La asociación 11-M Afectados del Terrorismo ha galardonado con el premio Por la memoria y la paz al comisario Juan Jesús Sánchez Manzano, jefe de los Tedax cuando la masacre de los trenes en el peor ataque yihadista en suelo europeo: 193 muertos y miles de heridos en Madrid.
El nombre del inspector Manzano se hizo popular porque no fue capaz de identificar los explosivos utilizados en los atentados, una de las principales lagunas de un caso cerrado en falso si reparamos en los cabos sueltos, inexactitudes y contradicciones sobre los que se construyó la verdad oficial.
El premio Por la memoria y la paz reconoce la labor y trayectoria de asociaciones, entidades y particulares que se han distinguido por sus méritos en la lucha contra todo tipo de violencia y terrorismo. Aunque nadie puede discutir que Manzano ha tenido un protagonismo indudable, como policía, en hacer frente a los zarpazos del terror, los claroscuros en lo que refiere a la indagación y pesquisas sobre el material explosivo utilizado en los atentados de los trenes planean sobre su trayectoria. En este sentido, que la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo lo premie no deja de resultar llamativo.
El rostro más significado y reconocible de esta asociación fue Pilar Manjón, madre de un muchacho asesinado aquella mañana aciaga y, por tanto, víctima también de los atentados de aquella mañana de jueves en Atocha, Santa Eugenia y el Pozo del Tío Raimundo.
El inspector pronunció un emotivo discurso en clave biográfica en el que explicó, a su manera, cuál fue su actuación tras la masacre. En su relato, Manzano se presenta prácticamente como un chivo expiatorio.
También dice que “después de las elecciones, unos pocos periodistas liderados por Pedro J. Ramírez y Casimiro García-Abadillo, desde el periódico El Mundo, y el locutor Federico Jiménez Losantos, desde la Cope y Libertad Digital, siguieron manteniendo que ETA había cometido el atentado. Después de la sentencia, en 2007, cuando ese mensaje no se podía mantener, empezaron a difundir hipótesis y teorías sobre una conspiración policial contra el Gobierno de España”.
Este relato de parte no se corresponde con la verdad y tiende a menospreciar con el trazo grueso de una supuesta teoría de la conspiración a todos aquello periodistas que, frente al rodillo de la verdad oficial, siguieron investigando y poniendo el foco en las lagunas y sombras de una investigación que dejó mucho que desear.
Informaciones veraces
Sánchez Manzano interpuso una demanda contra los tres periodistas y contra el fallecido Fernando Múgica. El inspector, que reclamaba la friolera de 300.000 euros, perdió la demanda y recurrió.
La Audiencia Provincial de Madrid subrayó en su auto la "diligencia informativa" y la "veracidad" del trabajo de los informadores demandados y subrayó que "la verdad periodística no tiene por qué coincidir con la verdad judicial".