El Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación ha enviado a todos los embajadores de España en el extranjero el discurso que pronunció el representante en Washington, Pedro Morenés, para rebatir las palabras del presidente catalán, Quim Torra, sobre la situación en Cataluña, "para decirles que en cualquier ocasión en la que se produzca una situación parecida reaccionen exactamente de la misma manera".
Así lo ha relatado el titular de este Ministerio, Josep Borrell, en la Comisión de Exteriores del Congreso, frente a un PDeCAT que ha pedido su cese. "Hizo lo que tenía que hacer y dijo lo que tenía que decir porque además estaba especialmente instruido para ello. Asumo toda la responsabilidad de sus palabras", ha remarcado.
El encontronazo entre Torra y Morenés tuvo lugar durante la recepción oficial de inauguración del festival cultural Smithsonian Folklife, del que Cataluña fue protagonista. En su discurso, Torra habló de "presos políticos" y "exiliados" y cuando Morenés usó su turno de palabra para rebatirle se marchó del acto. Tras conocerse el episodio, algunos embajadores españoles en otros países pidieron una copia de las palabras de Morenés y Exteriores optó por enviársela a todos.
El ministro y el embajador habían hablado de antemano de lo que podía pasar con ocasión de la visita a Washington de Quim Torra. Morenés se encuentra en una situación atípica, porque se trata de un embajador político -no diplomático- nombrado por el Gobierno anterior y, como tal, ha puesto su cargo a disposición del nuevo Ejecutivo, según fuentes diplomáticas, pero esta gestión ha recibido respaldo total del nuevo ministro.
De hecho, Borrell ha subrayado en la Comisión que ningún embajador "puede permanecer impasible ante el ataque feroz" a las instituciones españolas, así que hizo lo que habría hecho cualquier otro: responder "educadamente" y con datos contrastados de fuentes independientes que demuestran que la democracia española está por encima de la de otros países que pretenden "dar lecciones" como Bélgica -en alusión al país donde están huidos varios exconsejeros catalanes-.
Así, ha dejado claro que si vuelve a darse una situación en la que se critica de esa forma la democracia española "volverá a pasar" lo mismo que en Washington. "La diplomacia española no está para resolver los problemas internos, pero sí para defender la imagen de España en el mundo", ha resumido Borrell.
"El protocolo estaba absolutamente cerrado"
El ministro también ha salido en defensa del cónsul español en Stuttgart (Alemania), Carlos Medina al que el portavoz de ERC, Joan Tardá, ha acusado de haber boicoteado un acto de regiones europeas porque no le dieron la palabra. Según ha relatado Tardá, se trataba de un acto de los llamados Cuatro Motores de Europa -Cataluña, Baden Württemberg, Lombardía y Auvergne-Rhône-Alpes- al que asistió el vicepresidente catalán, Pere Aragonés. Siempre según el relato del diputado, el cónsul no pudo hablar porque "el protocolo estaba absolutamente cerrado".
Borrell le ha replicado que el cónsul "no boicoteó nada", sino que pidió la palabra en un acto al que estaba invitado, pero no se la dieron "u eso fue todo". "Guardó las formas en todo momento", ha asegurado el ministro, afeando a los nacionalistas que acusen de "boicotear" o tachen a la diplomacia española de "tenebrosa". "Algunos tienen bula para usar los adjetivos calificativos que quieran y otros no podemos decir las cosas como son", ha lamentado.
Todo ello en respuesta al portavoz de ERC, que ha dicho sentirse "vigilado" por sucesos como este y también "preocupado" ante la posibilidad de que Borrell, ahora que es ministro, le "desinfecte". Tardá también le ha advertido de que "mofarse de la arquitectura mental y física" del líder de su partido, Oriol Junqueras, trasciende lo ideológico y es "un escenario de mala persona".
Por su parte, el portavoz del PdeCAT, Jordi Xuclà, le ha instado a "dejar de hacer de activista de Sociedad Civil Catalana para ejercer de ministro de Asuntos Exteriores", con diplomacia y "reconociendo y respetando al otro". Es más, le ha pedido que aplique a Cataluña "el pragmatismo" que demuestra con Gibraltar.
Sin embargo, Borrell, además de insistir en que él no es ministro de Asuntos catalanes, ha optado por "no caer en ninguna de las provocaciones" que no eran objeto de la Comisión de Exteriores, y hasta ha presumido de "contención". "Voy aprendiendo de los usos y costumbres de la diplomacia, que hasta ahora no habían sido mi fuerte, para no entrar a todos los trapos que le ponen a uno", ha bromeado.
También ha mencionado algunas decisiones que apuntan a una normalidad en Cataluña, como la celebración, el próximo 8 de octubre, de una conferencia ministerial de la Unión por el Mediterráneo (UpM) en Barcelona o la incorporación de las aportaciones de la Generalitat al documento sobre la Agenda 2030 que España presentará en la ONU.
"Las delegaciones catalanas pueden recibir subvenciones"
En cuanto a las delegaciones catalanas en el exterior, ha recordado al Gobierno catalán que tiene obligación legal de comunicar formalmente sus planes de aperturas para que el Ministerio de Hacienda emita un informe. Hasta el momento esa comunicación no ha llegado, pero el ministro ha añadido que aún hay tiempo para ello.
Borrell ha distinguido las "delegaciones" catalanas en el exterior, del Diplocat, que es "una entidad de derecho privado" y como tal puede recibir subvenciones de una entidad pública. El Gobierno, ha dicho, velará por que "las instituciones de cualquier organización no vayan en menoscabo del buen nombre de las instituciones españolas", pero esa capacidad de acción es diferente en una institución pública que en una privada.
El ministro ha respondido así a las preocupaciones de Jordi Roca (PP), que ha avisado de la "ingente capacidad de crear estructuras que llaman de Estado" por parte del nacionalismo, y también de que "no hay iniciativa privada" en una "sociedad secuestrada" por el secesionismo. "No nos dejemos engañar por el NIF", le ha dicho al ministro.
En parecidos términos se ha expresado Fernando Maura (Ciudadanos), que ha recordado que con Diplocat hay "certezas" y no "sensaciones" de que ha trabajado y ha destinado recursos públicos a dañar la imagen de España.