Las palabras de Diego Fernando García Arias quedaron grabadas para la posteridad, y sobre todo para la Justicia, el 1 de diciembre de 2017 en la cárcel de La Picota, en Bogotá (Colombia) aunque el literal de sus palabras ha permanecido guardado bajo secreto hasta ahora. Frente a él, un fiscal español hacía las preguntas al directivo de la filial del Canal de Isabel II en Colombia, que tras su detención, relató sin tapujos cómo el expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, organizó presuntamente el cobro de seis millones de dólares de comisión a cambio de que el Canal comprara una empresa local por 30 millones. Algo que el político madrileño niega de forma tajante.
"Ignacio González dio el siguiente reparto", arrancaba Diego Arias en su primer minuto de declaración, ratificada este miércoles en la Audiencia Nacional. "La comisión que deben pagar para hablar con Sebastiao, que ya está hablado, solamente para que te reúnas con él es de seis millones de dólares".
Frente a una delegación española, el empresario investigado explicó con pelos y señales sus conversaciones con Edmundo Rodríguez Sobrino para la compra de Emissao, cómo él mismo organizó el traslado del dinero y cómo la mordida destinada presuntamente a González quedó en manos de testaferros por la investigación que el expresidente de la Comunidad de Madrid tenía en marcha sobre su ático de lujo en Marbella: "Edmundo me dice: "la parte de Ignacio González la voy a recibir yo porque Ignacio está de mierda hasta aquí, no tiene cómo procesar el dinero y no tiene cómo saca y no tiene cómo hacer nada, y me ha pedido que sea yo quien lo tenga".
"¿A Edmundo quién le daba esa información?", pregunta en otro momento de la declaración el fiscal. "Ignacio González dio el siguiente reparto", contestó entonces el arrepentido, en una versión que amplió este martes en su comparecencia en Madrid y que la defensa de González descarta: "Son seis millones de dólares. Tres millones tienen que ser para España y otros tres millones tienen que ser para la gente de Colombia".
"Son dos millones para mí, o sea, para Ignacio González, y un millón de dólares para una persona que me trajo el negocio y me ha ayudado mucho y que es alguien que quiero ayudar que se llama Luis Vicente Moro", explica el exresponsable de expansión de Inassa sobre el presunto papel de otro de los investigados, hombre de confianza de González y exdelegado del Gobierno en Ceuta para el Partido Popular. Ante la Audiencia Nacional, Arias reconoció este miércoles que sus conversaciones fueron siempre con Rodríguez Sobrino y que nunca habló directamente con González de las mordidas. Algo en lo que se basa la línea de defensa del expresidente madrileño para desacreditar el testimonio.
"Dos y uno, vale -prosigue el relato del confidente sobre el reparto del dinero- y los tres de Colombia, como se que tú tienes compromisos de gente que te ha ayudado ¿cómo los vamos a repartir? Entonces Edmundo dijo: Ignacio, si te parece, lo repartimos a partes iguales. Hay una persona que me ha ayudado mucho que es Diego, lógicamente. Y entonces Ignacio González le pregunta estas palabras a Edmundo, esto nunca se me olvidará: Edmundo, ¿Diego es de confianza? y le dijo: de total confianza”.
A las preguntas del Fiscal, el hombre del Canal en Colombia explica que fue Rodríguez Sobrino quien le confesó estas conversaciones con el presidente de la Comunidad de Madrid. "Edmundo me lo contó. Me lo contó. Me lo repitió como cosas claves de la conversación. Y era cierto. Un millón de dólares para Diego, un millón de dólares para mi y hay una persona que no tiene nada que ver con la operación pero que yo quiero ayudar. Una amiga mía que yo estimo y que me gustaría ayudarle con algo, que es Ramón Navarro Pereira".
Una cifra escrita en una servilleta
Una vez pactadas las cantidades, fue el propio Diego García Arias el encargado de negociar directamente la compra de la filial brasileña como jefe de expansión de Inassa, la sucursal del Canal de Isabel II en Sudamérica. "Entonces me voy a Brasil y le digo a Sebastiao (Cristovam, acusado de sobornar a los políticos españoles para que compraran su empresa): Sebastiao, Edmundo me ha dicho… ni siquiera lo hablo con él. Escribo esto en un papel. Me ha dicho esto. Sí Diego, es correcto. Eso es lo que yo tenía pactado pero…".
El arrepentido relata entonces cómo el empresario brasileño, el dueño de la empresa ofertada, se negó a pagar la comisión acordada con la excusa de que la empresa tenía más valor en ese momento que cuando se pactó la mordida. "Sebastiao, esas son las instrucciones que tengo yo. Y lo sabe desde Ignacio González hasta Edmundo", mantiene que le reprochó el enviado del Canal.
Pese a las reticencias, el contrato de compra de la empresa se firmó en noviembre de 2013 por 30 millones de dólares. Y es entonces cuando Diego García Arias vuelve a ponerse en contacto con Sebastiao Cristovam para que proceda a los pagos prometidos. "Entonces me voy a Brasil y digo Sebastiao, entonces ya está listo. Ya está listo todo. El primer pago ¿qué hacemos? ". La contestación de su contacto carioca no fue la esperada. "Yo seis millones de dólares no puedo cumplir".
"La parte de Ignacio la voy a recibir yo"
"Le dije Sebastiao ¿entonces qué hago yo? Tú me tienes que cumplir", prosigue el arrepentido. Finalmente y según esta versión, ambos pactaron que la mordida fuera rebajada un 10% por el pago de impuestos en Brasil. "Esa decisión la tomo yo, porque veía que se estaba enredado todo y dije a estos yo le digo que hay que descontar los impuestos y que esto quedará en cinco millones cuatrocientos".
"La distribución quedó de la siguiente manera -prosigue el arrepentido en su declaración colombiana- un millón ochocientos para Ignacio González y novecientos mil por cuatro que éramos: Diego García, Edmundo Rodríguez, Luis Moro y Ramón Navarro [...] Entonces Edmundo me dice: la parte de Ignacio González la voy a recibir yo porque Ignacio está de mierda hasta aquí, no tiene cómo procesar el dinero, no tiene como sacar y no tiene cómo hacer nada y me ha pedido que to se la tenga".
Para articular la salida del dinero sin ser detectados, Diego Arias explica que todos los participantes, a excepción de Ignacio González y Luis Vicente Moro, abrieron cuentas en la entidad Helm Bank de Panamá. Edmundo Rogríguez Sobrino, por su parte, abrió dos depósitos distintos, escriturados a nombre de sendas sociedades pantalla. Según esta versión, uno de ellos sería para custodiar su dinero y el segundo, para guardar el del expresidente de la Comunidad de Madrid.
Dos contratos
Tal y como avanzó El Confidencial, Diego Arias fue detenido el pasado 24 de agosto en el aeropuerto colombiano de El Dorado y encarcelado en prisión preventiva, acusado de participar en la compra fraudulenta de Emissao por la Justicia local.
Desde ese momento, el directivo de la filial del Canal mostró su intención de colaborar con la Justicia y su testimonio, ofrecido a los tribunales colombianos, sirvió para identificar activos de la trama ocultos en Sudamérica. Quienes conocen bien la investigación consideran además que su testimonio fue fundamental para captar como arrepentido a uno de los hombres de confianza de González: Edmundo Rodríguez Sobrino.
El 3 de octubre de 2017 la Audiencia Nacional pidió la extradición de Diego Arias a España para que fuera investigado en el caso Lezo. Sin embargo la solicitud fue retirada, en vista de su palpable colaboración, reflejada en la declaración celebrada en diciembre y que ahora recoge EL ESPAÑOL.
Este miércoles, Arias se presentó de nuevo ante el juez Manuel García-Castellón, esta vez en Madrid, para ratificar su versión y facilitar que fuera preguntado por las defensas de los principales acusados, que niegan la veracidad de estas palabras y las vinculan con las ventajas judiciales que Arias quiere alcanzar tras su colaboración con la Fiscalía.
Así, la investigación de la compra de Emissao se ha polarizado en dos bandos: por un lado, tanto Arias como Rodríguez Sobrino, ambos avenidos a colaborar con la Fiscalía, reconocen las mordidas en Brasil y la vinculación, de una u otra forma, del expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González. Por otro, el político madrileño ha negado siempre cualquier relación con ese dinero, al igual que el exdelegado del Gobierno de Ceuta, Vicente Moro. En su última declaración judicial Moro negó incluso conocer a Diego Arias, con el que según la documentación del caso viajó incluso a Brasil para resolver la forma en la que iba a disfrutar de sus presuntos pagos.