El Partido Popular no quiere aplicar de nuevo el artículo 155 de la Constitución Española para suspender la autonomía en Cataluña. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ya fue muy reacio a liderarlo la primera vez y no lo hizo hasta que contó con el apoyo cerrado del PSOE y de Ciudadanos. Mucho ha llovido desde entonces y en el PP sólo hay ganas, aunque no estén basadas en ningún indicio racional, de una vuelta a la normalidad, aunque sea con Quim Torra como president.
Sin embargo, sus primeros actos han sido desafíos al orden constitucional. Tras ser elegido por el Parlament, se plantó en Berlín para comparecer con Carles Puigdemont. Su toma de posesión fue, como la de su predecesor, un desaire al rey y la Constitución, presentes en la fórmula oficial de jura o promesa. El equipo de Torra impidió, según el Gobierno, que acudiese ningún ministro y exigió un representante de la Delegación del Gobierno, que no acudió en señal de protesta. Este viernes tenía previsto acudir a las prisiones para visitar a los nueve políticos presos, algunos de ellos diputados, antes incluso de formar Govern, pero finalmente los visitará el lunes.
La determinación de Quim Torra es tan inequívoca como la de su predecesor y mentor, Carles Puigdemont, así que el foco del debate en el bloque constitucionalista está en cuándo, cómo y en qué términos se tendrá que intervenir de nuevo el autogobierno. La iniciativa y el alcance del próximo 155 corresponde al Gobierno, como este jueves ha subrayado Albert Rivera tras entrevistarse en Moncloa con Mariano Rajoy. Pero las diferencias de criterio sobre la cuestión han fisurado al bloque constitucionalista.
Es decir: ¿es posible aprobar ya otro 155 como pide Cs, o se debe responder “de manera proporcional” y sólo “cuando se incumpla la legalidad” como mantienen el Gobierno y el PSOE?
Cautela legal en el PP
En el PP ven con especial inquietud la propuesta de Albert Rivera de aplicar un 155 preventivo para controlar las cuentas públicas de la Generalitat, los Mossos d’Esquadra y TV3. Fuentes de la cúpula de este partido han advertido de que “el 155 no se puede aplicar así, sin más; hace falta un requerimiento previo y fundamentarlo todo muy bien. Si no, el Tribunal Constitucional te lo puede tumbar”, si la Generalitat interpone un recurso. Esta tesis parte de la cautela de que el Gobierno no puede, aunque sea con el aval del Senado -donde el PP tiene mayoría-, intervenir una autonomía cuando así lo considere.
Por contra, en opinión de Rivera hay motivos sobrados para mantener la intervención aprobando otro 155 “porque Quim Torra ya ha dicho que trabajará sin descanso por la república catalana, ha prometido lealtad a Puigdemont y ha dicho que va a restituir a Josep Lluís Trapero al frente de los Mossos” pese a estar imputado por sedición.
Es más, cuando la semana pasada los periodistas le preguntaron sobre si estaba “tasada” la posibilidad de aprobar ya otro 155, Rivera aseguró que la intervención del autogobierno catalán “se puede mantener todo el tiempo que desee la mayoría reforzada que dice la Constitución”, es decir siempre que quieran PP y PSOE. “Otra cosa -añadió entonces- es que Rajoy no quiera, pero entonces tendrá que explicárselo a los españoles”.
Según esta tesis, que parte de una lectura básica del artículo 155 de la Constitución, “en el momento en que el Gobierno considere que la Generalitat incumple sus obligaciones y actúa de forma que atente gravemente al interés general” puede, con el aval del Senado, intervenir el autogobierno. ¿Ha llegado ese momento? ¿Se arriesgaría el Gobierno a que el TC tumbase la suspensión o esa es una excusa del PP para dejar hacer a Torra, al menos, hasta sacar adelante los Presupuestos?
"Es una medida política"
Si el PP y el Gobierno circunscriben este debate al ámbito jurídico, Cs trata de llevarlo al ámbito político. Por eso Albert Rivera ha puesto énfasis en que la activación del 155 es una “medida política” y que ya está bien de dejar en manos de los jueces la respuesta al golpe separatista.
La diferencia de criterios ha abierto una sima en el bloque constitucionalista. Rajoy cuenta con la “lealtad” de Pedro Sánchez, que en el programa de Susanna Griso ha tachado de “ventajista el planteamiento de Rivera", a quien ha acusado además de “utilizar el debate territorial para arañar votos”.
La presión sobre Rivera por parte de los dos grandes partidos, para que se pliegue a los tiempos y la estrategia que decida el Gobierno podría aumentar si Podemos se suma a la terna. Pedro Sánchez ya invitó a Pablo Iglesias -que en los próximos días será también recibido por Rajoy- al frente de los partidos constitucionalistas. Aunque va de suyo que Podemos no quiere confraternizar con sus rivales ni en las fotografías, Iglesias no pierde ocasión de arremeter contra Rivera. Así que habrá que estar atentos por si la pinza bipartidista se convierte en una maniobra envolvente, con ayuda de Podemos, para presentar a Cs como un partido radical y autoritario.
Con este panorama, y vista la frialdad gestual de Rivera y de Rajoy en su reunión, todo indica que aunque se restañe la fisura en el bloque constitucionalista, la relación entre PP y Cs sólo puede empeorar. En este sentido, la lectura que hace el PP del tono empleado por Rivera no destila simpatía.
"Rivera iba de chulapo"
La fuentes consultadas creen que el presidente de Cs ha bajado el diapasón: “Rivera llevaba días vestido de chulapo en la carpa de San Isidro, pero ahora el tono es otro gracias a las múltiples gestiones que hemos hecho”, explicaba un alto dirigente del PP.
Además: “Es muy importante que Ciudadanos vaya cediendo”, explican estas fuentes. “Ahora ya no habla de prorrogar el 155 porque ya se ha dado cuenta de que no se puede, se levanta cuando se forme Govern. Ahora nos importa mucho que Ciudadanos vuelva a hablar de unidad” de las tres fuerzas políticas que impulsaron el anterior: PP, PSOE y Ciudadanos. En resumen, Rivera baja el tono, se acaba de enterar que el 155 decae, si sigue por ahí será señalado como el responsable de que no haya unidad de acción.
Los populares no saben cuánto durará el nuevo tono que advierten en Ciudadanos, pero se dan con un canto en los dientes si Rivera se queda en el plano retórico, algo que enmarcan en una dinámica de precampaña. “Ojalá tuviéramos con Ciudadanos la misma coincidencia que con el PSOE”, explican.