Juan Carlos I utilizó a Corinna zu Sayn-Wittgenstein como testaferro para ocultar patrimonio y propiedades en el extranjero. Así lo reconoció, al menos, la empresaria afincada en Mónaco al comisario José Manuel Villarejo en una reunión celebrada en Londres en 2015, según la grabación del encuentro a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
En la cita habrían quedado desvelados algunos de los secretos mejor guardados de la que se definió, en una entrevista publicada en 2013, como “amiga entrañable” del ahora rey emérito.
La empresaria y asesora de Alberto de Mónaco mantuvo una larga relación sentimental con el monarca español, que adquirió carácter público a raíz del accidente que Juan Carlos I sufrió en Botswana, en abril de 2012, cuando se encontraba con ella en una cacería.
Según Corinna, la motivación del ahora rey emérito no habría sido de carácter personal sino fiscal: “No lo ha hecho porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco”.
"Te levantas una mañana y tienes un terreno en Marrakech y él te dice "dámelo", pero si lo hago es blanqueo. Yo no lo utilizo... es un regalo envenenado", afirma ella en las grabaciones.
Cuentas de banco en Suiza a nombre de su primo
En esas cintas, Corinna asegura también que Juan Carlos I guardaba dinero en cuentas en Suiza. Sin embargo, los fondos no estarían a nombre del monarca, sino que fueron colocados en depósitos controlados por uno de sus primos, Álvaro de Orleans-Borbón, primo segundo del rey emérito, y que es también, como Corinna, residente fiscal en Mónaco.
"Ellos han puesto algunas cosas a nombre de su primo, que es Álvaro Orleans de Borbón, que también vive en Mónaco. Entonces las cuentas de banco en Suiza que no han... 'that didn't come back in the amnesty' las han puesto a su nombre", asegura Corinna durante la grabación. Se refiere sin duda a la amnistía fiscal aprobada por el gobierno de Rajoy en 2012, que permitía repatriar fondos opacos con un coste tributario mínimo.
El caso Nóos
En 2013, Corinna vivió un punto de inflexión en su relación con España, con el todavía rey Juan Carlos I y con las instituciones españolas, al verse salpicada por el caso Nóos.
En la conversación, grabada en Londres dos años después, Corinna describe el miedo que llegó a sentir al comprobar que el entonces monarca prefería que apareciera su nombre en el sumario en lugar del de la infanta Cristina: "Han dicho: mejor Iñaki y Corinna que Iñaki y Cristina [...] todo esto es muy peligroso. Entonces, en 2013, en mi cabeza había cambiado una cosa porque me daba cuenta de que aquí me van a matar".
"Al rey (Juan Carlos I) le he dicho 17 veces que sus abogados se reunieran con los míos off the record para ver cómo ellos explican las cosas sin que yo tuviera que decir nada. No lo han hecho", explica en la grabación.
Finalmente, la consultora alemana no tuvo que declarar en el caso Nóos porque el juez instructor de la causa, José Castro, consideró en diciembre de 2013 que los documentos presentados por Diego Torres no acreditaban de forma suficiente su vinculación con el caso. Pero ella se sintió abandonada a su suerte por su "amigo entrañable". En la conversación con Villarejo lo explica: "Le he pedido (sic) al rey ¿por qué has hecho esto?", explica la empresaria. "Me dice 'blood is thicker' (la sangre es más densa)".
La visita de Sanz Roldán
En la misma grabación, Corinna asegura que el máximo responsable del servicio secreto español, Félix Sanz Roldán, la habría intimidado: "Hizo amenazas contra mi vida y la de mis hijos”. Una acusación que Sanz Roldán ha negado insistentemente.
La "amiga entrañable" del rey emérito también afirma que el servicio de inteligencia español montó dos operaciones para hacerse con la documentación que pudiera guardar tras años de relación discreta con Juan Carlos I: una en Londres, con mercenarios de por medio, y otra en Mónaco, de la que tendría pruebas el mismo Alberto de Mónaco.
Fondo Hispano-Saudí
Corinna se refiere también a la idea de levantar el fondo hispano-Saudí, el grupo empresarial que aglutinó a una veintena de empresas españolas para invertir en Arabia Saudí y que terminó arrojando números rojos, no fue suya sino del entonces ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos.
"Ninguno de nosotros lo sabía", explica en la grabación a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. "Nosotros estábamos intentando conseguir un proyecto ferroviario. No el de alta velocidad. Lo intentamos con otro proyecto. En lugar de eso, el proyecto no llegó y luego me dijeron: por favor, encuentra el camino para arreglarlo. Están intentando que parezca que yo lo preparé todo".
Tras el levantamiento del fondo en 2006, las 14 empresas participantes, todas españolas, aportaron 21 millones de euros que tal y como reveló EL ESPAÑOL, estaban controlados desde los paraísos fiscales donde estaban radicadas las empresas gestoras: Cheney y Arox Capital.
No hay un solo documento público que explique la razón por la que el Gobierno español se decantó por estas dos sociedades para el negocio, habiendo más de 200 empresas inscritas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores española con capacidad para realizar este trabajo.