El Gobierno Pedro Sánchez no ha parado de tender la mano al independentismo, mientras el independentismo no ceja en su empeño de tomarle el codo al Gobierno de España.
La política de conciliación del Gobierno se ha traducido desde el pasado viernes en varios hechos concretos: el primer Consejo de Ministros decidió levantar el control sobre las finanzas de la Generalitat; Pedro Sánchez habló por teléfono con Quim Torra y se comprometió a recibirlo en persona en breve; Miquel Iceta visitó al sucesor de Puigdemont en el Palau y se deshizo en llamamientos al diálogo; y la ministra de Política Territorial, Mertixell Batet, ha puesto este sábado mismo sobre la mesa la "necesidad urgente" de reformar la Constitución para solucionar el problema territorial y se ha manifestado a favor del acercamiento de los políticos presos.
La contrapartida a este nuevo tiempo político basado, por lo que se ve, en una política obsecuente hacia el independentismo está resultando tan encastillada y prepotente -tanto en el fondo como en las formas- que cualquiera diría que la voluntad del Govern pasa, más que por buscar cualquier espacio de encuentro, por comprometer, provocar y humillar al Gobierno.
Primero Elsa Artadi dijo que aquello de levantar el control financiero ni era gesto ni era nada porque formaba parte del 155. Luego Torra insistió en que había que su intención era hablar de tú a tú con el Gobierno "sin límites" de ningún tipo. Más tarde fueron sus apelaciones a la autodeterminación y al mandato del 1-O. Pero es que este sábado, cuanto más se mojaba el Gobierno en sus pronunciamientos, más prepotentes e inmovilistas se mostraban sus potenciales interlocutores.
"La República es el objetivo"
La portavoz del Govern subrayaba en una entrevista en ElNacional.cat que el Ejecutivo catalán no renuncia a ninguna vía para conseguir la independencia de Cataluña -"No podemos renunciar, en abstracto, ni a la unilateralidad ni a la desobediencia"- y dejaba bien claro que el objetivo es la República: "No sabemos si será más al principio, más al final, si será dentro de esta legislatura. No lo podemos avanzar porque nadie lo sabe, pero el objetivo es clarísimo".
Y en los últimos días, Torra se ha hecho acompañar de los denominados comités de defensa de la república (CDR) -las falanges de radicales que cogieron el testigo a la Asamblea Nacional Catalana- a los encuentros institucionales. "Lo que hace falta es que tomemos riesgos", ha dicho el president a Sánchez en una entrevista al diario Ara.
Como telón de fondo de este partido de frontón, en el que el Gobierno de España hace la vez de pelota, Cs sigue reclamando protección a Pedro Sánchez porque cada vez que ella u otros dirigentes de Cs salen a la calle a hacer valer sus derechos políticos son abucheados, insultados e increpados por exaltados indepes con total impunidad.
La última vez ha sido este sábado, cuando un grupo de separatistas acosó en la localidad barcelonesa de Vic a la plana mayor de Cs. Inés Arrimadas, Carlos Carrizosa (portavoz en el Parlament), José María Espejo (vicepresidente segundo de la Mesa del Parlament) y otros dirigentes del partido que ganó las elecciones el 21-D se habían congregado en Vic para hacer constar la voz de esa mayoría de catalanes no independentistas que, a tenor de los pronunciamientos y actuaciones de Quim Torra, no merecen ser tenidos en cuenta por parte del nuevo Govern. Una pequeña turba les les rodeó, gritó, pitó y abucheó.
Alarma en la oposición
Precisamente Inés Arrimadas, ve "preocupante" que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, "confunda" Cataluña con el president Quim Torra, y le ha avisado de hay que "garantizar" los derechos de los no independentistas antes de abrir el diálogo con el Govern.
La dirigente de Ciudadanos ha opinado que la decisión del Ejecutivo "no es un gesto" hacia Cataluña sino hacia "los separatistas", debido a las "hipotecas" de Sánchez por el apoyo de las formaciones independentistas a la moción de censura.
El vicesecretario de Política Social y Sectorial del PP, Javier Maroto, ha exigido este sábado a Sánchez que "aplique la supervisión de las cuentas" de Cataluña, para que sus gobernantes "no vuelvan a gastarse el dinero de todos en embajadas y en propaganda independentista".
Maroto, considera que es "triste" que la ministra de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet, haya dicho que no tiene inconveniente en conceder las 45 peticiones que hizo Puigdemont y creer que más "grave" aún es que la primera medida del Gobierno de Sánchez haya sido "devolverle a los independentistas el favor que le hicieron hace unas semanas prestándole sus votos para hacerle presidente".
"Todo el mundo esperaba la gran medida social, la sorpresa del cambio que Sánchez tenía debajo de la mesa y nos iba a sorprender. Y nos sorprendió, pero no era ninguna medida social, sino que a partir de ahora el control del Gobierno sobre las cuentas de la Generalitat desaparece y hay barra libre para gastar lo que quieran y donde quieran, como han hecho siempre que han podido", ha criticado.
También le ha reprochado que su "único programa de gobierno" sea aplicar el presupuesto del PP, "que ahora es la piedra filosofal que llevan en sus carpetas todos los ministros y ministras".
El PP quiere que Batet se explique en el Congreso
El PP también ha anunciado, a través de su portavoz de Constitucional en el Congreso, Francisco Martínez, que pedirá la comparecencia en la cámara de la ministra de Política Territorial para que explique por qué considera "urgente, viable y deseable" la reforma de la Constitución.
El diputado del PP se ha preguntado cuál es el alcance de la reforma propuesta por Batet, cuál es la "alternativa" que propone y si "pretende romper el pacto constitucional de 1978 para dar satisfacción a los independentistas o a Bildu".
La dinámica parece perversa: sólo está por ver por cuánto tiempo mantiene el Gobierno los brazos abiertos a Torra, Artadi y el separatismo, y hasta dónde llegan sus provocaciones.