La propuesta de Manuel Valls de encabezar una candidatura unitaria de los partidos constitucionalistas en Barcelona “encanta” a Cs y no disgusta al PP, que a tenor de la reacción en Twitter de su líder municipal, Alberto Fernández, estaría abierto a compartir siglas con su enemigo íntimo para hacer frente al separatismo y al populismo de Ada Colau.
El trino de Fernández fija la posición del PP con una ambigüedad premeditada que debe interpretarse, según confirmó su entorno, como un “no descartar nada”: “Barcelona une lo que la independencia separa y el populismo extremo de Ada Colau enfrenta y lastra nuestra ciudad. Barcelona debe estar siempre por encima de intereses de una fuerza política o particular” escribió. “Barcelona está por encima de las siglas”, resumió su equipo.
Sólo el tiempo y Génova dirán si la mano tendida de Alberto Fernández, ese “no descartar nada”, se concreta en una candidatura más o menos unitaria -el PSOE ya se ha desmarcado- y constitucionalista en Barcelona, o ese comentario era sólo una forma de pasar la bola para no aparecer ante la opinión pública como el aguafiestas que dice no a una fórmula que sólo puede agradar a los constitucionalistas. Más aún después de conocerse que el separatismo en su versión PDeCAT, y a través de órganos fácticos como VilaWeb y elNacional.cat, están alentando la necesidad de reeditar un Junts pel Cat barceloní para 2019.
Ambas posibilidades -que el PP se avenga a compartir cartel con Cs o que sólo trate de eludir el asunto- son plausibles después de que Cs haya hecho suya la propuesta Valls, eso sí, desapasionadamente: “Estaremos encantados de explorar esa vía incorporando independientes que vengan de otros partidos”, según señaló este lunes el secretario general del partido naranja.
José Manuel Villegas tampoco escatimó generalidades a la hora de valorar una opción ante la que Cs sólo puede sentirse concernido, en la medida en que ha sido propuesta por su candidato favorito, y no confirmado, para la Ciudad Condal. Villegas recordó que Cs fue la fuerza más votada en Barcelona el 21-D -en las municipales fue tercera-, de tal modo que cualquier frente común debería contar con ellos, si bien dijo que no han iniciado ni piensan de momento iniciar ninguna ronda de contactos con otras formaciones -léase PP- en esa dirección.
Quienes ya ha dicho no con cajas destempladas a la propuesta de Valls han sido los socialistas. El secretario de Organización del PSC, Salvador Illa, recordó este lunes que el candidato de su partido a las municipales de Barcelona es Jaume Collboni y achacó a “que algo no ha funcionado” el planteamiento de Valls: "No entendemos cómo una persona que se presenta en primer término con Ciudadanos luego apela a una lista unitaria", explicó.
Con más severidad se pronunció el número tres del PSOE, José Luis Ábalos, quien aseguró que los socialistas “no necesitamos importar un candidato”. Va de suyo que el PSOE no tiene por que hacerle el trabajo a Cs poniéndole en bandeja de plata una alianza en Barcelona que podría facilitar el fichaje de Valls por Rivera, pero que no entendería buena parte de su electorado. La pregunta entonces es si el PP va en serio o si responde con evasivas a una posible maniobra envolvente de Cs.
En 2015 los partidos constitucionalistas sumaron el 43,5% de los votos y los separatistas el 40,4%. Si les atribuimos los votos de los comunes de Colau, ese porcentaje subiría al 45,7%.