Según José Manuel Villarejo, las cintas de Corinna podrían ser sólo el principio. En una carta que redactó para el entonces presidente Mariano Rajoy -a la que ha tenido acceso este diario-, el comisario asegura que la expareja del rey emérito posee un grueso archivo "con datos personales y privados (...) de las personalidades más relevantes de España".
Este archivo, trató de explicar Villarejo a Rajoy, contendría "casi un millón de fichas individuales" que albergarían "los datos más sórdidos y oscuros" de quienes integran los poderes fácticos del país. Tal es la envergadura de estas fichas -siempre a tenor de la versión de Villarejo- que podrían forzar a los implicados a adaptar sus decisiones a los poseedores del archivo. Cuenta el comisario que el rey Juan Carlos I puso esta documentación en manos de Corinna para protegerla si él moría.
La misiva fue escrita por el policía ahora encarcelado en régimen de prisión preventiva y puesta en manos de un intermediario para que a su vez se la entregara al ya expresidente del Gobierno. Su objetivo pasaba por transmitir a Rajoy que el CNI le habría encargado ganarse la confianza de Corinna para recuperar el archivo, pero que en un momento dado su relación con el general Sanz Roldán -todavía director del Centro Nacional de Inteligencia- se habría torcido y habría empezado a ser perseguido. Villarejo considera esta misión el inicio de sus males judiciales, pero algunos de los procedimientos son anteriores a sus reuniones con Corinna.
"Estos documentos afectan muy gravemente a la seguridad del Estado", escribió Villarejo. Menciona el nombre de este archivo, "Jano", y pone como ejemplo una de sus carpetas, "Control de togas".
"Para que nadie tomara represalias contra ella"
Villarejo, que como prueban las cintas reveladas por este diario llegó a estrechar su relación con Corinna, relató cómo conoció el archivo en manos de la empresaria alemana: "La propia princesa me manifestó que la documentación se la facilitó personalmente el rey en un momento en que sus problemas de salud le hicieron creer que estaba en riesgo su vida (...) y se los facilitó como garantía a su amada para que nunca nadie tomara represalias contra ella cuando estuviera sola".
La enfermedad del rey es el cáncer que padeció en 2010, cuando -según Corinna- pidió a su ya expareja que regresara a su lado. "A raíz del inicidente de Botswana -seguía Villarejo-, la reina Sofía exigió la expulsión de Corinna del país como condición para visitar en la clínica a su esposo". Este punto habría ocasionado una nueva ruptura entre el monarca y la empresaria.
Fue entonces, continuó Villarejo, "cuando el rey comunicó al general Sanz Roldán que la princesa disponía, entre otros documentos sensibles, de una copia actualizada del archivo Jano, y que a toda costa debía recuperarse para evitar un escándalo de tan graves consecuencias".
Tras un par de intentos fallidos gestados por el CNI -una vez más según la versión de Villarejo-, se habría requerido la colaboración del propio comisario. "Conseguí ganarme la confianza de Corinna presentándome a ella como su aliado y enemigo del general (...) y al principio lo conseguí (...) No pude culminar mi misión y aunque el CNI conocía puntualmente todas las actuaciones que realizaba, el general se debió de sentir traicionado y a partir de ese momento mi vida se convirtió en un infierno", concluyó Villarejo.