No ha habido pieza informativa sobre Meritxell Batet, que se haya publicado en los último días, que no haya subrayado como principal reto de su ministerio el desafío catalán. Siendo sin duda el desafío independentista el principal reto al que se enfrenta la política catalana, no son menores sus obligaciones y cometidos como máxima responsable del Gobierno en el funcionamiento de las administraciones del Estado y sus tres millones de empleados públicos.
Reto 1. Rebajar la tensión en Cataluña
Se trata de una misión en toda regla, por más que su éxito depende en buena medida de gestos y guiños tendentes a restaurar un clima de confianza entre el conjunto de la sociedad catalana y el resto de la sociedad española. La designación de esta política catalana defensora del federalismo como ministra ya parece ser un primer paso, al menos, en el ámbito de las intenciones. Le hará falta mano izquierda y mucha suerte: sobre todo en un horizonte de condenas a los golpistas y posibles extradiciones.
Reto 2. Normalizar la relación con la Generalitat
Se trata de un asunto tan importante como el anterior y que responde no sólo al campo de las emociones, sino fundamentalmente al de las leyes. Los separatistas intentan crear un ficticio conflicto entre la legalidad del Estado y la de la Generalitat. A Batet le tocará hacer pedagogía de la Constitución -para dummies y exaltados- y, a demás de "tender puentes", hacer valer el encaje de las distintas administraciones bajo el armazón constitucional.
Reto 3. Racionalizar la Administración
Eliminar duplicidades y abaratar el funcionamiento de las distintas administraciones del Estado parece una tarea titánica y quimérica. Sobre todo, en una España de las Autonomías, levantada sobre la arquitectura provincial de las diputaciones, donde todos los Gobiernos autonómicos aspiran a replicar las estructuras y organismos públicos del Estado.
Reto 4. Mejorar la productividad de los funcionarios
España tiene tres millones de empleados públicos y gasta unos 50.000 millones más de lo que ingresa en mantener anualmente esta plantilla. Hay que mejorar la productividad de los funcionarios y reducir las tasas de absentimo. Todo un reto tratándose de un Gobierno de inspiración socialista en el ecuador de una legislatura que se antoja corta y dura.
Reto 5. Capacidad adquisitiva y tasa de reposición
La tasa de reposición de los funcionarios se congeló durante los años más duros de la crisis. Volver a una tasa de reposición normal y mejorar la capacidad adquisitiva de los funcionarios y empleados públicos son dos demandas que Meritxell Batet tendrá que afrontar. Con todo, hay quien dice que sobran 500.000 funcionarios para hacer esto sostenible.