Guillermo Fernández Bueno, de 41 años, y su pareja planificaron con detalle su larga huida a través de cuatro países que les llevó hasta las puertas de Gambia. Cruzar las fronteras era el punto clave, teniendo en cuenta que había una orden de busca y captura sobre el fugitivo -condenado por dos violaciones y un asesinato-. Para atravesarlas, el criminal se hizo con el pasaporte de un conocido que tenía rasgos físicos muy similares a los suyos.
Así lo ha indicado el comisario Marcos Frías, jefe de la brigada central de crimen organizado, al frente de las pesquisas sobre esta fuga: "Ambos tienen pasaportes en regla, verídicos. Él usa un pasaporte que no es el suyo. Cuando tienen que enseñarlo en las fronteras, es ella quien lo hace".
Según sus explicaciones, el aspecto físico de Guillermo Fernández con el verdadero propietario del pasaporte era "completamente similar". Por eso los agentes, que aún mantienen abiertas las investigaciones, tratan de determinar si el fugitivo y su pareja -Elena, una voluntaria a la que conoció en prisión- sustrajeron la documentación del ciudadano en cuestión o si contaron con su connivencia.
Su día a día
Como contó EL ESPAÑOL, Guillermo Fernández disfrutaba de un permiso penitenciario desde el pasado día 15 y debía regresar a la cárcel de El Dueso el día 22. La dirección del centro denunció la desaparición el día 23 y las pesquisas policiales arrancaron el 24.
El fugitivo y su pareja se desplazaban a bordo de una furgoneta que ella empleaba habitualmente. La llenaron de sus enseres, reflejo de su preparación para una larga fuga. El día 17 cruzaron la frontera sur, desde Algeciras hasta Tánger.
Las investigaciones policiales se centraron en el entorno afectivo del huido. Sus sospechas se centraron principalmente en su pareja, Elena, que permanecía ilocalizable.
Era ella quien daba la cara en los controles fronterizos, mientras que él permanecía en la furgoneta. Tampoco hay registros de posibles estancias en hoteles, aunque el control de hospedaje en los países africanos que recorrieron -Marruecos, Mauritania y Senegal- es más débil que en España. Pese a todo, los agentes creen que la pareja dormía en la misma furgoneta.
El refugio de Gambia
Ante la pregunta de si hubiera sido más complicado practicar la detención de ambos si hubiesen llegado a Gambia -fueron capturados en este intento-, el comisario Frías ha indicado que "es probable que sí, la situación es más cambiante que en otros países próximos". En definitiva, buscaban un refugio en el que ocultarse. La Policía investiga si el criminal y su pareja pudieron contar con el apoyo de terceras personas.
La Policía pudo dar con el paradero de ambos gracias a la estrecha colaboración que mantienen con las autoridades marroquíes, mauritanas y senegalesas. Las fronteras de estos países, ante la amenaza del terrorismo y el tráfico ilegal de todo tipo de mercancías, son especialmente rigurosas. En todas ellas detectaron el paso de la voluntaria Elena con una persona de rasgos muy similares a los de Guillermo Fernández.
"El arrestado fue detectado cuando, utilizando la identidad de otra persona, intentaba cruzar el puesto fronterizo de Karang en compañía de su pareja", ha señalado la Policía en un comunicado. Ambos ya han sido trasladados a la capital, Dakar, donde prestarán declaración.
Los motivos de la fuga
"Empezamos a estudiar el caso teniendo en cuenta que [Guillermo Fernández] tenía una solicitud de tercer grado que se le iba a denegar. Por eso empezó a planificar la fuga mucho antes", ha indicado el comisario Frías.
El criminal cumplía una condena de 26 años y seis meses por dos casos de violación cometidos en Vitoria y por el asesinato de una de esas mujeres. Ya había cumplido 14 años de condena cuando decidió darse a la fuga. Con esta decisión, Guillermo Fernández cierra las puertas a un régimen carcelario más abierto. Además tendrá que afrontar un nuevo juicio por quebrantamiento de condena.