Pablo Casado es el nuevo presidente del PP. Fueron 1701 los compromisarios que le brindaron su apoyo frente a los 1.251 votos que obtuvo su rival (58% vs 42%). Una diferencia de 450 papeletas. "Un triunfo histórico", resumía un miembro del equipo del nuevo presidente que se resistió a confluir en una candidatura única liderada por Soraya Sáenz de Santamaría. Tras una reñidísima campaña, el diputado por Ávila coge las riendas de un partido con el ánimo por los suelos tras dejarse tres millones de votos por el camino.
Mariano Rajoy ha mantenido, en apariencia, la neutralidad en este proceso y no ha votado en ninguna de las dos votaciones. Sin embargo, el presidente saliente tenía debilidad por la candidata, su mano derecha en el Gobierno durante su etapa en La Moncloa. El triunfo de Casado para él es una derrota doble: porque no vence su favorita y porque se impone un candidato vinculado al aznarismo que él tanto deteseta.
La primera llamada que ha hecho el recién estrenado presidente del PP ha sido a Felipe VI. "Le he prometido lealtad a la Constitución". El plenario rompió a aplaudir y ovacionar al nuevo presidente, que nada más ganar tendió la mano a la exvicepresideneta, la gran derrotada de esta histórica cita, y le abrió las puertas de su equipo para la tan ansiada integración.
Casado prometió una "renovación tranquila y constructiva" en este PP en el que "ganamos todos". El recién estrenado presidente pidió a los delegados que vuelvan a casa "y contad lo que ha pasado aquí: transmitid la ilusión y la unidad que hemos conseguido entre todos. Solo os ruego esto: que no preguntéis a nadie a quién ha votado".
El líder del PP volvió a mostrar el orgullo que siente por su pasado político, desde Adolfo Suárez, pasando por Manuel Fraga y José María Aznar y terminando con Mariano Rajoy. "Cuento con todos los expresidentes, para que nos ayudéis en esta tarea para empezar a que se vuelva a confiar en nuestros programas, ideas y principios".
Antes de terminar, desplegó el "contrato con España" que quiere poner en marcha. Y habló a grandes rasgos de fortalecimiento institucional, de reforzar la Constitución y el Código Penal para parar el desafío secesionista de conectar con la España de las banderas y los balcones y de una regeneración política "de verdad" con posibles modificaciones en la ley electoral. Casado también habló de bajar impuestos y adquirió un compromiso firme con la educación.
Acabada la guerra por el control del PP, el presidente pidió calma. "Hemos vuelto, ya no estamos en funciones. Ya no podemos hablar más de nosotros. Tenemos que decirle a los españoles que estamos aquí". Casado, que entró en el plenario acompañado de su mujer, Isabel Torres, volvió a agradecer el apoyo a todos los delegados que han depositado su confianza en su figura. "Os garantizo que volveremos a tener un PP fuerte que seguirá transformando la España de nuestros hijos". El marianismo ha muerto y comienza "una nueva etapa".