En tono triunfal y recordando quien manda en la causa independentista. Así ha sido el regreso de Puigdemont a Bélgica este sábado, después de que la Justicia alemana rechazase la entrega a España por delito de rebelión y la consiguiente retirada de la euroorden por el juez Pablo Llarena.



El día comenzó con una reunión con Torra en Bruselas, en la 'embajada' catalana, y después una larga rueda de prensa, con nutrida representación de medios internacionales, cuyas inocentes preguntas siempre complacen a la causa separatista.

Puigdemont, junto a un Torra apocopado, aprovechó para mandar un recado a Sánchez, "el periodo de gracia se acaba", en otoño tendrá que pasar "de las palabras a los hechos" si espera seguir contando con sus votos en el Congreso.



También advirtió que su turné continental sólo ha hecho que empezar: "Mi viaje no acaba aquí, iré hasta el último rincón de Europa en defensa de la causa de la

autodeterminación".



Recepción tipo "Bienvenido, Mister Marshall"



Pero el delirio llegó por la tarde, con una recepción al modo de 'Bienvenido, Mister Marshall' en la 'Casa de la República' de Waterloo, residencia del expresident hasta su detención en Alemania hace cuatro meses y convertida en headquarters del autodenominado "Govern legítimo". La vivienda se había tuneado convenientemente para la ocasión, empapelada con grandes pancartas amarillas por los políticos presos y una a la entrada que daba la daba la bienvenida a Puigdemont tras su periplo germano: "Welcome president".

Que solo hubiese un puñado de periodistas presentes y varias docenas de independentistas, entre catalanes y 'amigos' flamencos, no fue óbice para discursos grandilocuentes desde el balcón.

Ben Emmerson, el abogado británico miembro del equipo de la defensa de Puigdemont, fue el que más se vino arriba. "No dudo de que estoy siendo testigo del nacimiento de una nación. Cuando de aquí a 18 meses Catalunya tenga su silla a las Naciones Unidas como estado independiente, ya hablaré bien el catalán. Yo sólo soy un observador, trabajo en las Naciones Unidas y observo lo que pasa", dijo.

También estuvo en el balcón, en el acto de pleitesía al expresident, el rapero Valtonyc, 18 días después de asegurar en Twitter: "Yo no le como el culo a ningún político

catalán. Sudo de esa vaina".



Europa vuelve a molar



Mimetizado para la ocasión con un polo abrochado, el rapero mallorquín, fugado tras ser condenado a tres años y medio por enaltecimiento del terrorismo, lamentó que "la

justicia está politizada y no podemos hacer nada, ni cantar, ni votar ni manifestarnos".

"Hoy el exiliado soy yo, pero mañana puedes ser tú. La desobediencia es el único camino", dijo. Además, repasó la libertad de La Manada y la de Billy El Niño en contraposición con el exilio de los exconsellers.

Para terminar, y por si no había sido suficiente la hora y media de la mañana ante la prensa, intervinieron Puigdemont y Torra, para repetir ambos aquel tópico de: "Estamos en el lado bueno de la historia".

Se echó el cierre con Els segadors y se izaron banderas. No sólo la catalana, también la europea, porque sí, después de la decisión de la Justicia alemana, Europa vuelve a

molar.