Para Soraya Sáenz de Santamaría el Partido Popular es como su abanico que luce una bandera de España: “Todas y cada una de las varillas siguen estando firmes”. La candidata se ha dibujado como Soraya a secas, una política de provincias, rural. Adjetivos con los que ha prologado su traje de esta mañana: “Soy la más votada por las bases. Me han elegido para ganar al PSOE y a Pedro Sánchez”. Después de eso, ha propinado una coz a su rival: “Si no hubiese obtenido –en la primera vuelta– el respaldo mayoritario, no estaría en esta tribuna. Estaría en tu lista, Pablo, si me lo hubieras pedido”.
La exvicepresidenta del Gobierno ha insistido en este mensaje: los compromisarios “deben” facilitar su liderazgo porque así lo marcaron los militantes. En las primarias, el pasado 5 de julio, obtuvo apenas 1.500 votos más que Pablo Casado. Sáenz de Santamaría, previo pasillo de selfies y abrazos, ha asegurado que si ella hubiera quedado en segundo lugar, habría facilitado una lista de integración, aunque minutos más tarde, con ironía, ha dejado caer: “Probablemente sea yo la culpable”.
Con este diagnóstico, que ha repetido en varias ocasiones, ha logrado los gritos que buscaba: “¡Unidad! ¡Unidad!”. La apuesta del continuismo ha pedido así el voto de los 3.000 compromisarios: “Hoy elegimos al presidente del PP, pero también al candidato a la presidencia del Gobierno”.
En ese paso al frente como “candidata de los militantes”, Sáenz de Santamaría ha prometido –durante un discurso que ha durado cuarenta minutos– emplear exclusivamente las citas que ha escuchado de los afiliados. Una señora de Murcia, los miembros de Nuevas Generaciones en Canarias, su secretaría de distrito en Madrid… “Yo hablo claro para que se me entienda”, ha presumido. El apartado de su arenga dedicado a la primera persona lo ha zanjado con un contundente “moriré siendo del PP”. Porque ella es eso, “Soraya, la del PP”.
Otro de los ataques velados a su oponente ha tenido que ver con la campaña: “No he trabajado en contra de nadie. He defendido la integración para que nuestro partido sea más fuerte. Mis rivales han sido siempre los mismos que los de Pablo. Los socialistas, los populistas y los independentistas”. Unas palabras que han traído a la memoria de los compromisarios los vídeos de Cuéntame y las acusaciones cruzadas durante el último mes.
Dicho esto, Soraya, con la unidad entre ceja y ceja, ha prometido que integrará a los derrotados en caso de alzarse presidenta, algo que viene dando por seguro durante la última semana: “No pregunto ni preguntaré a nadie cuál era la opción que apoyaba. Sólo pediré dos cosas. Lealtad al partido y ganas de trabajar por él”.
Ciudadanos, como casi siempre que el PP se debate entre un camino u otro, ha tenido su espacio, aunque sin mención expresa, al contrario que Podemos y PSOE. “Este es el partido que más cree en España. No quiero que se parezca a otra cosa, a los oportunistas que dicen lo que creen que cae bien en cada momento”.
Reivindicar a las mujeres, salvo a Cospedal
Como ya hizo con un vídeo de las mujeres de su equipo, ha vuelto a reivindicar el género para pedir el voto de los compromisarios. Lo ha hecho mencionando una por una a las mujeres más señeras de la historia del PP: Rita Barberá, Isabel Tocino, Luisa Fernanda Rudi, Loyola de Palacio, Teófila Martínez… Ha dejado fuera a su rival en la primera vuelta y ex secretaria general, María Dolores de Cospedal.
Sáenz de Santamaría ha dejado para el final dos de los asuntos más peliagudos: Cataluña y la corrupción. Casado ha prometido un plan diferente contra el independentismo al diseñado por Soraya. Esta no ha reconocido errores y ha laudado la querella que le impusieron los líderes secesionistas: “Mi marido me dice que lo ponga en el currículum. Que me pongan una y mil más. ¡A mucha honra!”.
La exvicepresidenta ha reconocido la corrupción del PP de esta manera: “Hemos perdido votos por culpa de unos cuantos que se aprovecharon de este partido. No tenemos más corrupción que el resto, pero nos ha pesado mucho más”. Ha garantizado “tolerancia cero” si gana, pero también combatir “la inquisición de los demás”.
A Rajoy lo ha utilizado como broche: “Muchas gracias por tu generosidad y entrega. Nunca te he oído hablar mal de un compañero. Ni en público ni en privado. Nuestra deuda infinita de gratitud”.
Soraya Sáenz de Santamaría, autoproclamada candidata de la militancia, espera que los compromisarios repitan el resultado de la primera vuelta y le otorguen la presidencia del PP.