Francisco Correa, Pablo Crespo y Álvaro Pérez, más conocido como El Bigotes. Son tres nombres que han jugado un papel fundamental en la trama del caso Gürtel, la sentencia que engulló a Mariano Rajoy y erigió a Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno. Los tres comparten ahora espacio y rencillas en la cárcel de Valdemoro: la dirección del centro, fruto de sus desavenencias en el comedor del centro, ha tomado cartas en el asunto y ha trasladado a El Bigotes a otro módulo.
La implicación de los tres protagonistas en trama de financiación ilegal del PP es desigual, en un engranaje en el que jugó un papel fundamental -entre otros- el extesorero del partido, Luis Bárcenas. La Audiencia Nacional condenó a Francisco Correa a 51 años de cárcel y 11 meses, acusado de ser el cerebro de estos movimientos. El tribunal consideró a Pablo Crespo la mano derecha del primero y fue condenado a 37,5 años.
El Bigotes, por su parte, colaboró con la Justicia en la causa y finalmente fue absuelto, si bien cumple pena de 13 años por una pieza separada del caso, conocida con el nombre de Fitur. "No volveré a colaborar con la Fiscalía, ¿de qué me sirve?", expresó al conocer su condena.
La vida en prisión
Los tres hombres que formaron parte de los engranajes internos del PP volvieron a coincidir en el centro penitenciario Madrid III de Valdemoro. Concretamente, en el módulo 5. Desde entonces, su relación ha estado marcada por las desavenencias.
Según ha sabido EL ESPAÑOL, el escenario de estas fricciones ha sido el office de la cárcel, donde El Bigotes colaboraba en funciones de apoyo de la cocina, principalmente en el reparto de la comida y los utensilios de mesa.
Correa y Crespo presentaron una queja ante la dirección de la cárcel en la que afirmaban que recibían un trato negativo por parte de El Bigotes en el office. La respuesta del centro ha sido separarlos en diferentes módulos: Correa y Crespo se mantienen en el cinco, mientras que El Bigotes ha pasado al dos, más modesto que el anterior. La decisión se fundamenta en en la intención de evitar fricciones entre los tres internos.
Este traslado es el último episodio -por el momento- del caso que ha cambiado el transcurso de la política española; la trama en la que fueron condenadas 29 personas relacionadas con el PP y en la que se acusó al partido de financiarse de "una manera tan irregular que fue delictiva".