políticas socialistas sino sobrevenida. Por cierto, el año 2008 fue el de mayor actividad económica en la historia de España. Pero además, no tocamos un duro en elementos sustanciales: garantizar la educación o la Sanidad. Incluso cuando se habla de las pensiones se hace con demagogia. Las de las rentas más altas las congelamos, pero después del año anterior en el que ganaron poder adquisitivo, por lo que en el cómputo global subieron. Lecciones de esto, ninguna. Dejarlo todo a que el mercado resuelva las cosas, como proponen los liberales, es un error. Sin intervención pública, ¿vamos a mejorar los salarios de los españoles? Sin derogar la reforma laboral, ¿vamos a recuperar el poder adquisitivo? ¿El mercado va a resolver el sistema público de pensiones? ¿Y los problemas educativos de los que necesitan becas?
¿Qué le parece el ex primer ministro socialista francés Manuel Valls como candidato a la alcaldía de Barcelona por Ciudadanos?
Lo respeto mucho, pero ha sido el promotor de la reforma laboral francesa. Lo que no quieren los franceses se lo ofrecen a los barceloneses. No creo que a una sociedad como la catalana, que se ha organizado para hacerle frente al independentismo y al nacionalismo le parezca bien que entre el 1,6 millones que vivan en Barcelona no encuentren un candidato antes de tener que importar uno de fuera.
Hay quien dice que sería un buen candidato para un frente constitucionalista. El PSC, en las últimas elecciones, sacó tan solo cuatro de 41 concejales y acabó apoyando a Colau.
Que se dejen de frentes. Los mejores momentos de la ciudad de Barcelona tuvieron como protagonistas a alcaldes socialistas. Por lo tanto, sabemos de lo que hablamos. Podemos volver a protagonizar los mejores momentos porque sabemos cómo hacerlo. Esa sabiduría tampoco la tiene Ciudadanos porque no tiene experiencia de Gobierno. Nadie sabe cómo gobiernan. Quizás lo que quieren al importar a Valls es cubrir esa debilidad.
Mucha gente dice hoy en voz baja que el Estatuto de Autonomía que aprobaron las Cortes Generales y luego ratificaron los catalanes en referéndum nos hubiera permitido muchos años de tranquilidad y convivencia
Dice usted que Ciudadanos es el partido del látigo, pero en Cataluña ha ganado las elecciones, superando incluso a Puigdemont.
Ciudadanos fue capaz de liderar un frentismo que ya hemos visto en otros momentos. Recuerdo cuando Mayor Oreja fue candidato a lehendakari y también fue capaz de aparecer como la alternativa constitucionalista, pero en base a un planteamiento frentista. A corto plazo puede ser exitoso. Es una pena que Ciudadanos no haya gobernado en Cataluña porque veríamos lo difícil que es pasar de las palabras a los hechos. Hay una parte importante de la sociedad en Cataluña que tiene una visión que tampoco se puede aniquilar. Hay que hacerles ver que sus ideas tienen sentido si se respetan las normas y las leyes. Algún día habrá que hacer un ejercicio de reflexión. Mucha gente dice hoy en voz baja que el Estatuto de Autonomía que aprobaron las Cortes Generales y luego ratificaron los catalanes en referéndum nos hubiera permitido muchos años de tranquilidad y convivencia.
Pero era inconstitucional.
Algunos artículos. Lo que teníamos que haber hecho y no se hizo es decir hacer constitucional lo que votaron los ciudadanos. Pudimos promover una reforma de la Constitución para acomodar esos artículos. Incluso los que lo recurrieron reconocen hoy que fue un error hacerlo. Estoy seguro de que Rajoy firmaría hoy esa salida. Unos años después, los que iban a resolver el problema territorial de España, como Ciudadanos, lo que han hecho es agravarlo. Por eso digo que desde el látigo no se resuelven los problemas.
¿Qué responsabilidad tiene el Gobierno de Zapatero? Dijo que aprobaría lo que dijese el Parlament de Cataluña y en el Congreso se le pasó el "cepillo", como dijo para la historia Alfonso Guerra.
Lo que entendió Zapatero es que Cataluña necesitaba mayor autogobierno. Por eso se promovió desde al Parlamento de Cataluña y después desde las Cortes Generales una reforma muy ambiciosa para dar respuesta a las legítimas aspiraciones de Cataluña. Ese Estatuto generó mucho consenso en el Parlamento de Cataluña y bastante en el nacional. Lo apoyaron muchas fuerzas políticas que ahora están defendiendo la independencia. Por lo tanto, la apuesta era buena. Algunos, a grito de "se rompe España", empezaron a alimentar la batalla de la confrontación y hoy se les ha vuelto en contra. Lo único que les pido a Ciudadanos es que no alimenten de nuevo esa espiral de confrontación sin ninguna vía y propuesta para resolver el problema porque, si no, en un tiempo no muy lejano, las expectativas se pueden convertir en frustraciones. Se les volverán en contra.
Me pongo literalmente enfermo cuando escucho que hay gente que está en la cárcel por sus ideas políticas. ¡No! Están en la cárcel porque vulneraron la ley
¿Unas nuevas elecciones conseguirían desbloquear la situación política en Cataluña?
No creo que esa sea una solución. Creo que sería bueno que todo el mundo aceptara una premisa que es fundamental: en democracia hay que aceptar las leyes y cumplirlas. Me pongo literalmente enfermo cuando escucho que hay gente que está en la cárcel por sus ideas políticas. ¡No! Están en la cárcel porque vulneraron la ley. El Estado de Derecho obliga a todos. Sería deseable que el mundo independentista tomara nota, articulara una mayoría y empezase a gobernar para dar respuesta a los problemas de Cataluña. Después, hay que abrir un proceso de diálogo para ver qué márgenes tenemos para construir un espacio de convivencia que, sin darnos satisfacción a unos ni a otros, pueda permitir una mayor convivencia. Eso puede hacerse a través de una reforma constitucional.
Vistos los vetos entre partidos, ¿cree realista una reforma de la Constitución?
Esto sucede porque los que vinieron para cambiar la política tienen un mal hábito: no ser capaces de dialogar. Pensé que los dos nuevos partidos tenían vetos mutuos. Lo que estoy observando es que aquien vetan es al PSOE. Podemos vetó al PSOE para que Pedro Sánchez fuera presidente del Gobierno y Ciudadanos va a vetar a Ángel Gabilondo para que sea el presidente de la Comunidad de Madrid. Lamentablemente, esta legislatura va a ser una legislatura perdida porque los nuevos partidos están pensando más en las elecciones que en resolver los problemas de los ciudadanos.
¿Qué haría con TV3? ¿La cerraría, la intervendría, la dejaría como está?
He formado parte de un Gobierno que ha desgubernamentalizado la televisión pública. Lamento que no se reivindique más. Las televisiones públicas tienen que estar al servicio de la pluralidad y de la sociedad. Ese es un buen ejemplo hacia donde debería transitar la televisión pública catalana y, por cierto, la española.
¿Hay en España una regresión de las libertades? Están en cuestión acusaciones de terrorismo a los CDR o a los que dieron una paliza a guardias civiles en Alsasua. Este fin de semana se requisaron camisetas amarillas en la final de la Copa del Rey.
Lo que hay es todo lo contrario: un desafío al Estado de Derecho. A quien lo desafía no puede sorprenderle que el Estado de Derecho caiga sobre él. Este lunes fue amenazado con pintadas el secretario de Organización del PSC. Esto me recuerda a la kale borroka y al País Vasco. Espero que los escoltas que se suprimieron del País Vasco no tengan que ir a hacer escolta a cargos públicos a Cataluña por defender sus ideas.
Pero en Cataluña no hay un problema de terrorismo. Según el tribunal alemán que se niega a entregar a Puigdemont por rebelión, la violencia está excluida.
No voy a entrar a por qué delitos tiene que ser perseguido ningún ciudadano, eso corresponde a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, los jueces y fiscales. Pero nadie debe estar exento de respetar y cumplir la ley. Que lo llamen como quieran. Pintar y amenazar al secretario de Organización del PSC es perseguible desde el punto de vista del Derecho.
Después de lo que hemos vivido con Cifuentes, ¿qué más razones necesita Cs para cambiar de partido al frente de la Comunidad? ¿Qué más tiene que ocurrir en esta comunidad?
Dice que Ciudadanos no apoyará a Gabilondo pero lo que repite el partido de Rivera es justamente lo contrario. Que o dimite Cifuentes, con lo que la moción de censura ya no podría celebrarse, o apoyarán a Gabilondo.
Después de lo que hemos vivido, ¿qué más razones necesita Cs para cambiar de partido al frente del Gobierno? No se trata de sustituir a Cifuentes por otro del PP. ¿Qué más tiene que ocurrir en esta comunidad? Esta moción de censura trasciende a un planteamiento partidista. El PSOE ejerce su responsabilidad y además presenta un candidato sin aristas y del nivel de Ángel Gabilondo. ¿Qué más necesita Ciudadanos? ¿Le quiere dar una oportunidad más a ver cuál es la siguiente sorpresa? Los madrileños ya no están para más sorpresas.
En 2015, Podemos era el principal competidor electoral del PSOE. ¿Ahora es Ciudadanos?
En las municipales, Podemos alcanzó la alcaldía de Madrid y Barcelona y ahora las encuestas lo sitúan cuarto a nivel general. Tenemos que dejar de mirar a los lados y mirar de frente. Así podremos tener amplios apoyos que nos permitan aglutinar una mayoría para ganar.