Los 629 inmigrantes que llegaron a Valencia el pasado 17 de junio a bordo del Aquarius nada tienen que ver con los 87 que atracaron en Algeciras el pasado jueves a bordo del Open Arms. Y tampoco habrá ningún parecido en el trato que recibieron aquellos con el que, hipotéticamente, recibirían los 141 migrantes que a día de hoy se encuentran en el mismo Aquarius y que no saben dónde desembarcarán tras ser rescatados en aguas del Mediterráneo.
No lo harán en Libia, no lo harán en Italia y presumiblemente tampoco lo harán en Malta. Así que la duda reside en saber si el Gobierno de Pedro Sánchez accederá a acogerles en algún puerto español después de la enésima negativa de Matteo Salvini y, sobre todo, tras las líneas maestras del plan que el propio Sánchez ha esbozado junto a Angela Merkel este fin de semana en Sanlucar de Barrameda.
Mientras a lo largo de este fin de semana, más de 70 inmigrantes han sido rescatados en el Mar de Alborán, a España se le ha abierto otro frente migratorio procedente directamente de Libia. Salvini, ministro del Interior italiano, ya celebró como una "victoria" la primera crisis del Aquarius, cuando el ejecutivo de Sánchez decidió dar cobijo a quienes habían visto cómo Italia, Malta y Libia cerraban sus fronteras a cal y canto obligando al barco a poner proa a otros puertos.
Aquel primer gesto del gobierno socialista llegó incluso acompañado de un trato favorable a los 629 inmigrantes que llegaron en la flotilla del Aquarius -en realidad no era uno sino tres barcos-, concediendo una moratoria a todos ellos e incluso revisando la condición de refugiado de todos aquellos que lo solicitasen. Tanto que Magdalena Valerio, ministra de Trabajo, fue la encargada de salir al paso de quienes establecían comparaciones y separaban a inmigrantes de primera y segunda en función de si llegaron en el Aquarius a Valencia o en pateras por el Estrecho o a las Canarias -aquel mismo fin de semana el número de estos últimos se elevó por encima de los 2.200 inmigrantes-.
Este domingo, el Aquarius, barco gestionado por las ONGs Médicos sin Fronteras y SOS Mediterranée, reclamaron a la Unión Europea un puerto seguro y "lo más cercano posible" de acuerdo con el Derecho Marítimo Internacional. Entre sus pasajeros se encuentran 141 inmigrantes rescatados en dos operaciones distintas el pasado viernes, de los cuales 75 son menores de edad -67 de ellos no acompañados por ningún adulto- y todos proceden de Eritrea, Somalia, Marruecos y Egipto.
Según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), vinculada a la ONU, más de 171.635 inmigrantes irregulares lograron cruzar a Europa en 2017, mientras que 3.116 desaparecieron en el mar. Las costas que se extienden entre Trípoli y la frontera con Túnez se han convertido en los últimos dos años en el principal bastión de las mafias que trafican con seres humanos, pese a la presencia de patrulleras europeas. De ahí que Pedro Sánchez haya intentado junto a Angela Merkel organizar una respuesta europea coordinada y totalmente opuesta en sus intenciones a la puesta en marcha por Salvini y el gobierno italiano.
El presidente español y la canciller alemana desgranaron en el Palacio de los Gazules de Sanlucar de Barrameda la que será su propuesta de tres puntos al Consejo de Europa. El primero de ellos consistirá en trabajar en diferentes acuerdos con los países de origen. El segundo, desarrollar más y mejores líneas de cooperación con los países de tránsito, especialmente Marruecos y para el que Sánchez ha conseguido el compromiso de Merkel de una financiación especial. Y, el tercero, unas cuotas de reparto equilibradas entre los 27 para aquellos inmigrantes que puedan quedarse en la Unión Europea por su condición de refugiados o por un estatus especial.
Son tres puntos que sirven para la inmigración que llega a España a través del Estrecho y a las Canarias, pero que no encajan al 100% con la nueva vía procedente de las costas libias ante la cerrazón italiana. Avisó Merkel a Salvini en Sanlucar con una contundente frase -"Ningún país puede liberarse del desafío migratorio"-, aunque Pedro Sánchez se enfrenta a otros desafíos, pues desde PP y Ciudadanos ya criticaron la política migratoria aplicada al Aquarius en un primer momento y, después, la actitud del ejecutivo socialista tras el asalto a la valla de Ceuta de más de 600 inmigrantes que llegaron incluso a utilizar cal viva y herir a más de 20 agentes de la Guardia Civil.