Los políticos presos calientan el 17-A poniendo el foco en la relación del CNI con el imán de Ripoll
- Una carta firmada por Junqueras, Turull, Romeva, Forn, Rull, Bassa, Forcadell y 'los Jordis' alimenta las sospechas sobre la participación del Estado en los hechos.
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Un día antes de que el Rey y el presidente del Gobierno visiten Cataluña para participar en el homenaje a las víctimas del 17-A por los terribles atentados de Barcelona y Cambrils hace un año, los políticos presos por el golpe separatista han firmado una carta conjunta en la que cuestionan el papel del Estado en aquellos hechos.
La carta, titulada "No tenemos miedo" y publicada por La Vanguardia, agradece el "gran trabajo" de los Mossos, de la Guardia Urbana de Barcelona y de las policías locales, evita mencionar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, se felicita por la decisión de la Generalitat de asumir en su día las competencias en materia de seguridad y denuncia "la estrecha relación entre el imán de Ripoll, el líder ideológico del atentado, y el CNI", sugiriendo así una posible connivencia del Estado en la masacre.
En la misiva, firmada por Oriol Junqueras, Jordi Turull, Raül Romeva, Joaquim Forn, Josep Rull, Dolors Bassa, Carme Forcadell, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, se arremete contra "la colaboración del Estado y de algunos de sus organismos".
Este viernes hay prevista una manifestación a las puertas de la cárcel de Lledoners para honrar la gestión de la Generalitat durante la tragedia en la que murieron 16 personas.
Reproducimos el texto de la carta en su integridad.
No tenim por
Mañana viernes recordamos a las víctimas de los atentados de los 17 de agosto del 2017. Recordamos unos hechos trágicos que sacudieron el país y que situaron Barcelona, Cambrils, Alcanar, Ripoll y Subirats en el centro de la atención mundial.
Con este escrito queremos recordar a las víctimas mortales, los heridos y sus familias, y a todas las personas inocentes que sufrieron las consecuencias de la intolerancia y el fanatismo.
También es un día para recordar a la ciudadanía de Cataluña, los miles de personas que salieron a la calle para decir en el mundo “No tenim por”. Una ciudadanía que decidió no doblegarse ante la violencia, que no cedió a la amenaza y que espontáneamente fue recuperando las calles reconvirtiéndolas en un espacio de convivencia.
Donde unas horas antes había muerte, silencio y vacío, la gente recuperó la calle para hacer un espacio de paz y libertad. Una vez más, Barcelona y Cataluña mostraron al mundo su cara más solidaria, más cívica y más humana.
Aquel día recibimos la solidaridad del mundo entero. También es un buen momento para recordar la profesionalidad y la entrega de los servidores públicos. Los Mossos d'Esquadra y el resto de las fuerzas policiales, Guardia Urbana, servicios de emergencias médicas, Protección Civil, servicios sociales y todos los voluntarios que se volcaron para ayudar en lo que hiciera falta.
El Govern y la Policía sabían (sabíamos) que un hecho como este podía suceder y que había que estar preparados. Otras ciudades como Madrid, París, Londres, Bruselas o Nueva York ya habían sufrido ataques yihadistas.
Desde el año 2015, la alerta terrorista en el Estado se había establecido en un nivel de 4 sobre 5. La policía de Cataluña destinaba entonces un 35 por ciento de sus efectivos a la investigación y la lucha antiterrorista. Se trabajaba en diferentes programas para detectar y evitar estos procesos de radicalización. A pesar de todo estos esfuerzos, fue imposible detectar y evitar este atentado. Este es, sin duda, uno de los principales retos futuro que tenemos como país en el campo de la seguridad. Habrá que seguir trabajando en la prevención, en la detección de la radicalización y en la construcción de una sociedad integradora y respetuosa de la pluralidad de los valores que la conforman. Sólo desde un trabajo transversal e interdepartamental podremos alcanzar estos objetivos.
Nos podemos sentir satisfechos de la capacidad reactiva que tuvieron los Mossos d'Esquadra, en coordinación con el resto de las fuerzas de seguridad, y la colaboración con las policías locales. Los diferentes operativos que se activaron desde el momento que se produjo el atentado permitieron que al cabo de cinco días pudiéramos dar por desactivada la célula terrorista. Eso no es una casualidad, es el fruto de muchos años de trabajo, de creer firmemente que la seguridad de un país es uno de los pilares que garantizan su libertad. Nos tenemos que remontar unos cuantos años atrás, cuando, a diferencia de la gran mayoría de las comunidades, Cataluña creyó en la necesidad de tener un modelo propio de seguridad. Muchas promociones de policía y representantes políticos lo han creído y lo han hecho posible.
El 17 de agosto se hizo evidente que Cataluña tenía una policía equiparable a los mejores cuerpos policiales del mundo. Quien mejor lo entendió fue la sociedad catalana. Nunca se había visto una comunión tan grande entre la policía y la ciudadanía como en el transcurso de los actos de apoyo a las víctimas que se vivió durante aquel agosto. Nunca el cuerpo de Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona han recibido un homenaje tan sentido.
Los Mossos hicieron un gran trabajo, pero queremos denunciar la falta de colaboración del Estado y de algunos de sus organismos. No podemos cerrar los ojos ante la información que nos llega del sumario del 17 de agosto y que evidencia la estrecha relación entre el imán de Ripoll, el líder ideológico del atentado, y el CNI. El respeto a las víctimas, el respeto a la ciudadanía y a la transparencia obliga al Estado español a responder a estos interrogantes y explicar la verdad.
Para acabar, queremos reiterar de nuevo el apoyo a las víctimas y sus familias. Pocos días después del atentado vimos una imagen que simbolizaba la concordia y la paz social que todos nosotros deseamos. Es la imagen de los padres de uno de los niños muertos en la Rambla abrazándose al imán de Rubí. Era la imagen de la reconciliación, del diálogo y la fraternidad, el único camino que entendemos que puede acabar con la intolerancia, el frentismo y los conflictos.
Este texto ha sido firmado por Dolors Bassa, Jordi Cuixart, Carme Forcadell, Joaquim Forn, Oriol Junqueras, Raül Romeva, Josep Rull, Jordi Sànchez y Jordi Turull.