La actuación de Italia al negarse a dar entrada al barco Aquarius con 629 migrantes a bordo agrava la crisis migratoria de Europa ante la creciente llegada de personas desde Libia o Siria, huyendo de conflictos bélicos, la persecución política o la pobreza.
Para entender el problema, conviene saber dónde se dan exactamente los rescates en alta mar. Los barcos operados por distintas organizaciones internacionales operan en una zona denominada Search and Rescue (SAR) a unas 40 o 50 millas de la costa libia. Las embarcaciones utilizadas por los migrantes están preparadas para recorren únicamente esta distancia y suelen naufragar en ese punto, también próximo a las costas italianas. De ahí que Italia se encargue de coordinar los rescates por medio del denominado Marine Rescue Coordination Center situado en Roma.
Según cuenta a EL ESPAÑOL un miembro de la organización española Proactiva Open Arms, también dedicada al rescate de los refugiados que llegan por mar a Europa, el equivalente a Salvamento Marítimo en Italia es el que se encarga de dar la voz de alarma.
Son ellos quienes avisan a los barcos de la zona y les instan a actuar. De hecho, la Ley Marítima Internacional enmarcada en el convenio SOLAS (Safety of Lifes at Sea) obliga al operador del barco a rescatar a las personas. Si no, se estarían cometiendo un delito. En ocasiones, como ocurrió con el rescate de este fin de semana, también interviene la Armada Italiana o la guardia costera italiana.
680 PERSONAS EN 16 HORAS
El colaborador de Proactiva Open Arms consultado por EL ESPAÑOL describe uno de los rescates más duros que le tocó vivir: él y sus compañeros tuvieron que sacar a 494 personas de sus frágiles barcazas en menos de un día. Entre todos había 8 cadáveres. Según contaron los propios rescatados, perdieron a tres personas en el camino, uno de ellos menor de 14 años de edad. Sus compañeros se han enfrentado a situaciones peores aún, como jornadas de 16 horas con 680 rescatados.
En inglés o en francés, los idiomas que suelen manejar los cooperadores de dichas organizaciones, intentan comprender su historia, las razones de su huida, los motivos que les llevan a enfrentarse a morir ahogados por un futuro mejor.
EL CRUEL VERANO
Con la llegada del buen tiempo, el número de personas huyendo de la situación precaria de su país aumenta de manera exponencial. Las presiones políticas traen consigo también la corrupción en los países de origen. Algunos guardacostas libios comprados se dedican a amenazar a los barcos encargados de los rescates.
Dichas presiones han llegado incluso a los secuestros de colaboradores de ONG's, lo que ha provocado que algunos barcos se retiren de la zona. "El año pasado estábamos 11 embarcaciones y este año solo 4", explica el miembro de Proactiva Open Arms. "Si Italia se niega a dar entrada a nuevos barcos, tener que trasladar a estas personas a costas españolas, con el tiempo que supone, sería una catástrofe", sostiene. En ese caso, según el experto, durante el camino se estaría perdiendo la posibilidad de rescatar a otras personas. "Cada barco no puede dedicar una semana a un rescate", asegura el joven que el próximo domingo vuelve a embarcarse desde Burriana (Castellón) a Malta para emprender una nueva misión en la misma zona donde este fin de semana se ha desatado la crisis.