Iglesias también pasa a la oposición sobre Cataluña: exigirá a Sánchez un referéndum pactado
- El presidente del Gobierno prometió en la moción de censura diálogo con los separatistas.
- Torra forma un ejecutivo "limpio" para conseguir que se levante el 155.
- La Fiscalía alemana pide la entrega a España de Puigdemont por rebelión.
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Nada más culminar la moción de censura que acabó con Mariano Rajoy y tras los gritos de "sí se puede" para hacer suya la victoria, Pablo Iglesias lanzaba un aviso a Pedro Sánchez: "Es casi imposible gobernar con solo 84 diputados; España necesita un gobierno estable y estamos a su disposición". Era la penúltima exigencia para entrar en un "Ejecutivo progresista". Si, como parece obvio, el nuevo presidente del Gobierno apuesta por un Gabinete monocolor del PSOE, Podemos ejercerá una labor de oposición.
¿Y cuál será esa más que previsible oposición que harán Iglesias y los suyos frente al Ejecutivo de Sánchez? Habrá dos exigencias básicas que resultan irrenunciables para Podemos: la puesta en marcha de una agenda de reformas sociales y la articulación de un referéndum pactado como solución al gravísimo problema político que se vive en Cataluña.
Iglesias y sus compañeros de partido llevan reclamando el citado referéndum, que sería pactado entre el Gobierno y la Generalitat, desde las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015. Es decir, no es una reclamación nueva ni una ocurrencia. Pero, eso sí, puede resultar una propuesta envenenada para el PSOE.
Un plan que Sánchez no puede aceptar
Porque lo cierto es que los socialistas siempre se han opuesto a esta solución que propone Podemos. Y ahora, cuando Sánchez se ha apoyado en las formaciones independentistas catalanas para llegar a La Moncloa, puede generar un problema de enorme envergadura al nuevo Ejecutivo. Podría suceder que tanto Podemos como ERC y PDeCAT, que han facilitado la presidencia de Sánchez, le exijan un plan que difícilmente pueda aceptar.
Durante la moción de censura, el nuevo presidente del Gobierno insistió en la idea de que lo que ocurre en Cataluña es "un problema político" para el que prometió "diálogo" con la intención de "escuchar a los catalanes". Dicho diálogo tendrá que ser, por fuerza, con las citadas formaciones nacionalistas. Unas formaciones contra las que Sánchez respaldó la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
No es un secreto que la crisis de Cataluña, olvidada durante estos días convulsos de la moción que acabó con Rajoy y entronizó a Sánchez, volverá tarde o temprano a condicionar y moldear la política española. La gran duda es si el nuevo Gobierno de Sánchez apostará, como hasta ahora, por una alianza "de estado" junto a PP y Ciudadanos o preferirá, como pareció en el debate del Congreso, lanzarse a explorar otras vías con Podemos y los separatistas.