El primer gran gesto de Pedro Sánchez al frente del Gobierno fue acoger a los más de 600 inmigrantes que llegaron al puerto de Valencia en la flotilla del Aquarius. Apenas unos días antes Matteo Salvini, primer ministro italiano, había decidido cerrar su frontera a todos ellos, negarles la posibilidad de atracar en cualquier puerto italiano. Volvió a hacerlo esta misma semana con los 87 inmigrantes del Open Arms y hoy el mismo Aquarius espera ya permiso para atracar con otras 141 personas recogidas en aguas libias.
Desde el cambio de gobierno en Italia, Salvini no sólo ha impedido que cualquier ONG atraque en sus puertos con inmigrantes, sino que también ha propuesto realizar un listado con nombres y apellidos de todos los gitanos residentes en Italia. Una lucha contra la inmigración sustentada ideológicamente en la guerra contra las mafias pero no exenta de tintes racistas como muchos de los comentarios que pueblan sus redes sociales ("Este barco va a ver Italia sólo en postal", llegó a decir sobre el Aquarius).
Motivos sobran para formar un frente común contra la política italiana y tratar de contener el desafío migratorio, por lo que los gobiernos de Angela Merkel y Pedro Sánchez se han puesto manos a la obra. En su almuerzo de trabajo en la Fundación Medina Sidonia de Sanlucar de Barrameda de este sábado el presidente español y la canciller alemana prácticamente sólo han tratado un tema: cómo gestionar el problema. Lejos de menguar, el problema no hace sino crecer. Crece desde Siria, aumenta desde Libia y se magnifica en el Estrecho.
"Ningún país puede liberarse del desafío migratorio", ha espetado Merkel en plena rueda de prensa. El destinatario estaba claro, aunque desde el Gobierno amplían el rango. Apenas unas horas antes de que Pedro Sánchez compareciera junto a Merkel, José Luis Ábalos, ministro de Fomento, intervino en un acto con militantes socialistas en Castell-Platja d'Aro (Girona) y su mensaje fue igual de directo: PP y Ciudadanos "están compitiendo en el lado extremo de la derecha". "Ciudadanos está compitiendo con Le Pen", ha afirmado el también secretario de organización del PSOE comparando a la formación de Rivera con los ultras del Frente Nacional francés, para después situar a los dos partidos de la derecha española "compitiendo en el mini espacio donde la mayoría de los españoles no se reconoce, en esa posición política tan intolerante".
"Me parece razonable que la oposición haga su trabajo, pero que no haga oposición al Estado. [...] Saben perfectamente cuál es el desafío de la migración y por eso eso ofrezco un acuerdo de país, porque al final hablamos de un desafío que trasciende a un gobierno", ha suavizado el tono Sánchez para contraatacar después de las visitas de Pablo Casado y Albert Rivera a la valla de Ceuta, donde el pasado 26 de julio un asalto de más de 600 inmigrantes terminó con 22 guardias civiles heridos por el uso de cal viva.
Sánchez y Merkel -"En Europa necesitamos el liderato de Alemania y el compromiso de Angela Merkel", dijo hasta en cinco ocasiones el presidente español durante la rueda de prensa- desgranaron los tres puntos esenciales de su propuesta "transversal" para frenar los flujos migratorios: trabajar en los países de origen con diferentes acuerdos como los que la propia Alemania ya tiene con Nigeria o con Ghana; fortalecer las relaciones con los países de tránsito, especialmente Marruecos, con el que tanto España como la UE necesitan una relación especial por su importancia en la regulación del tránsito de inmigrantes ilegales; y, sobre todo, reorganizar la Unión Europea en lo que a inmigración se refiere.
Si el mensaje para Salvini estaba claro, el resto de países de la UE ya sabe que Merkel, con la ayuda de Pedro Sánchez, pretende organizar un sistema de reparto. "El inmigrante que tenga derecho a quedarse tendrá que ser repartido de forma justa en la UE", señaló la canciller alemana, quien también apuntó que la responsabilidad "no puede depender de la posición geográfica, no puede recaer en uno, dos o tres países". Justamente lo mismo que el presidente del Gobierno señaló ante la Conferencia Sectorial de Inmigración prevista para los primeros días de septiembre: "El Gobierno no contempla otro escenario que un acuerdo entre todas las Comunidades Autónomas".