Las empresas y consorcios sanitarios y del medicamento reciben con más inquietud que alegría la designación Carmen Montón y María Jesús Montero como ministras de Sanidad y Hacienda. La preocupación no es casual. La primera, como consejera del Gobierno valenciano, revirtió hace dos meses la privatización de la gestión sanitaria del Hospital de Alzira, emblema de la gestión concertada aprobada por el PSOE e impulsada a partir de los 90. Y la segunda, como responsable de las cuentas en Andalucía, impulsó las controvertidas subastas de fármacos para recortar el gasto en Farmacia.
“Por separado las dos ya eran conocidas en el sector, pero es que juntas pueden convertirse en un binomio explosivo”, comenta EL ESPAÑOL un directivo de uno de los consorcios más importantes del país.
Este comentario, probablemente un exceso propio de una conversación informal, ha ido tomando cuerpo a medida que EL ESPAÑOL sondeaba a ejecutivos y dircom de algunos de los consorcios sanitarios y empresas del medicamento más representativos.
Ninguna de las fuentes consultadas quieren aparecer con nombres y apellidos en este reportaje. Unos porque no quieren ser señalados, otros “por cumplir el protocolo y aguardar a entrevistarnos con la ministra”, los de más allá sin más motivo que un singular sentido de la “prudencia”: “Comprende que hay que convivir”. Las razones para salvaguardar el anonimato resultan tan motivadas como elocuentes del desasosiego que embarga a la sanidad privada.
Con matices, ojo: uno de estos responsables tiene claro que “merecen un margen de confianza y a estas alturas, con el aumento de la esperanza de vida y la progresiva mejora y encarecimiento de la asistencia sanitaria, nadie en sus cabales pondría palos en las ruedas de un sistema que sólo puede garantizar la sanidad universal porque el sistema público y el privado y concertado se complementan: estamos convencidos -insisten- en que desarrollaremos una dinámica constructiva”, enfatizan.
"Un tema ideológico"
Sin embargo, todos los profesionales preguntados subrayan el componente marcadamente “ideológico” de todas las actuaciones de Carmen Montón. De hecho, recuerdan que ella misma adujo que la reversión era un "tema ideológico" cuando una auditoría de la Sindicatura de Cuentas de la Generalitat puso negro sobre blanco que el modelo Alzira -gestión privada de la sanidad pública- salía más barato.
Cuando en el transcurso de las conversaciones mantenidas constatamos que con las competencias transferidas a las Comunidades y un grupo parlamentario de 84 diputados poco se puede esperar-temer del relevo de Dolors Montserrat, las opiniones oscilan entre el asentimiento y la refutación.
“Es verdad que el Ministerio apenas se encarga de la decidir qué fármacos entran en el sistema de financiación pública y en fijar el precio”, pero también es cierto que un Gobierno como éste, que nace si apenas capacidad de actuación, se volcará en medidas de corte propagandístico y electoralista, y ahí sí podemos precipitar el fin de fiesta de la sanidad pública”, que ahora compromete la parte del león del gasto público.
"Riesgos con Montón"
Un alto ejecutivo del sector de los hospitales, el más crítico de los consultados, no tiene duda de que con Montón y Montero “pueden correr riesgo los modelos mixtos de atención sanitaria; las bonificaciones fiscales a las empresas que contraten seguros privados; los modelos de gestión privada -no los conciertos- e incluso las mutualidades”.
Otros compañeros de sector lo corrigen o matizan. “La realidad es tozuda. Hay dos millones de funcionarios acogidos al sistema de mutualidades; diez millones de españoles que contratan seguros privados complementarios; y el sector privado asume el 30% de las cirugías y el 25% de las urgencias: es un puntal imprescindible del sistema sanitario”.
En términos similares se pronuncia otro especialista: “Para recuperar posiciones y mejorar en los índices de evaluación hay que trabajar con espíritu de colaboración", dice uno. "La gestión de la sanidad pública parece concebida más pensando en el personal sanitario que en los pacientes”, concluye otro.
Todas las fuentes consultadas insisten en que “la sanidad tienen que ser buena, no pública o privada” y reparan en que “todos los países de nuestro entorno han incorporado copagos y fórmulas mixtas de gestión”.
Esperan a Montón y Montero -no sin recelo- "porque hay que hablar de conciertos, de gestión, de financiación y de establecer mecanismos que garanticen que la prestación sanitaria es igual de buena en todas las comunidades".