Urdangarín ha llegado a Madrid desde Ginebra, ciudad suiza donde reside con su familia, horas antes de que finalice el plazo de cinco días impuesto por el juez para entrar en prisión.
Concluye a las seis de la tarde de este lunes, momento en el que deberá decidirse e ingresar en una de las tres cárceles en las que está previsto que acuda el cuñado de Felipe VI.
Puede ir a cualquier centro penitenciario aunque hay tres cárceles que cuentan con más posibilidades para que el jugador de balonmano retirado cumpla la condena de cinco años y 10 meses ratificada por el Tribunal Supremo: la prisión de Zaballa, que cuenta con 80.000 metros cuadrados y varias instalaciones deportivas, la de Mahón, con la ventaja de que no es una cárcel mediática, o Estremera, donde encontrará a Oriol Junqueras, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart o al pederasta de Ciudad Lineal.
Reconocimiento médico y psicológico
Sea cual sea la cárcel donde vaya, lo normal es que pase por todos los trámites del primer ingreso. Se le hace una ficha y es reconocido por el servicio médico, además de ser entrevistado por un equipo multidisciplinar formado por trabajadores sociales y psicólogos que le evalúan.
Como es habitual, el preso pasa la primera noche en el módulo de ingresos y después se le traslada al módulo más adecuado. Probablemente, y dadas sus características, al conocido como "de respeto", donde el interno, al que se clasifica en segundo grado, acepta unas normas de comportamiento e higiene y de organización de la vida diaria en esa instalación.
De todos modos, la prisión puede analizar si la cárcel que ha elegido Urdangarin es la más apropiada y, acogiéndose al artículo 75 del Reglamento Penitenciario, Instituciones Penitenciarias puede decidir cambiarle si considera que la elegida por el condenado no es la idónea para salvaguardar la seguridad del interno o el buen orden del centro.
La Audiencia de Palma lo condenó por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias, pero le absolvió de falsedad en documento público. El Supremo lo absolvió de falsedad en documento público, rebajando en cinco meses la pena inicial.
Grande Marlaska, su esperanza
Urdangarín y sus abogados optaron por no pedir el indulto -lo que hubiera permitido solicitar la suspensión de la ejecución de la pena- ni presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Supremo, ya que ninguna de las dos vías ofrecía garantías al tratarse de una sentencia firme y con una privación de libertad de envergadura e impuesta a una persona que reside en el extranjero.
Así, las esperanzas de Urdangarin de abandonar la prisión en breves permisos de libertad se depositan en Fernando Grande Marlaska, el nuevo ministro del interior, quien tendría en su mano, a través de la calificación como interno de Urdangarin en la Junta de Internamiento, asegurar esos permisos después de apenas dos meses de su ingreso.
Ahora será fundamental el comportamiento de Urdangarin dentro de la prisión para su clasificación. Expertos penitenciarios consideran que lo normal es que sea clasificado en segundo grado, lo que le permitiría acceder a permisos ordinarios de salida de la cárcel una vez cumplida la cuarta parte de la pena, es decir, al año y medio de haber ingresado en prisión.
El segundo grado permite disfrutar de 36 días de permisos ordinarios al año. Las salidas pueden ser de siete días seguidos como máximo. En circunstancias excepcionales (el fallecimiento de familiares, por ejemplo) también se pueden obtener permisos extraordinarios.
Sin embargo, fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, explican que en el caso de Urdangarin no habría ningún obstáculo legal para que sea clasificado desde el inicio en tercer grado o régimen abierto, aunque lo consideran improbable.
El tercer grado permite al interno salir del centro penitenciario a trabajar todos los días y los fines de semana, además de disfrutar de 48 días de permisos al año.