No se trata de una labor unilateral. Los agentes del CNI interrogan a decenas de yihadistas en el norte de Siria sobre sus vínculos con España, pero lo hacen bajo la supervisión de los servicios de Inteligencia marroquíes. Se trata de una campaña conjunta para conocer las redes que las organizaciones terroristas tienen en España y Marruecos, sus vías de financiación y los contactos entre individuos radicalizados. El objetivo: mantener la iniciativa en la lucha antiterrorista contra el Estado Islámico, Al Qaeda o cualquier de sus sucursales.
El fenómeno yihadista no tardó en dar el salto a todo el mundo. Los atentados contra las torres gemelas del 11 de septiembre de 2001 pusieron de manifiesto una realidad que, hasta entonces, había permanecido oculta (salvo a ojos de los principales expertos en yihadismo). Ahora, la amenaza es global. Y el intercambio de información con países aliados es un elemento crucial para combatir esa amenaza.
España, por su posición geográfica, representa un doble papel fundamental: integrada en la Unión Europea, forma parte de sus estructuras de lucha antiterrorista en niveles policiales, militares y de información; pero, además, representa la frontera con Marruecos, uno de los países donde más se concentra el trabajo contra el yihadismo.
Las relaciones entre España y Marruecos en materia de lucha antiterrorista atraviesan un buen momento. No es casual que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, escogiese visitar Rabat en uno de sus primeros viajes al extranjero. "Seguiremos cooperando tan estrechamente como hasta ahora, poniendo todos los medios para garantizar un control de los flujos migratorios, en términos de seguridad, proporcionalidad y razonabilidad", señaló Marlaska tras la reunión que mantuvo con su homónimo marroquí, Abdelouafi Laftit.
Cooperación bilateral
Esa cooperación se produce en varios niveles. La Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN) marroquí cuenta con un departamento de lucha contra el terrorismo que opera tanto dentro como fuera de sus fronteras. De hecho, la institución se caracteriza por el dominio de información en materia de yihadismo del mundo árabe.
Uno de los escenarios en los que operan los agentes marroquíes es en Siria, epicentro sobre el que se sostiene el califato físico impuesto por el Estado Islámico. En el territorio también se mueven otras organizaciones terroristas, como Jabhat Fateh al-Sham -antes conocida como Frente Al Nusra y sucursal de Al Qaeda-.
Tal y como adelantó EL ESPAÑOL, el CNI cuenta con varios agentes sobre el terreno que interrogan a decenas de yihadistas para conocer sus vínculos con España. Algunos de ellos, incluso, son de nacionalidad española: según el Departamento de Seguridad Nacional (DSN), 223 ciudadanos españoles o residentes en nuestro país, hombres y mujeres, se han incorporado en las filas de organizaciones terroristas para combatir en Siria o Irak.
Operaciones conjuntas
Los servicios secretos españoles tratan de saber cuáles son sus vías de financiación, si tienen contactos dentro de nuestras fronteras, si guardan alguna relación con terroristas reconocidos asentados en la Unión Europea. Pero toda esa labor está bajo la supervisión de los agentes marroquíes, que cuentan con una amplia infraestructura sobre el terreno. De hecho, son los servicios marroquíes los que llevan el peso principal en la operación.
En los últimos cuatro años, los cuerpos policiales españoles y marroquíes han coordinado una veintena de operaciones para la detención de personas relacionadas con el yihadismo. El último operativo tuvo lugar el pasado 1 de agosto, cuando la Guardia Civil detuvo a dos individuos en Cataluña integrados en una célula dedicada a la captación de yihadistas. Los dos detenidos eran naturales de Tetuán y Tánger (Marruecos).
También tenían lazos con Marruecos los miembros de la célula yihadista de Ripoll, que el 17 de agosto de 2017 perpetraron los atentados de Barcelona y Cambrils, que se cobraron la vida de 16 víctimas. Buena parte del trabajo de los investigadores se dedicó a reconstruir los movimientos del imán Abdelbaki es Satty, en las inmediaciones de Chauen, de donde él procedía.
El CNI trata de evitar que los yihadistas golpeen de nuevo en España o a los intereses españoles. La prevención, por tanto, se convierte en materia obligatoria para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Esa es la premisa que heredaron de la lucha contra ETA y que ahora llevan a cabo allí donde el enemigo es fuerte, incluido el norte de Siria.