Frente a la consigna de "puentes tendidos" del nuevo Gobierno, la presidenta de Cs en Cataluña se erige en la única política que planta cara a las concesiones en que se traduce el mantra del diálogo.
Inés Arrimadas hace de isla rocosa pese a las críticas y reproches que ya recibe no sólo del PSOE -cosa previsible siendo el partido del Gobierno-, sino también el PP. De hecho, la líder de Cs ha sido la única dirigente de los tres grandes partidos constitucionalistas en negarse a hablar con Quim Torra mientras no retire del Palau de la Generalitat la pancarta que pide la libertad de los políticos presos. Iceta adujo que “no será una pancarta la que impida abrir el diálogo”, a modo de mohín. Y el popular Xavier García Albiol, que tiene cita para el lunes, también le afeó la determinación porque “tenemos el deber de sentarnos y escucharnos”, según dijo.
Si el bloque constitucionalista ya mostró signos de fisura, a cuenta de la aplicación del 155 cuando la intervención del autogobierno era fruto del acuerdo, ahora resulta evidente que no hay unidad de acción. Sobre si es Cs quien vuelve por sus fueros, o si son los otros partidos constitucionalistas los que empujan al partido liberal a bregarse en solitario, habría que valorar cómo el relevo en Moncloa ha modificado el marco de relaciones con el secesionismo institucional.
La mano tendida de Pedro Sánchez va tomando forma. El primer Consejo de Ministros del PSOE ha hecho el “gesto” de levantar el control sobre el gasto financiero de la Generalitat. El nuevo presidente del Gobierno ha tenido un primer contacto telefónico con Quim Torra, con quien se ha emplazado a un pronto encuentro en Moncloa. La ministra Meritxell Batet ha explicitado su voluntad de “dialogar” y “empatizar” (sic) con el independentismo. Y el secretario general del PSC, Miquel Iceta, ha franqueado la pancarta por la “llibertat dels presos” sin problemas.
Puentes de plata
Todo indica que la política de tender puentes -de plata- surte un efecto positivo, pero no se sabe ta ciencia cierta para qué y para quién. Arrimadas, que este viernes por la tarde convocó de urgencia en Barcelona una rueda de prensa para anunciar que pedirá la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso, no tiene ninguna duda: “Al único que ha beneficiado el cambio de Gobierno ha sido al señor Torra", dijo. "No podemos ir de guatemala a guatepeor", enfatizó luego en alusión al relevo en Moncloa.
La política catalana explicó que el levantamiento del control de la finanzas de la Generalitat, mal anunciado y peor explicado por la ministra portavoz, Isabel Celaá, es un “premio a Torra y al separatismo” en “pago” por el apoyo de los partidos independentistas a la moción de censura de Sánchez.
No ha quedado claro si lo que se levanta el Gobierno es el control de todas las finanzas, de la capacidad de la Generalitat para tratar con los bancos el pago de su deuda, o si lo único que se ha relajado ha sido el visto bueno del Gobierno, que pasa de ser semanal a mensual. Imposible saberlo después de la primera comparecencia de Celaà.
De hecho, ante la duda, Arrimadas subrayó que fue la ministra quien habló de “gesto a Cataluña”, y en política las intenciones cuentan. “El Gobierno debe entender que si habla con Torra, no habla con Cataluña, habla sólo con los separatistas”, enfatizó Arrimadas.
“No preocupa mucho saber que mientras Torra dice que va a seguir adelante con el procés, ubica símbolos que expulsan a la mitad de los catalanes de las instituciones, hace una limpieza en los mossos por motivos ideológico, da veinte millones más a TV3 y abre embajadas, Sánchez le premia y le permite que utilice el dinero de todos sin ningún tipo de control”, explicó la portavoz nacional de Cs.
Cs pedirá la comparecencia de Sánchez en el Congreso de los Diputados para que explique "su plan de Gobierno" y también "qué va a hacer frente a la imposibilidad de los partidos constitucionalistas de celebrar un acto en Vic, y qué va a hacer para impedir ataques fascistas como el que se ha producido en la Universidad de Barcelona en un homenaje a Cervantes”.
Los dirigentes del partido de Albert Rivera insisten en que "muchos españoles estamos muy preocupados por las hipotecas de Sánchez con los separatistas", una desazón que -a su juicio- está motivada porque "un partido acomplejado como el PSC es el que se encarga de tender puentes".