"Hemos querido enviar un mensaje claro a las organizaciones criminales que trafican con personas: la migración ordenada, segura y legal es posible, pero no la ilegal y violenta", ha afirmado el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la comisión celebrada en el Congreso de los Diputados en la que ha dado explicaciones sobre política migratoria. Su comparecencia ha girado en buena medida en torno a la devolución de 116 personas a Marruecos tras saltar la frontera de Ceuta. Sobre ellas, ha afirmado, que "no solicitaron protección internacional".
Marlaska ha incidido en la "gran violencia" que utilizaron los "irregulares" en su salto a la valla en los saltos del 26 de julio y del 22 de agosto: radiales, lanzallamas caseros, cal viva y botellas llenas de excrementos. Ha señalado que lo hicieron de modo "organizado" y que a tales efectos se desplegaron todos los medios necesarios para responder al salto, además del despliegue de 60 efectivos más de la Guardia Civil en apoyo a la frontera.
"Hasta hace poco, la atención de la UE sobre esta ruta migratoria ha sido poca -ha señalado el ministro-. Por dos motivos: porque reflejaba un flujo menor respecto a otras rutas migratorias y por la escasa colaboración de la anterior administración [en referencia al Gobierno de Mariano Rajoy]".
"La obligación de este Gobierno es responder y actuar, porque es el sur de España pero también es el sur de Europa", ha añadido Marlaska, que ha añadido la "importancia" de cooperar con terceros Estados. "Nuestra labor preventiva se desarrolla en países de origen y tránsito".
Desde que Fernando Grande-Marlaska asumiera la dirección del Ministerio del Interior se han producido dos saltos masivos a la valla de Ceuta. El primero tuvo lugar el 26 de julio, cuando cerca de 600 personas se lanzaron sobre la frontera de la Ciudad Autónoma, en un episodio en el que resultaron heridos 22 guardias civiles. Este martes, el Instituto Armado detuvo a 10 migrantes en el CETI de Ceuta por organizar el salto, a los que se les imputaron atentados a agentes de la autoridad, daños y pertenencia a organización criminal.
El otro episodio ocurrió la semana pasada, el 22 de agosto. 116 personas lograron saltar la valla y siete agentes resultaron heridos. Todos los migrantes fueron devueltos a Marruecos tras la aplicación de un acuerdo entre Madrid y Rabat de 1992 que se venía incumpliendo de forma sistemática desde entonces. "Ninguna de estas personas llegó a pedir protección internacional", ha sostenido el ministro de Interior.
Grande-Marlaska, poco después de asumir la dirección de Interior, anunció su intención de retirar las concertinas de las vallas. Los agentes desplegados en la zona mostraron su escepticismo y pidieron que se les dotase de material antidisturbios para responder a los saltos.